Es palabra de Dios
REFLEXION
Estamos muy cercanos a su Pasión. Y una y otra vez el evangelista nos presenta la voluntad de Dios. Lo que quiere Jesús es que el mundo se salve. No ha venido a condenar sino a salvar. Estos diálogos tan cíclicos no son más que persuasivos del que viene a salvar. Cuando levantéis al Hijo del hombre sabréis que “yo soy”. Quiere que la humanidad se habitúe a la voluntad de Dios “hago lo que le agrada”. El pecado esclaviza, solo el amor libera.
Este evangelio ha sido escrito para que “creyendo tengáis vida en su nombre”.
Nuevamente el texto nos dirá que otros muchos sí acogen. Estamos en unos días privilegiados para penetrar en el misterio de Jesús, quién es en el fondo Jesús. La crucifixión no ha sido una maldición, cómo la concebían los judíos, sino que se ha convertido en la mayor muestra de su gloria. Aunque la experiencia de la cruz supuso para él cierta oscuridad y abandono, por él nos vino la Redención. Era inocente y no merecía aquella muerte. Ha sido exaltado.
A él le ha revelado el Padre celestial como nuestro Señor y Salvador. Podemos volver los ojos a Cristo crucificado y reconocer su amor por nosotros. El Papa Benedicto XVI escribió que la cruz de Cristo es la verdadera zarza que arde sin consumirse. En Jesús crucificado se nos muestra el amor de Dios que también a nosotros desea liberarnos de toda esclavitud. Levantemos nuestros ojos, cómo hace Sto. Domingo, en el fresco de Fra. Angélico, mirando al crucificado y así cómo los israelitas se curaban al mirar la serpiente, sanen en él nuestras heridas.
Jesús, el Hijo de Dios, descendió del cielo para llevarnos al cielo, a la altura de Dios por el camino del amor.
El evangelista se asombra reconociendo en la cruz el resplandor del amor, la luz de la entrega de donde brota la resurrección. No nos opongamos a este misterio de comunión y vida. La sabiduría que nos da Dios no es la sabiduría de este mundo. Es la sabiduría que va poco a poco transformando nuestra vida y nos hace cantar: en el está nuestra salvación, nuestra gloria para siempre.