29/4/25

EVANGELIO JUEVES 01-05-2025 SAN JUAN 3, 31-36 SEGUNDA SEMANA DE PASCUA

 





El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.

El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

                           Es palabra del Señor

REFLEXION

Hoy escuchamos unos versículos del evangelio de Juan que parecen en clara sintonía con el relato de los Hechos de los Apóstoles de la primera lectura, y que añaden matices importantes en el modo de comprender y expresar la fe.

- El que viene del cielo está por encima de todos. Como nos dice la carta a los Hebreos, Dios se nos ha manifestado de muchas maneras a lo largo de los tiempos, a través de personas “de la tierra”, que sólo pueden hablar un mensaje “terreno”. Pero el “enviado” que viene del cielo, está por encima de todos, transmite las palabras de Dios, y da el Espíritu sin medida.

- Ese enviado es el Hijo, a quien el Padre ama y en cuyas manos lo ha puesto todo. Y eso significa que lo que “sabemos” sobre Dios, el encuentro con El, la vida que de él recibimos… se nos comunica a través del Hijo. Él es el Único mediador. Con su llegada, las mediaciones que servían como cauce de comunicación de Dios con el pueblo son ya innecesarias. Ninguna mediación -ni las anteriores ni las posteriores- tiene sentido, si no está orientada a facilitar de hecho la posibilidad de encuentro personal con el Señor Jesús. Y se aplica a todos los ámbitos: Instituciones, personas, procesos, celebraciones…

- Una última gran noticia: el que cree en el Hijo tiene ya la vida eterna. La promesa de Dios no está referida sólo al futuro después de la muerte. La vida de Dios en nosotros es ya vida eterna. ¿Vivimos, sufrimos y disfrutamos la vida de fe desde esta perspectiva? 

Hna. Gotzone Mezo Aranzibia O.P.

Hna. Gotzone Mezo Aranzibia O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo

28/4/25

EVANGELIO MIERCOLES 30-04-2025 SAN JUAN 3, 15-21 SEGUNDA SEMANA DE PASCUA

 





Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.

Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.

En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

                     Es palabra del Señor

REFLEXION

Este pasaje del Evangelio de Juan nos revela el corazón mismo de Dios: su amor incondicional por la humanidad. “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único…” Estas palabras resumen la esencia del Evangelio: Dios no es un juez distante, sino un Padre que ama sin medida y que se da completamente para nuestra salvación.

La bondad de Dios se manifiesta en su deseo de que todos tengamos vida, y vida en plenitud. No envió a su Hijo para condenarnos, sino para empoderarnos, para poner la mirada en lo bueno de cada ser humano y así sacarnos de la oscuridad y llevarnos a su luz. Es un amor que no obliga, sino que espera con paciencia, ofreciendo siempre un camino de gracia y esperanza.

Cada uno de nosotros y de nosotras está llamado a responder a este amor: abrir el corazón a la luz o permanecer en las sombras. Pero aun cuando dudamos o caemos, la misericordia de Dios nunca se apaga. Su amor sigue brillando, esperando que nos dejemos iluminar.

Dios es siempre más grande que nuestras faltas y miedos. Su bondad es un faro que nos guía y nos invita a caminar en la luz, en la confianza de que su amor nunca falla.

¿En qué situaciones encuentro caminos abiertos donde parecía no haber salida?

¿Me vence el miedo o confío en que Dios me sostiene para testimoniar su amor?

¿Estoy recibiendo el amor incondicional de Dios con confianza o con dudas?

¿Cuáles son esos obstáculos en mi corazón que me impiden vivir plenamente? ¿Estoy dispuesta a enfrentarlos y superarlos?

 Fraternidad Laical de Santo Domingo de Valencia

Fraternidad Laical de Santo Domingo de Valencia

La Fraternidad Laical de Valencia está formada en la actualidad por hermanos y hermanas con promesa solemne, con promesa simple, y con hermanos a la espera de admisión; sin embargo, desde la fundación de la misma, han formado parte de ella numerosas personas que nos han precedido en la predicación. Uno de los compromisos adquiridos comunitariamente es estudiar y compartir la Palabra de Dios para luego predicarla en la web. Contemplando la Palabra en comunidad, y poniéndola en común, elaboramos una predicación que compartimos con alegría.


