31/8/24

DOMINGO 01 DE SEPTIEMBRE : VIGESIMO TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En el pasaje evangélico que leemos este domingo, Jesús nos remite a nuestro corazón, pues de él brota lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Un corazón puro es el secreto de una persona unificada y libre. Según Søren Kierkegaard, un corazón puro es el que solo quiere una cosa: Dios y su voluntad.

La pureza de corazón es la integridad absoluta capaz de vencer los deseos que debilitan y dividen. Un corazón puro es un corazón receptivo, fiel, recto, confiado, valiente, firme y fuerte.

La impureza de corazón consiste en separarse de Dios. Un corazón impuro nunca está satisfecho; desea conseguir siempre más, pero contando con sus propios recursos. La impureza de corazón mancha, corrompe la conciencia, destruye la coherencia de vida y conduce a la muerte espiritual. Esta impureza puede adoptar muchas formas. Cualquiera que sea la fuerza o la idea que dirige nuestra vida, si no es Cristo, entonces estamos viviendo en la impureza.

Jesús le dio mucha importancia a la pureza del corazón; incluso la hizo objeto de una bienaventuranza. Pero, ¿cómo alcanzarla? Las enseñanzas evangélicas nos ayudan a ello. Por su parte, el apóstol san Pedro nos habla en su primera carta de purificar nuestra alma «por la obediencia a la verdad hasta amaros unos a otros como hermanos […] con una entrega total». Las pruebas de la vida tienen también un efecto purificador cuando se viven con fe.

El apóstol Juan habló de esto en términos similares: «Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos; pero sabemos que cuando él aparezca, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Todo el que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él mismo es puro» (1 Jn 3,2-3).

A quienes se empeñan en este propósito, siempre bajo el respetuoso impulso y la ayuda de la gracia, se les promete como recompensa poder ver a Dios.

Fray Manuel Ángel Martinez Juan
Convento de San Esteban (Salamanca)

LECTURAS DEL DOMINGO 01-09-2024 VIGESIMO TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Primera Lectura

Lectura del Libro del Deuteronomio 4, 1-2. 6-8

Moisés habló al pueblo, diciendo:
«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndose, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.
No añadáis nada a lo que yo os mando ni suprimáis nada; observaréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy.
Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán: “Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente, esta gran nación”.
Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
Y, ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy?».

                                      Es palabra del Señor

Salmo

Sal. 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5 R: Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

El que procede honradamente y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.

El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. R/.

El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.



Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol Santiago 1, 17-18. 21b-22. 27

Mis queridos hermanos:
Todo buen regalo y todo don perfecto viene de arriba, procede del Padre de las luces, en el cual no hay ni alteración ni sombra de mutación.
Por propia iniciativa nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas.
Aceptad con docilidad esa palabra, que ha sido injertada en vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas.
Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos.
La religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre es esta: atender a huérfanos y viudas en su aflicción y mantenerse incontaminado del mundo.

                  Es palabra del Señor

REFLEXION

  • Iª Lectura: Deuteronomio (4,1-8): La grandeza de los mandamientos

 El libro del Deuteronomio, que es uno de los más famosos de la Torá judía, el Pentateuco cristiano, nos ofrece una bella lectura que nos habla de la grandeza de los mandamientos de Dios. Este libro tuvo una historia muy movida, ya que parece que estuvo escondido (al menos una parte) en el Templo de Jerusalén por miedo a las actitudes antiproféticas de algún rey de Judá, hasta que Josías (s. VII a. C), un gran rey, abrió las puertas de la reforma religiosa. Entonces, los círculos proféticos volvieron sus ojos a este libro, que recogía tradiciones religiosas muy importantes.

