25/4/25

EVANGELIO SABADO 26-04-2025 SAN MARCOS 16, 9-15 SABADO DE LA OCTAVA DE PASCUA

 





Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.

Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.

Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.

También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.

Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.

Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

El Evangelio de este sábado de la Octava de Pascua nos pone frente a un aspecto importante de la fe. Si san Pablo afirma que «la fe nace del mensaje que se escucha» (Rom 10, 17) −es decir, por el oído−, el pasaje evangélico de hoy pone de manifiesto que esto no lo es todo. Que el anuncio de la Resurrección de Cristo debe ir acompañado del encuentro con Él, de la experiencia personal de cada creyente.

Aquellos hombres y mujeres a los que se anuncia la Buena Noticia no pueden creer a los testigos. Jesús les reclama esta reticencia, pero comprende. No castiga su incredulidad, sino que, por el contrario, se les aparece y sale a su encuentro. Es entonces cuando los envía a la misión. Porque tan importante es el anuncio y el testimonio como la promoción y el cultivo de espacios y ocasiones para el encuentro personal con Cristo. Estamos llamados a predicar a Cristo Resucitado, pero no podemos olvidar que aquellos que oirán nuestras palabras necesitarán hacerlas suyas con la experiencia íntima y personal. No habrá lo uno sin lo otro, y es fundamental ayudar y preocuparse por que lleguen a dar este paso: «Ya no creemos por lo que tú dices; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es de verdad el Salvador del mundo» (Jn 4, 42).

No es el anuncio de algo pasado, sino de un acontecimiento actual. No hablamos de un suceso, sino de una persona. Por eso, la finalidad del «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» no es, simplemente, informar a todos de algo nuestro, sino compartir lo que hemos visto y ha cambiado nuestras vidas para que todos lo vean y experimenten su fuerza transformadora en primera persona. 

Sor Teresa de Jesús Cadarso O.P.

Sor Teresa de Jesús Cadarso O.P.
Monasterio Santo Domingo (Caleruega)