24/4/25

EVANGELIO VIERNES 25-04-2025 SAN JUAN 21, 1-14 VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA

 





En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, apodado el Mellizo; Natanael, el de Caná de Galilea; los Zebedeos y otros dos discípulos suyos.

Simón Pedro les dice:
«Me voy a pescar».

Ellos contestan:
«Vamos también nosotros contigo».

Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.

Jesús les dice:
«Muchachos, ¿tenéis pescado?».

Ellos contestaron:
«No».

Él les dice:
«Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».

La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo a quien Jesús amaba le dice a Pedro:
«Es el Señor».

Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos doscientos codos, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan.
Jesús les dice:
«Traed de los peces que acabáis de coger».

Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red.
Jesús les dice:
«Vamos, almorzad».

Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor.
Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado.

Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

El pasaje de este evangelio nos relata una nueva aparición de Jesús a algunos de sus apóstoles. Simón Pedro va a pescar y sus compañeros le acompañan. “Y aquella noche no cogieron nada”. “Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús”. Y les mandó que “echasen la red a la derecha de la barca y encontrareis”. Y la pesca fue abundante. “La echaron y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces”.

Una vez más, y las veces que sean necesarias, como acabamos de comentar, nuestras propias fuerzas para seguir a Jesús y su evangelio no son suficientes. Siempre hemos de acudir a Él para que nos regale sus fuerzas, su energía y así poder vivir el evangelio.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)