EVANGELIO MARTES 29-04-2025 SAN MATEO 11, 25-30 SEGUNDA SEMANA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

                                    Es palabra del Señor

REFLEXION

Esta breve oración de alabanza, de Jesús, la imagino en un momento de alegría. Jesús va viendo que el mensaje del Reino que Él predica va calando y atrae a muchas personas. Quizá entre sus seguidores no haya muchos entendidos. Los “sabios”, orgullosos y autosuficientes, lo desprecian, quizá por envidia. Son incapaces de entender la novedad de sus palabras, la luz que Jesús aporta a la vida. Ellos prefieren agarrarse a sus leyes y a sus rituales. Muchos de ellos se conforman con el mero cumplimiento, ¿para qué más? Están seguros y no ven necesario acoger la invitación de Jesús. Por el contrario, los humildes y sencillos captan su realidad y acogen sus palabras. De ese hecho surge la alabanza a Dios que “esconde estas cosas a los sabios y entendidos y se las da a conocer a los humildes y sencillos”.

Son palabras que invitan a la humildad. Dios siempre será misterio para los hombres, pero Jesús, con sus palabras, nos va descubriendo cómo abordar y vivir todo eso que nos desborda. Quizá detrás de sus palabras se halle una verdad que los “sabios” son incapaces de captar: la fe en Jesús es un don y nunca el resultado del esfuerzo humano. Estos “sabios” creen saber lo suficiente y, por ello, son incapaces de aceptar las palabras de este galileo.

Ante él tiene a muchos hombres y mujeres que expresan el cansancio de la vida, de la búsqueda de algo más que calme la sed. Ante ellos Jesús propone “venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”. Por eso invita a cargar con su yugo y verle como modelo de quien aprender cómo vivir y cómo sufrir. Su yugo es llevadero y su carga ligera.

Al recordar hoy a Santa Catalina de Siena, siglo XIV, descubrimos un alma humilde y generosa. Su vida, como laica dominica, fue una entrega al evangelio, desde su servicio a los más pobres hasta su coraje para enfrentarse a papas, cardenales, obispos, y políticos variados, invitando a la renovación desde una vida exigente y evangélica. Fue sencilla en el amplio sentido de la palabra, sin embargo, la iglesia la reconoce como doctora y copatrona de Europa.

¿Hasta qué punto me siento responsable de la fe que he recibido y me esfuerzo por expandirla a mi alrededor?

¿Qué significa para mi cargar con el yugo de Jesús?

Fray Salustiano Mateos Gómara O.P.

Fray Salustiano Mateos Gómara O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

27/4/25

EVANGELIO LUNES 28-04-2025 SAN JUAN 3, 1-8 SEGUNDA SEMANA DE PASCUA

 





Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo:
«Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él».

Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios».

Nicodemo le pregunta:
«¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?».

Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabemos de dónde viene ni adónde va. Así es todo lo que ha nacido del Espíritu».

                         Es palabra del Señor

REFLEXION

"Nacer de nuevo" implica una transformación espiritual que se realiza a través del Espíritu Santo, y da a los creyentes el vivir una nueva vida en Cristo.

Nacer de nuevo es recibir la vida de Dios. Es un don gratuito de Dios que nos hace ser personas nuevas en Cristo. La expresión Nacer de nuevo indica la radicalidad del cambio que afecta a todo nuestro ser, y  nos  hace ver que Dios gobierna la historia en favor de su pueblo y de toda la creación. (Nicodemo fue de noche… no veía la novedad que es Cristo).

Al “nacer del agua y del Espíritu”, por el Bautismo que engendra para la vida, nos incorporamos al misterio Pascual de Cristo muerto y resucitado. 

Renovar nuestro bautismo en la Pascua es estar abiertos a la novedad del Espíritu; que como el viento no sabes de donde viene ni a dónde va; es dejar que el Espíritu nos guíe por caminos nuevos para entrar en el Reino.

Que el Espíritu te haga renacer a una nueva alegría, a la ilusión de vivir en Cristo, al gozo del evangelio, a una nueva vida comunitaria, renacer en camino sinodal a una fe inquebrantable a una caridad solícita a una fraternidad ilusionada. Amén.

Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.

Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)


26/4/25

DOMINGO 27 DE ABRIL : II DOMINGO DE PASCUA, DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA

 






Franciscoluto

En Memoria del Papa Francisco

Nos ha dejado el Papa Francisco. Un Papa cercano a la gente que ha abierto puertas y caminos. Damos gracias por su vida al servicio de la Iglesia y rezamos por el.

