A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Es palabra del Señor
REFLEXION
Aléjate del mal, obra el bien
La lectura de hoy, nos ofrece por parte de Dios dos actitudes importantes: la misericordia y el perdón para nuestros pecados e injusticias contra el prójimo, y su apoyo y estímulo para alejarnos del mal obrar.
Porque estamos creados para alabanza de Dios, es una temeridad vivir alejados del Señor por el pecado y enfrentados con el prójimo por la injusticia. Sería, además, una desgracia irreparable morir sin la gozosa posibilidad de poder alabarle y darle gracias para siempre.
Por este motivo, la Palabra de Dios nos hace hoy una esperanzada mención de la misericordia de Dios para quien se arrepiente de sus pecados y una apremiante exhortación a convertirse al Señor.
Y todo ello para realizarlo ahora, sin dejarlo para más adelante porque, como dice San Agustín, «temo que la penitencia de un hombre enfermo, también sea ella enferma».
Jesús hace realidad este mensaje profético de misericordia y esperanza cuando afirma «que ha venido a buscar lo que estaba perdido».
Ganar la vida
Ya Jesús había dicho: El que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Consiste en aceptarlo poniendo nuestra confianza no en nosotros mismos, no en lo que somos o tenemos, sino en el amor y en el poder de Dios. Uno de los obstáculos para esta confianza en el Señor son las riquezas. Por eso, Jesús proclamó dichosos a los pobres. Son dichosos porque esta liberación que han operado en su corazón les permite tener abiertas las puertas de las riquezas del reino de Dios.
El hombre rico del evangelio no pudo responder a la mirada llena de cariño con la que le recibió Jesús. Tampoco pudo responder a su invitación: Sígueme, ven a vivir conmigo y como yo. Si no siguió a Jesús, fue porque en realidad confiaba más en sus propias riquezas que en lo que Jesús le podía aportar.
En nuestra sociedad de consumo se habla más de poseer o de placeres que de alegría. Muchos que han pretendido poseerlo todo y experimentar prematuramente todo viven en una situación de angustia, conflicto y tristeza. Sólo Dios basta.
¿Tengo alguna experiencia de la alegría que da el haber seguido la llamada de Cristo?
Pidamos al Señor mucha fe en su amor y en su poder, una fe que nos permita liberarnos de cuanto nos impide seguirle de cerca.