 La lectura de hoy era el comienzo del libro en aquella época y se invita al pueblo a considerar con sabiduría los mandamientos de Dios. Porque los mandamientos no deben ser considerados como prohibiciones, sino como la forma en que Dios está cerca de su pueblo y por ello éste debe escucharlo, servirlo y buscarlo. La lectura nos invita, pues, a no avergonzarnos de los mandamientos cuando en ellos se expresa su voluntad salvífica. Es verdad que los mandamientos se entienden, a veces, en sentido demasiado legalista y, entonces, a algunos, les parecen insoportables. Y será Jesús quien libere los mandamientos de Dios de ser una carga pesada, con objeto de acercar a Dios a todos nosotros.

  • IIª Lectura: Santiago (1,17-27): Abrirse a los dones divinos

 La carta de Santiago recoge la enseñanza de los dones de Dios. Su comparación con los astros del cielo que se eclipsan en momentos determinados, no afecta al Padre de las luces. Es un texto lleno de claves sapienciales en la mejor tradición de la teología judía. Dios ha querido darnos los dones verdaderos y se revelan, para el autor de la carta, en la palabra de Dios.

 Valoramos aquí una legítima teológica de la palabra, ya que en ella está la salvación. Es una palabra que opera la salvación de nuestro corazón y de nuestras mentes. Es verdad que pide, para que pueda salvarnos, ponerla en práctica. Sabemos que la carta de Santiago es de una efectividad incomparable, como sucede en su discusión sobre la fe y las obras. ¿Cómo es posible ponerla en práctica? Atendiendo a los que nos necesitan: a los huérfanos, viudas y los que no tienen nada. Y eso, por otra parte, es la verdadera religión, es decir, la verdadera adoración de Dios.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)


EVANGELIO DOMINGO 01-09-2024 SAN MARCOS 7, 1-8a, 14-15, 21-23 XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas).
Y los fariseos y los escribas le preguntaron:
«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con las manos impuras?».
Él les contestó:
«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:
“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».
Llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.
Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».

                                           Es palabra del Señor

REFLEXION

 El evangelio, después de cinco domingos en que hemos estado guiados por Jn 6, retoma la lectura continua del segundo evangelio. El tema es la oposición entre mandamientos de Dios y tradiciones humanas. La cuestión es muy importante para definir la verdadera religión, como se ha puesto de manifiesto en la carta de Santiago. El pasaje se refiere a la pregunta que los fariseos (cumplidores estrictos de la tradiciones de los padres) plantean a Jesús, porque algunos seguidores suyos no se lavan las manos antes de comer. La verdad es que esta es una buena tradición sanitaria, pero convertida en precepto religioso, como otras, puede llegar a ser alarmante. Es el conflicto entre lo esencial y lo que no lo es; entre lo que es voluntad de Dios y lo que es voluntad de los hombres en situaciones religiosas y sociales distintas.

 Este conjunto de Mc 7,1-23 es bastante complejo y apunta claramente a una redacción y unificación de tradiciones distintas: unas del tiempo de Jesús y otras posteriores. Son dos cuestiones las que se plantean: 1) la fidelidad a las tradiciones antiguas; 2) el lavarse las manos. En realidad es lo primero más importante que lo segundo. El ejemplo que mejor viene al caso es el de Qorbán (vv.9-13): el voto que se hace a Dios de una cosa, por medio del culto, lo cual ya es sagrado e intocable, si no irreemplazable. Si esto se aplica a algo necesario a los hombres, a necesidades humanas y perentorias, parece un “contra-dios” que nadie pueda dispensar de ello. Si alguien promete algo a Dios que nos ha de ser necesario para nosotros y los nuestros en tiempos posteriores no tendría sentido que se mantenga bajo la tradición del Qorbán. Los mismos rabinos discutían a fondo esta cuestión. La respuesta de Jesús pone de manifiesto la contradicción entre el Qorbán del culto y el Decálogo (voluntad de Dios), citando textos de la Ley: Ex 20,12;21,17;Dt5,16;Lv 20,9). Dios, el Dios de Jesús, no es un ser inhumano que quiera para sí algo necesario a los hombres. Dios no necesita nada de esas cosas que se ponen bajo imperativos tradicionales. La religión puede ser una fábrica inhumana de lo que Dios no quiere, pero si lo quieren los que reemplazan la voluntad de Dios para imponer la suya.