Compartimos una semblanza del Papa Francisco con lo más destacado de su pontificado y una reflexión sobre su legado.

 En este Segundo Domingo de Pascua, también llamado Domingo de la Divina Misericordia, contemplamos el inmenso amor de Dios reflejado en la incredulidad de Tomás. Su falta de fe lo lleva a un encuentro personal con el Cristo resucitado, a quien reconoce por las heridas de los clavos en sus manos. Finalmente, ante la evidencia de la resurrección, proclama con profunda fe: “¡Señor mío y Dios mío!”

La duda de Tomás nos invita a reflexionar sobre nuestra propia fe. Nos recuerda que sin un encuentro personal con el Resucitado, nuestra fe puede vacilar. Ser creyente no es solo aceptar una enseñanza, sino vivir la experiencia interior de un Cristo vivo y presente en nuestra vida.

Jesús sigue resucitando hoy, haciéndose presente incluso en medio de la incredulidad y del corazón cerrado de muchos. No hay barrera que su misericordia no pueda atravesar, porque su deseo es que toda la humanidad experimente, desde ahora, la alegría y la certeza de su presencia en el mundo.

Fray Felipe Santiago Lugen Olmedo O.P.

Fray Felipe Santiago Lugen Olmedo O.P.
Casa de Nuestra Señora del Rosario - Montevideo (Uruguay)


LECTURAS DEL DOMINGO 27-04-2025 ; DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA

 

Primera lectura

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 5, 12-16

Por mano de los apóstoles se realizaban muchos signos y prodigios en medio del pueblo.

Todos se reunían con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, una multitud tanto de hombres como de mujeres, que se adherían al Señor.

La gente sacaba los enfermos a las plazas, y los ponía en catres y camillas, para que, al pasar Pedro, su sombra, por lo menos, cayera sobre alguno.

Acudía incluso mucha gente de las ciudades cercanas a Jerusalén, llevando a enfermos y poseídos de espíritu inmundo, y todos eran curados.

                    Es palabra del Señor

Salmo

Salmo 117, 2-4. 22-24. 25-27a R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.

Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
El Señor es Dios, él nos ilumina. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis 1, 9-11a. 12-13. 17-19

Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba desterrado en la isla llamada Patmos a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús.

El día del Señor fui arrebatado en espíritu y escuché detrás de mí una voz potente como de trompeta que decía:
«Lo que estás viendo, escríbelo en un libro y envíalo a las siete iglesias».

Me volví para ver la voz que hablaba conmigo, y, vuelto, vi siete candelabros de oro, y en medio de los candelabros como un Hijo de hombre, vestido de una túnica talar, y ceñido el pecho con un cinturón de oro.

Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Pero él puso su mano derecha sobre mí, diciéndome:
«No temas; yo soy el Primero y el Último, el Viviente; estuve muerto, pero ya ves: vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del abismo. Escribe, pues, lo que estás viendo: lo que es y lo que ha de suceder después de esto.

                Es palabra del Señor

REFLEXION

La fe en la Resurrección no es puro personalismo

Iª Lectura: Hechos 5, 12-16

Pertenece al conjunto llamado de los sumarios, en los que Lucas presenta una visión de conjunto de la vida de la comunidad primitiva y su crecimiento. El fragmento de hoy subraya especialmente el testimonio apostólico, sobre todo a través de signos y prodigios (como lo hacía Jesús) y la reacción de los que recibían el beneficio o de los que lo presenciaban.

Fuente: Gerardo Sánchez Mielgo, OP


IIª Lectura: Apocalipsis 1, 9-19

El fragmento recoge la primera visión-vocación del profeta. El libro del Apocalipsis nos va a acompañar, como segunda lectura. durante toda la cincuentena pascual. Por eso es necesario recordar brevemente que este escrito pertenece a un género literario peculiar: a través de visiones, a veces desconcertantes y complejas en su interpretación, intenta afirmar algunas verdades fundamentales. Se recurre a ese modo de expresión para consolar en momentos difíciles y de persecución. El autor intenta mostrar o presentar al lector algunas verdades centrales: la Iglesia es perseguida como lo fue su Maestro y Señor (el Cordero degollado); en medio de la persecución es invitada a contemplar que el Cordero degollado está vivo ante el trono del Todopoderoso; por tanto, es posible mantener la fidelidad al Evangelio movidos por una gran esperanza.

