31/3/25

EVANGELIO MARTES 01-04-2025 SAN JUAN 5, 1-16 CUARTA SEMANA DE CUARESMA

 





Se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.

Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.

Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.

Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice:
«¿Quieres quedar sano?».

El enfermo le contestó:
«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».

Jesús le dice:
«Levántate, toma tu camilla y echa a andar».

Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.

Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano:
«Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla».

Él les contestó:
«El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y echa a andar”».

Ellos le preguntaron:
«¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?».

Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado.

Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:
«Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».

Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.

Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.

                           Es palabra del Señor

REFLEXION

La mirada atenta de Dios reconoce las situaciones en las que se encuentran las personas. Lo hizo con Israel, esclavo en Egipto. Lo hace Jesús, el Hijo de Dios, fiel en todo a la voluntad del Padre, con el paralítico de la piscina de Betesda.  Los clamores expresados por la voz que se eleva a Dios o en la existencia misma que clama, quedando muy claros a la vista de todos, no pasan desapercibidos para Dios. Jesús, que entra en el templo por la Puerta de las Ovejas, encuentra allí a muchos enfermos. La diversidad de situaciones queda patente. Pero sólo se dirige a uno. Dice el evangelista “Sabiendo Jesús que llevaba mucho tiempo”. Será a él a quien haga una pregunta: “¿Quieres quedar sano?”. Y la desolación se derrama ante Jesús. Hay muchos enfermos, pero al parecer todos pueden movilizarse hacia la piscina al tiempo que se remueve el agua. Este enfermo está sujeto, por la limitación física, a su camilla. Nada puede hacer, precisa ayuda. Su contestación a la pregunta es una dolorosa descripción de la frecuente actuación humana: “Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado”.

No tengo a nadie que me ayude. La soledad en medio de mucha gente. La insolidaridad que desconoce a los semejantes, incluso en situaciones similares. La desesperanza como realidad. Pero allí, ante él, se presenta el que se ha hecho solidario con toda la humanidad. Y cuando le ha formulado la pregunta, ha comenzado para él su tiempo de gracia. “Levántate, toma tu camilla y echa a andar”. Y la fe de aquel hombre responde al mandato de Jesús. La fe pone en pie y la palabra de salvación ha otorgado la fuerza para hacerlo. Aquel hombre ha experimentado que no estaba dejado de la mano de Dios.

Pero hay otro problema más: el sábado encasillado en una deformada lectura. Jesús actúa en sábado, porque todos los días están hechos para el hombre y en ellos la gracia de Dios se comunica, sana, salva. Para los judíos, para los cristianos, para todos los hombres, la tentación de etiquetar excluyendo, es muy frecuente. Jesús rompe el esquema y enseña que todos los días son ocasión de gracia y que los seres humanos estamos llamados por Dios a ser instrumentos de gracia. Ser imitadores de Dios. Aprender de las lecciones que Jesús ofrece.

¿Cómo comprendo yo el sentido temporal de la gracia?

¿Soy solidario con los dolores y expectativas de cada ser humano?

Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.

Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.
Convento de Santa Cruz la Real (Granada)