 Los mandamientos de Dios hay que amarlos, porque los verdaderos mandamientos de Dios son los que liberan nuestras conciencias oprimidas. Pero toda religión que no lleva consigo una dimensión de felicidad, liberadora, de equilibrio, no podrá prevalecer. Si la religión, de alguna manera, nos ofrece una imagen de Dios, y si en ella no aparece el Dios salvador, entonces los hombres no podrán buscar a ese Dios con todo el corazón y con toda el alma. La especulación de adjudicar cosas que se presentan como de Dios, cuando responden a intereses humanos de clases, de ghettos, es todo un reto para discernir la cuestión que se plantea en el evangelio de hoy. Esta es una constante cuando la religión no es bien comprendida. Jesús lo deja claro: lo que mancha es lo que sale de un corazón pervertido, egoísta y absurdo. La verdadera religión nace de un corazón abierto y misericordioso con todos los hermanos.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

30/8/24

EVANGELIO SABADO 31-08-2024 SAN MATEO 25, 14-30 XXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.
Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:
“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
El señor le respondió:
“Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».

                           Es palabra del Señor

REFLEXION

Todos nuestros talentos son un regalo que nuestro Dios nos hace. ¿Qué tenemos que hacer con ellos? Como Jesús es nuestro Maestro y Señor, y nuestro Modelo, podemos afirmar que con nuestros talentos debemos hacer lo mismo que Jesús hizo con los suyos. Gastó y desgastó su vida en favor nuestro. Entregó su vida para enseñarnos el camino a seguir para encontrar el sentido y la esperanza en nuestros días y en nuestras noches.

Eso mismo debemos hacer nosotros. Gastar y desgastar nuestra vida ayudando a nuestros hermanos. Y, como cristianos, la primera ayuda que les debemos ofrecer es anunciarles el evangelio de Jesús. La mejor noticia de todos los tiempos. En el fondo es hacer caso al mismo Jesús en su mandamiento primero: “Amaos unos a otros como yo os he amado”.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

29/8/24

EVANGELIO VIERNES 30-08-2024 SAN MATEO 25, 1-13 XXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las prudentes:
“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.
Pero las prudentes contestaron:
“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
Señor, señor, ábrenos.
Pero él respondió:
“En verdad os digo que no os conozco”.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

                                    Es palabra del Señor

REFLEXION

El evangelio de hoy es una invitación de Jesús –una de las muchas que aparecen en los evangelios- a la vigilancia. En esta ocasión habla de la llegada del Reino, y el contexto es el de una celebración de bodas, es decir, fiesta y alegría. Y en ese clima festivo la presencia de diez jóvenes que salen a esperar al esposo, y que sin duda pensaban participar de la gran fiesta. Sin embargo no acuden en las mismas condiciones a esa espera. Unas tuvieron en cuenta todo lo que podía ser necesario para asegurarse de que, cuando el novio llegara, ellas estarían preparadas para entrar con él al banquete. Las otras parece que no pensaron en ello. El novio se retrasa y unas y otras se duermen. Cuando por fin llega el novio surge el problema…

Sin entrar en disquisiciones sobre lo que puede significar el aceite, lo que si podemos deducir, tal vez, es que no todas tenían el mismo grado de interés en ese encuentro con el “novio”. Y el interés no se puede prestar ni compartir.

La llamada de Jesús a estar vigilantes nos da las claves para poder comprender y llevar a la vida este texto. Es cierto que se puede vigilar por motivos muy diversos, entre ellos la prudencia o el miedo… pero el contexto de la parábola no nos permite suponer esas motivaciones. Se trata de la llegada del Reino, de nuevo escenificado en un banquete al que estamos invitados.

