Es palabra del Señor
REFLEXION
Nuestro Dios no deja de sorprendernos por más que lo tratemos y profundicemos en su Palabra. Este episodio que nos muestra el evangelio de hoy está situado entre el relato de la curación del paralítico que descuelgan del techo y al que Jesús, antes de curar su parálisis, lo libera de sus pecados: "Hombre, tus pecados te quedan perdonados", para indignación de los fariseos, y la discusión sobre el ayuno donde Jesús habla de su novedad: "A vino nuevo, odres nuevos".
La actitud de los fariseos en este evangelio de hoy es nuestra propia actitud en muchas ocasiones. Por el hecho de ser cristianos, miembros de su Iglesia, nuevo pueblo de Dios, elegidos y llamados como el mismo Leví, nos hace pensar que somos de “primera categoría” y que somos más dignos y estamos más capacitados que los demás. Creemos que ya lo sabemos todo y que somos observantes de sus mandamientos, por eso la acogida que Jesús tiene con los pecadores, es más, su predilección por ellos, nos resulta chocante y molesta. El “vino nuevo” que ofrece Jesús, revienta nuestros “odres” envejecidos.
Tenemos que tener siempre presente las palabras de San Pablo: "Mirad, hermanos, quienes habéis sido llamados… Ha escogido Dios a los locos para confundir a los sabios; a los débiles para confundir a los fuertes; a lo despreciable para reducir a la nada a lo que es. Para que ningún mortal se gloríe en presencia de Dios". No nos llamó a su seguimiento por nuestras capacidades, sino que nos redime y nos capacita para poder seguirle.
Oración
Señor, enséñame tu camino para que siga tu verdad. Ablanda mi corazón endurecido para que, delante de ti, reconozca mi pobreza, mi pecado y la necesidad que tengo de tu amor y tu misericordia. Dame un corazón nuevo y entrañas de misericordia para acoger a todos mis hermanos y hermanas y así ser, en medio del mundo, reflejo de tu amor y tu bondad.
AMÉN