Después del encuentro con el joven, rico el proverbio popular: «Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos.» (Mt 19,23), brinda a Jesús la oportunidad de indicar las exigencias del seguimiento. Frente a la propuesta del Maestro es necesario dar una respuesta. La vida nos pone frente a disyuntivas que debemos afrontar. Por eso es pertinente hacerlo siendo conscientes del compromiso que asumimos. La ilusión propia del primer encuentro tiene que sopesarse con una actitud reflexiva que lleve a cuestionar lo que implica seguir a Jesús.
Es muy humano pensar en el resultado de los esfuerzos que hacemos en la vida. Por eso el Señor nos brinda la posibilidad de darnos el tiempo y el espacio para cuestionarnos y discernir. La respuesta no será solo un buen deseo sino un compromiso de esperanza. Que oportunas las palabras de Václav Havel, pensador checo: «Esperanza no es lo mismo que optimismo. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, independientemente de cómo resulte.» Que en este alto en el camino, que Jesús nos ofrece, nos ayude a renovar nuestro seguimiento desde la sabiduría que nos brinda la esperanza.