Esperar vigilantes la llegada del “novio”, del Señor, significa vivir desde el deseo y la esperanza de encontrarse con Él, de descubrir en la relación con Él el sentido de nuestra vida.

Ojalá esa llamada a la vigilancia nos despierte y nos ayude a caminar paso a paso, cada día de nuestra vida, en el seguimiento del Señor Jesús.

Hna. Gotzone Mezo Aranzibia O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo

28/8/24

29 DE AGOSTO : EL MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA

 





Flavio Josefo, historiador judío, nos dice que Juan Bautista enardecía a mucha gente con su predicación. Al enterarse Herodes, temió que pudiera organizarse alguna revuelta y le destronasen a él. Anticipándose, mandó detenerlo y después matarlo.

Como resaltaba ya San Agustín de Hipona, San Juan Bautista es el único santo que es festejado no sólo en su muerte sino también en su nacimiento, al igual que Jesús y su Madre, María. Más aún, esta tradición duplicada se ha mantenido incluso en las últimas reformas conciliares en tiempos de Juan XXIII y Pablo VI. En concreto el martirio se celebraba ya desde el siglo IV de nuestra era.

De Juan Bautista dice San Beda el venerable: «El santo precursor del nacimiento, de la predicación y de la muerte del Señor mostró, en el momento de la lucha suprema, una fortaleza digna de atraer la mirada de Dios, ya que, como dice la Escritura, la gente pensaba que cumplía una pena, pero él esperaba de lleno la inmortalidad...

»No debemos poner en duda que San Juan sufrió la cárcel y las cadenas y dio su vida en testimonio de nuestro Redentor, de quien fue precursor, ya que, si bien su perseguidor no lo forzó a que negara a Cristo, sí trató de obligarlo a que callara la verdad; ello es suficiente para afirmar que murió por Cristo. […]

Martirio de Juan

La historia de Israel tenía la experiencia de que todo profeta, que hablaba en nombre de Dios y denunciaba el pecado y la injusticia del pueblo y a sus dirigente, ponía en peligro la propia vida y acababa sellando la palabra con la sangre.

Juan Bautista, voz profética, llegó a tener una gran autoridad ante sus oyentes y muchos en su pueblo se convertían. Les llegaba muy hondo el mensaje del nuevo profeta: justicia para con los hombres y devoción para con Dios. El programa de Juan era religioso y sin fines políticos, sin embargo, Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, lo encarcela y lo mata; ¿por qué?

Flavio Josefo, historiador judío, nos dice que Juan Bautista enardecía a mucha gente con su predicación y su estilo personal. Al enterarse Herodes, temió que pudiera organizarse alguna revuelta, como las que surgían entonces de vez en cuando, y le destronasen a él. Por eso, anticipándose y curándose en salud, mandó detener a Juan, posiblemente en la región de Perea, lo encarceló en Maqueronte, fortaleza situada al Este del mar Muerto, y después lo mandó matar.

Más tarde fue derrotado por Aretas IV, rey de Petra, que así vengó a su hija abandonada por Herodes para casarse con Herodías. Los judíos interpretaron dicha derrota como castigo de Dios por haber matado a Juan Bautista (cf. Antigüedades judías, 18).

Lucas tiene una cierta coincidencia con Flavio Josefo, pues dice que la gente le preguntaba a Juan: ¿Qué tenemos que hacer? Y su respuesta implicaba obligaciones de solidaridad y justicia con los demás; no bastaba ir al templo a orar y ofrecer sacrificios.

Pero además llegaban a hacerle esa misma pregunta otros colectivos muy representativos de la sociedad, como eran los recaudadores de impuestos y los soldados. Ya el hecho de que acudieran al profeta judío y le pidiesen consejo podía preocupar a Herodes; si, además, recibían órdenes de él y le obedecían, la cosa era más alarmante (cf. Le 3, 10-15). […]

El Evangelio de Marcos, que leemos en la fiesta de hoy, nos aporta un motivo más directo y personal de la muerte de Juan, que puede completar el de Flavio Josefo. Juan, como buen profeta, en su predicación no sólo hace análisis de una sociedad injusta, sino que sus denuncias también afectan a los gobernantes. «No te es lícito tener la mujer de tu hermana,, Hay que tener valentía y ser muy libre para gritar la verdad cruda e hiriente al poderoso.

