20/3/25

EVANGELIO VIERNES 21-03-2025 SAN MATEO 21, 33-43, 45-46 II SEMANA DE CUARESMA

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«Escuchad otra parábola:
“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.

Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.

Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.

Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.

Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.

Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”».

Le contestan:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».

Y Jesús les dice:
«¿No habéis leído nunca en la Escritura:
“La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente”?

Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.

Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

                        Es palabra del Señor

REFLEXION

Nos encontramos con esta parábola donde que apunta al rechazo y muerte de Jesús. Jesús sufrió por el rechazo de su pueblo. Hasta lloró contemplando a Jerusalén. Sus compatriotas de Jerusalén no le hicieron caso, y Jesús llora por ellos. Llora porque les ofrecía algo sublime, algo que toda persona necesitamos y no lo aceptaban. Les ofrecía vida y no la querían, les ofrecía luz y no la querían, les ofrecía verdad y no la querían, les señalaba el camino que lleva al sentido, a la esperanza y se iban por otros. En una de sus discusiones con los judíos les tuvo que decir: “No queréis venir a mí para tener vida”.

Ojalá que nosotros, cuando alguien, desde fuera o desde dentro, nos pregunte si queremos abandonar a Jesús y no hacerle caso, le podamos decir desde lo más hondo de nuestro corazón: “Señor Jesús ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna”… nos quedamos contigo.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)