En el relato del evangelio de Lucas, la tan conocida parábola del reparto de dinero a los administradores (aquí expresados en minas, moneda que equivale al importe de cien jornadas de trabajo) mientras el señor va a estar en viaje a un país lejano donde le darán el título de rey.
El relato no tiene desperdicio en ninguno de sus detalles. Pero lo que le da todo su sentido es el momento en el que Lucas lo sitúa: Jesús va camino de Galilea a Jerusalén y está próximo a llegar. La expectativa de sus seguidores es máxima ¿llegará el Reino de Dios, triunfará Jesús como mesías, salvador, rey? Es la misma pregunta que se hacen los primeros cristianos ¿está pronta la venida definitiva del Señor?, ¿cuánto hemos de esperar?, ¿qué hacer mientras tanto? Todos tenemos la tendencia a querer respuestas y la vida se nos va revelando más como un montón de preguntas que de certezas o soluciones definitivas. ¿Cuál es la clave de esa espera, qué me toca hacer a mí, concretamente?
Hoy celebramos la memoria de Santa Cecilia, mártir del siglo VI y patrona de la música. En honor a ella quisiera “leer” esta parábola en clave musical. Jesús nos habla de “producir”, dar rendimiento a todo lo que nos ha dado, que es el don de la fe y el mandato de anunciarlo, vivir el mandamiento del amor y crear fraternidad. El secreto está en cómo mantener ese Sí que le hemos dado a Dios, como creyentes, de una forma permanente en el tiempo, que nuestro sí sea un si sostenido. En música, la nota sí no puede ser alterada con un “sostenido (cuyo efecto es subir medio tono), porque dejaría de ser si y ya sería do. Es un buen ejemplo para significar que nuestro Si ha de convertirse, con la fidelidad del día a día, en Don, un don para todos, para Dios, para el Reino.
¿Cuál es la clave de esa espera, qué me toca hacer a mí, concretamente? Simplemente, ser don, darse todos y cada uno de los días de tu vida. Quizás algún día te llegue el momento de darte totalmente por ser coherente con tu fe, pero lo que siempre tendremos es el don de cada día, cada opción y decisión, cada gesto, palabra y momento vivido, desde el Evangelio. De eso nos pedirá cuentas el Señor.