Aunque Herodes lo respetaba e incluso temía al pueblo, que tenía a Juan por profeta, su esposa Herodías le odiaba y esperaba la ocasión propicia para eliminarlo. El drama está servido en molde veterotestamentario: recuerda al rey Ajab y a su esposa Jezabel, que odiaba a Elías y estaba dispuesta a matarlo (cf. 1R 18-19).

La ocasión se la ofreció «en bandeja», nunca mejor dicho, su propia hija, al bailar en la fiesta y obtener el juramento de Herodes para que le pidiese hasta la mitad de su reino (cf. Est 5, 3,6; 7, 2). El gesto ha quedado inmortalizado por los artistas que reproducen tantas veces la bandeja con la cabeza del Bautista.

Los discípulos recogieron el cadáver y lo enterraron...

Seguidores de Juan Bautista

Muchos discípulos de Juan se hicieron después discípulos de Jesús, pero otros muchos siguieron con su bautismo y afirmaban que el enviado de Dios y verdadero profeta, si no el Mesías, era Juan Bautista.

Por eso, se impuso el realizar en las comunidades cristianas una revisión de Juan, su mensaje y su movimiento. Había que poner a Juan en su sitio como «precursor», y a Jesús y al bautismo cristiano como continuación y perfeccionamiento de la obra de Juan (cf. Hch 1, 4 ss,; 2, 38; 11, 16). Juan ha sido superado (cf. Lc 1-2; 7, 28) y es el «amigo» y »testigo» de Jesús (Cf. Jn 3, 29; 15, 15; 1, 15.33).

Enterrado en Samaria, hacia el 362 los paganos profanaron el sepulcro de San Juan Bautista y quemaron sus restos, Unos monjes salvaron parte de los mismos y los remitieron a San Atanasio de Alejandría y aparecen en una iglesia entre las ruinas de Serapeum. Hoy día se guardan sus restos en Mira (Turquía), en una mezquita, venerados recientemente por el papa Juan Pablo II. Sus reliquias, muy apreciadas por los monjes, se expandieron por todas partes, lo mismo que su devoción; llegando a multiplicarse las cabezas, manos, dedos y hasta se conserva sangre en ampollas. También cultivaron su devoción los militares de los primeros siglos, que lo veneraban como defensor de la ortodoxia. Se encontró una cabeza del santo en Constantinopla, en la capilla familiar de Teodosio.

Incluso hoy existen innumerables iglesias nuevas en África que se amparan bajo su patrocinio.

Juan Bautista Lobato Fernández

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),

EVANGELIO JUEVES 29-08-2024 SAN MARCOS 6, 17-29 XXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.
Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».
Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».
Ella salió a preguntarle a su madre:
«¿Qué le pido?».
La madre le contestó:
«La cabeza de Juan el Bautista».
Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».
El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.
Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

                             Es palabra del Señor

REFLEXION

Herodes respetaba al Bautista y le tenía en gran consideración porque era muy consciente de que Dios hablaba y actuaba en él y por él. Y esto, a pesar de que continuamente el Bautista le reprochaba sus malas acciones, su adulterio... Pero, a la hora de la verdad, su propia dinámica de poder corrupto, su egoísmo, el “quedar bien” y una lascivia desenfrenada y absurda le hicieron caer en el sinsentido más absoluto. Y se olvidó del Dios en quien decía creer. Y se olvidó de su Justicia, de su Verdad y mandó matar al Bautista.

Herodes es un prototipo perfectamente actual y, probablemente, alguna vez nosotros nos hemos comportado como él... o al menos nos lo hemos planteado. Es muy fácil “dejarse llevar” por mis apetencias personales aun a costa de ser muy conscientes de lo que Dios quiere de mí y que es, sin duda, lo que más me hacer crecer en fe y santidad.

