24/4/22

EVANGELIO LUNES 25-04-2022 MARCOS 16, 15-20 SEGUNDA SEMANA DE PASCUA

 




En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

                                                            Es palabra del Señor

REFLEXION

El texto es el final del Evangelio de San Marcos. Jesús se aparece a los once que, previamente, han hecho caso omiso de los testimonios de María Magdalena y otros discípulos que ya lo habían visto resucitado. Tras recriminarles su falta de fe, los envía a predicar: “El que crea y bautice, se salvará”. La Misión implica la Gracia y el asentimiento personal. Las dos. El encuentro con Cristo implica toda la vida del discípulo y se manifiesta en signos concretos de amor, en auténticos milagros que evidencian la gracia que les alimenta.

Este es el sentido profundo de la Pascua. Cristo está Vivo, con ellos y en ellos merced a la Gracia que se hará tangible de manera extraordinaria en el acontecimiento de Pentecostés. Por ello la Resurrección es no solo de Cristo, sino también nuestra. Es una Fe que llama a una esperanza, a un sentido nuevo y radical de la vida de los hombres.

Pero, junto al Acontecimiento, la Pascua implica la Misión. Todo cristiano, por el hecho de serlo, es un apóstol que predica en su vida la Vida. Este es por antonomasia el carisma de nuestra Orden de Predicadores: frailes, laicos, monjas y toda la familia de nuestro padre Santo Domingo. La antorcha que sostiene el perro en sus imágenes es, sin duda, un signo elocuente de la Luz Pascual que surge en un mundo oscuro y sin sentidos que merezcan la pena.

D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)