Es palabra de Dios
REFLEXION
Tres son los temas que trata el evangelio de hoy: el escándalo, el perdón y la fe. Empieza por el escándalo. El que escandaliza es el que pone a alguien un obstáculo, una piedra en el camino del seguimiento de Jesús, para hacerle tropezar, para que deje esta senda. Apartar a alguien de Jesús y de su camino siempre es grave y hace mucho daño. Y para Jesús hay escándalos y escándalos. El más grave es el que se dirige a “uno de estos pequeños”… el mal que produce es mayor. Pocas palabras salen de la boca de Jesús tan duras como en las que condena este escándalo y muestra la suerte del que escandaliza: “Más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar”. La fe, la amistad con Jesús, es demasiado sublime para que alguien con sus escándalos intente apartarnos de ella.
En la misma línea, siempre para vivir el tesoro de la fe, de la amistad con Dios, Jesús pide que perdonemos al que nos ofende siete veces al día y siete veces se arrepiente. La razón la sabemos: porque eso es lo que hace nuestro Dios con nosotros. Esa suerte tenemos. No es extraño que después de lo oído a Jesús, los apóstoles le pidieran que les aumentase la fe.