Juan el Bautista, al contrario, era, en toda la extensión de la palabra, un Profeta Santo de Dios. Toda su vida fue una entrega generosa sin importarle las consecuencias. Es seguro que tendría momentos de temor o incertidumbre, pero Dios estaba con Él, hablaba por Él y, animado por la Gracia, no desfalleció nunca.

El testimonio de Juan el Bautista tendría que hacernos reflexionar sobre lo que significa creer en Dios y dar testimonio de la Verdad en un mundo demasiado aferrado a la mentira y la hipocresía. Jesús, que se hizo hombre por nosotros y para nosotros, está en lo más profundo de nuestro ser y nos llama a ser santos y profetas ante nuestros hermanos los hombres.

“Vemos esta gran figura (Juan el Bautista), esta fuerza en la pasión, en la resistencia contra los poderosos. Preguntamos: ¿de dónde nace esta vida, esta interioridad tan fuerte, tan recta, tan coherente, entregada de modo tan total por Dios y para preparar el camino a Jesús? La respuesta es sencilla: de la relación con Dios, de la oración, que es el hilo conductor de toda su existencia. Juan es el don divino durante largo tiempo invocado por sus padres, Zacarías e Isabel (cf. Lc 1, 13); un don grande, humanamente inesperado, porque ambos eran de edad avanzada e Isabel era estéril (cf. Lc 1, 7); pero nada es imposible para Dios (cf. Lc 1, 36). [...] Toda la vida del Precursor de Jesús está alimentada por la relación con Dios, en especial el período transcurrido en regiones desiertas (cf. Lc 1, 80); las regiones desiertas que son lugar de tentación, pero también lugar donde el hombre siente su propia pobreza porque se ve privado de apoyos y seguridades materiales, y comprende que el único punto de referencia firme es Dios mismo”.

Benedicto XVI. Audiencia de 29 agosto de 2012 en Castelgandolfo

D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)

27/8/24

EVANGELIO MIERCOLES 28-08-2024 SAN MATEO 23, 27-32 XXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús dijo:
«Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas!" Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».

                                                 Es palabra del Señor

REFLEXION

Un verdadero seguimiento al Maestro nos realiza, performa, cosa que no hace la sola información del mismo. Se trata de coordinar lo que se emite con los labios y los quereres del corazón. De no ser así, la disonancia de vida está servida con lo que ello implica: vida desordenada afirmará sin paliativos el evangelizador de los gentiles a los Tesalonicenses de cualquier lugar y tiempo.

Ponerse el traje de cristiano los Domingos o días festivos es sinónimo de echar margaritas a los cerdos, quedarse en un mero cumpli-miento, que no deja de ser una carga, un no vivir y experimentar al Señor Jesús como lo que es: Razón y sentido de vida.

Por eso, como afirma el salmista: «Dichoso el que teme al Señor», el que comprende en su cada hoy que se le regala que seguir al Maestro de Nazaret es camino de libertad, de fiesta… De ahí ese temor “sano” a ser viandante de sus propuestas.

Para llevar a cabo esta invitación, es necesario poner sobre el tapete la verdad de uno mismo, Es telón de fondo, para tirar a la papelera todo lo que supone actitud farisaica, como son los maquillajes (sepulcros blanqueados), la doblez de corazón (repletos de envidia y crueldad).

En definitiva, dejemos de lado todo lo que supone ojos de merluza a medio cocer, boquitas de piñón y voces aterciopeladas, es decir, lobos vestidos de abuelitas que hay que dejar depositado en su lugar correspondiente: el famoso cuento de Caperucita de Charles Perrault.

