Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Es palabra del Señor
REFLEXION
Una vez más en el Evangelio de hoy, que celebramos San José, se nos enseña que la fe no requiere entenderlo todo desde el punto de vista racional, sino que más allá de la razón, debemos confiar y actuar según la voluntad de Dios.
José no es un protagonista visible, pero es indispensable en el plan de Dios. Nos enseña que el servicio silencioso y la fidelidad en lo oculto tienen un valor inmenso. En un mundo que busca reconocimiento, protagonismo, “likes” y viralizaciones, José nos recuerda que lo esencial muchas veces sucede en el silencio de la entrega diaria.
Que, como San José, aprendamos a confiar en Dios más allá de nuestras incertidumbres y a responder con generosidad a Dios, incluso cuando no comprendamos del todo sus caminos. Que San José nos enseñe a vivir una fe activa, confiada y esperanzada, sabiendo que Dios nunca falla.
Como San José, ¿en qué aspectos de mi vida estoy llamado a confiar en Dios sin tener todas las respuestas?
En mi familia, en mi trabajo o en mi comunidad, ¿cómo puedo reflejar la fidelidad y el amor silencioso de San José?
¿Cuido la presencia de Dios en mi vida con la misma ternura con la que José cuidó a Jesús?