Es palabra del Señor
REFLEXION
Las horas de Jesús están contadas. Las autoridades civiles, militares y, sobre todo, religiosas, han decidido que tiene que morir y solo falta encontrar una ocasión propicia para eliminarle. Han tenido oportunidades para detenerlo, pero siempre les ha frenado el miedo a la reacción de las gentes. Jesús tiene seguidores y simpatizantes que podrían aguar las fiestas del templo y eso sería un problema. Hay que proceder con nocturnidad y alevosía y buscan el momento propicio. A esto se añade que Jesús ha resucitado a su amigo Lázaro y ver a este muerto caminando, hablando, comiendo, en definitiva: viviendo, es un fuerte golpe en su contra. Es, pues, necesario acabar también con él. Tal vez sea Lázaro ese mal colateral, necesario a los ojos de los estrategas, para lograr un golpe publicitario que ponga la situación a su favor. En esta era cibernética esto sería fácil de solucionar con unas cuantas “fake news” bien dirigidas en las redes para inclinar la opinión pública a favor del enemigo y lograr que el pueblo, puede que debamos llamarlo “populacho”, a poco que lo animemos, grite “¡Crucifícalo, crucifícalo!, tal vez sin convicción, pero sí con un aparente entusiasmo capaz de convencer a un cobarde Pilatos, a quien la vida de un judío le trae sin cuidado, con tal de conservar la paz en su finca. Y nos falta recordar a María que unge los pies del Maestro con un magnífico perfume, caro, intenso que Jesús interpreta como la unción que se aplica a su cadáver antes de depositarle en el sepulcro. María se ha anticipado a los hechos que se van a producir en breve. Pero, siempre surge un pero…, algunos de los presentes, Judas entre ellos, critican la acción y se escudan en una aparente caridad que no tienen, posiblemente, ninguna intención de ejecutar. Y ¿cómo estamos hoy?, ¿comemos con Jesús o nos escudamos en unas oraciones con las que traspasamos a Dios los problemas (-escúchanos Padre-) mientras seguimos viviendo tranquilos y contentos con nuestras mediocridades. ¿No será ahora mismo el momento de cambiar nuestro ser y actuar y acercarnos a Dios? |