Fuente: Gerardo Sánchez Mielgo, OP

 

EVANGELIO DOMINGO 27-04-2025 II DOMINGO DE PASCUA, DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA

 





Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».

Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».

Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».

Contestó Tomás:
«Señor mío y Dios mío!».

Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

                    Es palabra del Señor

REFLEXION

 El texto es muy sencillo, tiene dos partes (vv. 19-23 y vv. 26-27) unidas por la explicación de los vv. 24-25 sobre la ausencia de Tomás. Las dos partes inician con la misma indicación sobre los discípulos reunidos y en ambas Jesús se presenta con el saludo de la paz (vv. 19.26). Las apariciones, pues, son un encuentro nuevo de Jesús resucitado que no podemos entender como una vuelta a esta vida. Los signos de las puertas cerradas por miedo a los judíos y cómo Jesús las atraviesa, “dan que pensar”, como dice Ricoeur, en todo un mundo de oposición entre Jesús y los suyos, entre la religión judía y la nueva religión de la vida por parte de Dios. La “verdad” del texto que se nos propone, no es una verdad objetivable, empírica o física, como muchas veces se propone en una hermenéutica apologética de la realidad de la resurrección. Vivimos en un mundo cultural distinto, y aunque la fe es la misma, la interpretación debe proponerse con más creatividad.

 El “soplo” sobre los discípulos recuerda acciones bíblicas que nos hablan de la nueva creación, de la vida nueva, por medio del Espíritu. Se ha pensado en Gn 2,7 o en Ez 37. El espíritu del Señor Resucitado inicia un mundo nuevo, y con el envío de los discípulos a la misión se inaugura un nuevo Israel que cree en Cristo y testimonia la verdad de la resurrección. El Israel viejo, al que temen los discípulos, está fuera de donde se reúnen los discípulos (si bien éstos tienen las puertas cerradas). Será el Espíritu del resucitado el que rompa esas barreras y abra esas puertas para la misión. En Juan, “Pentecostés” es una consecuencia inmediata de la resurrección del Señor. Esto, teológicamente, es muy coherente y determinante.

 La figura de Tomás es solamente una actitud de “anti-resurrección”; nos quiere presentar las dificultades a que nuestra fe está expuesta; es como quien quiere probar la realidad de la resurrección como si se tratara de una vuelta a esta vida. Algunos todavía la quieren entender así, pero de esa manera nunca se logrará que la fe tenga sentido. Porque la fe es un misterio, pero también es relevante que debe tener una cierta racionalidad (fides quaerens intellectum), y en una vuelta a la vida no hay verdadera y real resurrección. Tomás, uno de los Doce, debe enfrentarse con el misterio de la resurrección de Jesús desde sus seguridades humanas y desde su soledad, porque no estaba con los discípulos en aquel momento en que Jesús, después de la resurrección, se les hizo presente, para mostrarse como el Viviente. Este es un dato que no es nada secundario a la hora de poder comprender el sentido de lo que se nos quiere poner de manifiesto en esta escena: la fe, vivida desde el personalismo, está expuesta a mayores dificultades. Desde ahí no hay camino alguno para ver que Dios resucita y salva.

 Tomás no se fía de la palabra de sus hermanos; quiere creer desde él mismo, desde sus posibilidades, desde su misma debilidad. En definitiva, se está exponiendo a un camino arduo. Pero Dios no va a fallar ahora tampoco. Jesucristo, el resucitado, va a «mostrarse» (es una forma de hablar que encierra mucha simbología; concretamente podemos hablar de la simbología del “encuentro”) como Tomás quiere, como muchos queremos que Dios se nos muestre. Pero así no se “encontrará” con el Señor. Esa no es forma de “ver” nada, ni entender nada, ni creer nada.

 Tomás, pues, debe comenzar de nuevo: no podrá tocar con sus manos las heridas de las manos del Resucitado, de sus pies y de su costado, porque éste, no es una “imagen”, sino la realidad pura de quien tiene la vida verdadera. Y es ante esa experiencia de una vida distinta, pero verdadera, cuando Tomás se siente llamado a creer como sus hermanos, como todos los hombres. Diciendo «Señor mío y Dios mío», es aceptar que la fe deja de ser puro personalismo para ser comunión que se enraíce en la confianza comunitaria, y experimentar que el Dios de Jesús es un Dios de vida y no de muerte.

