Es palabra de Dios
REFLEXION
En este prolongado e intenso Domingo de Pascua, se nos viene presentando a Jesús resucitado. Las apariciones nos hablan del cumplimiento de lo anunciado por Jesús, no atendido ni entendido antes de la Pascua y ahora esta experiencia da lugar a la misión. Una misión que es la misma de Jesucristo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».
El pasaje del evangelio de Marcos, en este final de la octava, hace una síntesis de las apariciones. Nos sitúa en el primer día de la semana y con la experiencia de encuentro con el resucitado por parte de María Magdalena. Juan nos ha contado cómo fue esa experiencia y con precisión el envío y contenido de lo que había de decir.
Lleva una buena noticia a la desesperanza de los Apóstoles, en duelo y llorando. Oyeron y no la creyeron. Una experiencia muy común. No habían creído a Jesús cuando les anunciaba su resurrección ¿iban a creer a la Magdalena? Esa dureza de corazón y de mente, solo la presencia del Resucitado la quiebra. Será él quien arranque el corazón de piedra y abra el entendimiento para comprender las Escrituras y todo lo que en ellas se dice referido a Jesús.
Esa es la experiencia de los dos que iba a una finca y Jesús, en figura de otro, les acompaña. Lucas nos lo cuenta en el capítulo 24 de su evangelio. Será al anochecer del primer día de la semana que se presentará a los encerrados por miedo y los enviará, habiéndoles antes infundido el Espíritu Santo. Una misión reconciliadora, como la de Jesús, pues no son enviados a condenar, sino a comunicar la salvación en Jesús, que se entregó a la muerte para la salvación de todos.
El anuncio es a toda la creación. Es la voluntad de salvación universal que el Padre ha manifestado, enviando su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él. Toca a cada bautizado, en el que la Iglesia está presente, manifestar a todos, en todo momento, sin exclusiones ni límites, que Dios ama a todos y que su amor, revelado por Jesucristo y en él manifestado, alcanza a todos.
¿Somos conscientes del alcance y sentido de nuestra misión?
¿Asumimos como norte de la evangelización que Dios ama a todos?