Sor Mª Ángeles Calleja O.P.
Monasterio Santa Catalina – Paterna

26/8/24

JORNADA SOBRE CULTURA VOCACIONAL

 






  El día lunes 26 recién pasado, se celebró en las salas de reuniones de nuestra parroquia y desde las 18,30, la conferencia ofrecida por el Padre Rolando Gutiérrez, encargado de la Cultura Vocacional de la Congregación de la Misión Provincia de Costa Rica, relacionada con la cultura vocacional de las familias católicas.  

EVANGELIO MARTES 27-08-2024 SAN MATEO 23, 23-26 XXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús dijo:
«Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera»
              
                                  Es palabra del Señor

REFLEXION

Los fariseos daban importancia a las cosas insignificantes, poco importantes ante Dios, y descuidaban las que verdaderamente valen la pena. Así, pagar el diezmo de los productos del campo lo hacéis, (la menta, el anís, el comino) no tiene relevancia, comparado con las actitudes de justicia y caridad que debemos mantener en nuestra vida.

Otro ejemplo; los fariseos “limpian por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están rebosando de robo y desenfreno”. Cuidan la apariencia exterior, la fachada. Pero no se preocupan de lo interior.

Estos defectos de entonces, también los podemos tener nosotros. La consigna de Jesús es que no se descuiden tampoco las cosas pequeñas: “esto es lo que habría que practicar (lo del derecho y la compasión y la sinceridad), aunque sin descuidar aquello (el pago de los diezmos que haya que pagar)”. A cada cosa hay que darle la importancia que tiene. En los detalles de las cosas pequeñas también puede haber amor y fidelidad. Aunque haya que dar más importancia a las grandes.

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.
Convento de la Virgen del Camino (León)

25/8/24

EVANGELIO LUNES 26-08-2024 SAN MATEO 23, 13-22 XXI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga”! Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?
O también: “Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga”. ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».

                            Es palabra del Señor


REFLEXION

El Evangelio nos ofrece una visión penetrante de las advertencias de Jesús a los escribas y fariseos. Estás palabras siguen siendo relevantes hoy en día. Jesús critica abiertamente a los líderes religiosos de su tiempo por su hipocresía y falta de autenticidad. Los acusa de obstaculizar el camino de otros hacia la salvación. Este es un recordatorio para todos nosotros de que nuestras acciones y palabras tienen un impacto más allá de nosotros mismos. Sí actuamos de manera hipócrita e inauténtica, podríamos estar alejando a otros de la fe, en lugar de acercarlos a Dios. Porque nuestro problema, en muchas ocasiones, es que ni comemos ni dejamos comer. 

La crítica de Jesús se dirige a la superficialidad de los escribas y fariseos. Se preocupan más por las apariencias externas y las reglas que por la verdadera esencia de la fe. Jesús señala su obsesión con los detalles menores, mientras ignoran lo que realmente importa. Este es un llamado a centrarnos en lo que realmente es central en nuestra vida de fe y no perder el tiempo en cosas superfluas y banales, muchas veces puestas como importantes para maquillar una pobre vivencia de Dios y el miedo a tener un auténtico encuentro con los demás. Jesús también aborda la cuestión de la autoridad y la responsabilidad. Los fariseos se perdieron en tecnicismos, olvidando que todo en el templo es sagrado porque Dios mismo lo hace sagrado. Esto nos recuerda que no debemos tomar a la ligera nuestras promesas o compromisos, especialmente cuando involucran a Dios o a los demás. 

En resumen, este pasaje nos desafía a examinar nuestras propias vidas y actitudes. Nos llama a ser auténticos en nuestra fe, a centrarnos en lo que realmente importa y a ser responsables en nuestras acciones y palabras. Nos advierte contra la complacencia y la hipocresía, recordándonos que estamos llamados a ser luz del mundo y sal de la tierra. No se trata sólo de seguir reglas o de mantener las apariencias, sino de vivir una vida que refleje honestidad, misericordia y ternura a imagen de Dios. 

Fr. Martín Alexis González Gaspar O.P.
Convento de Ntro. Padre Sto. Domingo (Torrent)