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EVANGELIO MARTES 05-03-2024 SAN MATEO 18, 21-35 III SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».

Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”.

Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo:
“Págame lo que me debes”.

El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”.

Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido.

Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”.

Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.

Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

                                            Es palabra del Señor

REFLEXION

La pregunta de Pedro sobre la extensión del perdón y la subsiguiente parábola del deudor inmisericorde, nos enfrenta con una situación existencial: somos ciertamente deudores ante Dios y quizá tengamos algún deudor entre los hombres.

Pedro había oído hablar de la necesidad de perdonar. En un alarde de generosidad quiere ir mucho más allá de la Ley del Talión -ojo por ojo- y más allá también de la casuística de los rabinos que establecía un número de perdones, distintos para la mujer, los hijos, el hermano o el prójimo en general. ¿Setenta veces siete?

Jesús enseña que el perdón no es cosa de números no es matemática pura sino norma de generosidad y significa “siempre”. No se puede encerrar en números lo que debe ser impulso de un corazón lleno de amor. Jesús que manda amar como Él nos ha amado, impone la misma norma para el perdón: así hará mi Padre celestial si no perdonáis de corazón.

Perdonar de corazón significa: amar como Dios ama cuando perdona.

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.
Convento de la Virgen del Camino (León)