Fray Miguel de Burgos Núñez

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

25/4/25

EVANGELIO SABADO 26-04-2025 SAN MARCOS 16, 9-15 SABADO DE LA OCTAVA DE PASCUA

 





Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.

Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.

Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.

También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.

Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.

Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

El Evangelio de este sábado de la Octava de Pascua nos pone frente a un aspecto importante de la fe. Si san Pablo afirma que «la fe nace del mensaje que se escucha» (Rom 10, 17) −es decir, por el oído−, el pasaje evangélico de hoy pone de manifiesto que esto no lo es todo. Que el anuncio de la Resurrección de Cristo debe ir acompañado del encuentro con Él, de la experiencia personal de cada creyente.

Aquellos hombres y mujeres a los que se anuncia la Buena Noticia no pueden creer a los testigos. Jesús les reclama esta reticencia, pero comprende. No castiga su incredulidad, sino que, por el contrario, se les aparece y sale a su encuentro. Es entonces cuando los envía a la misión. Porque tan importante es el anuncio y el testimonio como la promoción y el cultivo de espacios y ocasiones para el encuentro personal con Cristo. Estamos llamados a predicar a Cristo Resucitado, pero no podemos olvidar que aquellos que oirán nuestras palabras necesitarán hacerlas suyas con la experiencia íntima y personal. No habrá lo uno sin lo otro, y es fundamental ayudar y preocuparse por que lleguen a dar este paso: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo» (Jn 4, 42).

No es el anuncio de algo pasado, sino de un acontecimiento actual. No hablamos de un suceso, sino de una persona. Por eso, la finalidad del «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» no es, simplemente, informar a todos de algo nuestro, sino compartir lo que hemos visto y ha cambiado nuestras vidas para que todos lo vean y experimenten su fuerza transformadora en primera persona. 

Sor Teresa de Jesús Cadarso O.P.

Sor Teresa de Jesús Cadarso O.P.
Monasterio Santo Domingo (Caleruega)

24/4/25

EVANGELIO VIERNES 25-04-2025 SAN JUAN 21, 1-14 VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.

Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».

Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».

Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.

Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».

Ellos contestaron:
«No».

Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».

La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».

Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».

Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

El pasaje de este evangelio nos relata una nueva aparición de Jesús a algunos de sus apóstoles. Simón Pedro va a pescar y sus compañeros le acompañan. “Y aquella noche no cogieron nada”. “Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús”. Y les mandó que “echasen la red a la derecha de la barca y encontrareis”. Y la pesca fue abundante. “La echaron y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces”.

Una vez más, y las veces que sean necesarias, como acabamos de comentar, nuestras propias fuerzas para seguir a Jesús y su evangelio no son suficientes. Siempre hemos de acudir a Él para que nos regale sus fuerzas, su energía y así poder vivir el evangelio.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

23/4/25

EVANGELIO JUEVES 24-04-2025 SAN LUCAS 24, 35-48 JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».

Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu.

Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».

Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?».

Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.

Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».

Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.

Y les dijo:
«Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

                              Es palabra del Señor

REFLEXION

El relato trae las diversas dinámicas de lo que implica el encontrarse con Jesús: las dudas del corazón, la alegría, la sorpresa inaudita, el querer creer y el terror ante lo que parece “imposible”.

Tanto ayer como hoy, se narran estas experiencias en la vida de fe. Y Jesús resucitado también se aproxima de nosotros rompiendo esquemas y haciéndose muy próximo y sencillo. Encuentros comunitarios, que nos permiten vivir una misma experiencia y, al mismo tiempo, posibilitan que se consolide la fe compartida.

Pero no es una fe intimista y espiritualista, tampoco mágica… Por eso, Jesús resucitado insiste en comprender las Escrituras, en adentrarnos en el misterio de “creer”, en las implicaciones concretas ante las dificultades, los problemas y los grandes desafíos que se nos presentan. Muchas veces buscamos en la fe la posibilidad de una vida más sencilla y fácil. No es por ahí. Miremos al Maestro, en lo que vivió y en cómo fue respondiendo a cada situación que se le fue presentado.


Hna. Ana Belén Verísimo García OP

Hna. Ana Belén Verísimo García OP
Dominica de la Anunciata