9/8/22

10 DE AGOSTO : SAN LORENZO, DIACONO Y MARTIR

 





Fue uno de los siete diáconos regionarios de Roma encargado de administrar los bienes de la Iglesia y el cuidado de los pobres. Fue martirizado durante la persecución de Valeriano, muriendo en el fuego el 10 de agosto del 258

 

Sobre este famoso santo podríamos distinguir tres núcleos de datos en lo referente a su memoria: el núcleo de datos que con seguridad podemos dar por históricos, el núcleo de datos aportados por una leyenda existente ya a finales del siglo IV, y el núcleo de datos que, a partir de que la señalada leyenda hace al santo español, se ha formado en España.

Lorenzo, mártir romano

En primer lugar hay que decir que hay al parecer suficiente constancia de que Lorenzo es un mártir de Roma, sacrificado en esta ciudad el día 10 de agosto del año 258, en mitad de la persecución decretada por el emperador Valeriano. La orden del emperador era contra los dirigentes cristianos: se trataba de liquidar a los obispos, presbíteros y diáconos, y contra ellos y no contra la masa de fieles se dirigía el edicto imperial. Uno de esos dirigentes debía ser, pues, Lorenzo, si fue ejecutado a causa del mandato de Valeriano. El primer documento que refleja su martirio, que es el conocido como Depositio Martyrum, de mediados del siglo IV, consigna que Lorenzo es mártir y que está enterrado en la vía Tiburtina, dando como fecha del martirio el 10 de agosto. El Martirologio Jeronimiano ya precisa que se trata del archidiácono o primer diácono de la Iglesia de Roma, y lo mismo precisa el Peristephanora del español Prudencio. Había siete diáconos que asistían al papa en sus funciones pontificales, y el primero de ellos tenía una especial preeminencia. Ese puesto lo ocupaba Lorenzo.

Por la fecha del martirio sabemos bien de qué papa fue archidiácono Lorenzo: de San Sixto II, del que consta que el día 6 de agosto, cuatro días antes que Lorenzo, en las propias catacumbas fue sacrificado junto con cuatro diáconos.

¿Cómo murió? Una tradición, que tiene una gran trascendencia en el arte cristiano, afirma que murió quemado en una parrilla, instrumento que ha venido a ser el distintivo del santo. Los críticos no han dejado de notar que en aquella persecución, lo que se buscaba era directamente la eliminación de los dirigentes, y por ello, a los que, una vez detenidos, se negaban a sacrificar a los dioses, no se les atormentaba para conseguir su apostasía, sino que se les decapitaba de forma inmediata. Así sucedió el 6 de agosto con el papa Sixto y los cuatro diáconos y así sucedería al mes siguiente en Cartago con San Cipriano. Lo probable es, pues, que Lorenzo fuera sacrificado por decapitación y no quemado a fuego lento sobre una parrilla. Por esto no ha dejado de preguntar alguno que, en caso de que Lorenzo hubiera sido ciertamente atormentado, si no habría que situar más bien el martirio de Lorenzo en la persecución de Decio o en la de Diocleciano, donde ciertamente se torturaba a los mártires para obtener su apostasía.

Es un dato histórico incuestionable que Lorenzo se convirtió muy pronto en el gran mártir de Roma y que su fama pasó por encima de la de su papa y demás compañeros diáconos, sacrificados en la misma persecución. Su fama se extendió por la cristiandad, de modo que, desde finales del siglo IV en adelante, su memoria es celebrada por grandes santos de Occidente: San Ambrosio, San Agustín, San Máximo de Turín, San Pedro Crisólogo, San León Magno...

Entre la Tradición y la Leyenda

San Lorenzo fue enterrado en la vía Tiburtina en un cementerio que quizás se llamó de Ciriaca, pero que luego tomó el nombre del santo. Allí Constantino erigió una basílica, y posteriormente el papa Pelagio II le dedicó otra. Se la conoce con el nombre de San Lorenzo Extramuros.

El segundo núcleo es una tradición, en la que hay al menos algunos elementos legendarios, que existía ya a finales del siglo IV y se refleja en las homilías de los santos citados, pero que se debió basar en una tradición oral, no escrita, pues parece que nunca hubo unas actas de este mártir.

En esta tradición se contempla la existencia de tormentos al mártir, que según el llamado Carmen Damasiano, no fueron solamente el fuego. Y sobre todo entra la afirmación de que a Lorenzo se le pide que entregue los tesoros de la Iglesia.

La tradición sobre el martirio de San Lorenzo está recogida en el documento llamado Passio SS. Xysti, Lcturentii et Yppolití (siglo IV) y en el documento llamado Passio Polycronii, del que se conservan varias recensiones antiguas (siglos V al VII).

Para entonces, la Iglesia de Roma era poseedora de varios cementerios que eran ciertamente amplios y administraba las generosas limosnas de sus fieles, limosnas que han sido comparadas con una caja social. Los cementerios propiedad de la Iglesia estaban protegidos por la ley romana que declaraba sagrados los lugares destinados al entierro de los muertos y no podía ser ignorado por las autoridades romanas que los cristianos se protegían detrás de esta ley. Tampoco ignoraba la autoridad romana que la Iglesia recibía las generosas limosnas de sus fieles y que éstas se administraban al modo de una caja de socorros mutuos, pues con esos fondos se costeaban muchas ayudas a los pobres, de manera que los cristianos sin fortuna tenían en la propia Iglesia un alto protector. La Iglesia en la primera mitad del siglo III no había hecho más que crecer y ya para entonces contaba en la capital del Imperio con muchos miles de fieles. Bien organizada y bien dirigida la Iglesia, no estaba falto de lógica el querer ante todo privarla de sus cabezas dirigentes para que en la orfandad se viniera abajo la fe de los fieles, No era desconocido que el primer diácono era el administrador económico de la comunidad y que por ello deberían parar en su mano los dineros de la Iglesia. La voz popular por otro lado había inventado numerosos bulos referentes a los cristianos, a sus reuniones, a sus tesoros, etc., y la propia autoridad no dejaba seguramente de creerse también, a fuerza de repetidos, estos bulos.

Según la tradición, cuando Sixto, el papa, era llevado al sacrificio, Lorenzo le dice que adónde va sin su diácono, que cómo iba a ofrecer este sacrificio de sí mismo sin que su diácono estuviera a su lado, como siempre que oficiaba la liturgia. Pero el papa le señala que debe quedar al cuidado de la Iglesia hasta que Dios lo llame. Y lo invita a distribuir a los pobres los tesoros que habían sido puestos a su cuidado.

Los soldados que conducían a Sixto oyen hablar al papa de tesoros de la Iglesia y dan cuenta de ello a su superioridad. Entonces el prefecto Cornelio Secular manda que sea detenido Lorenzo y llevado a su presencia y le intima a entregarle todos los tesoros de la Iglesia. Lorenzo mansamente le responde que así lo hará y que le mostrará esos tesoros. Se le dan tres días para hacerlo.

Aquella noche el santo Lorenzo, siguiendo las instrucciones del papa, había distribuido entre los pobres todos los fondos que conservaba como administrador económico de la comunidad cristiana de Roma. Es sabido que por entonces la Iglesia de Roma mantenía mil quinientos pobres y viudas necesitadas.

Llegado el momento, Lorenzo mostró al prefecto todos los pobres mantenidos por la Iglesia a los que había hecho juntar en un sitio. Ellos eran el tesoro de la Iglesia.

El prefecto monta en cólera y decide que el diácono pague con la muerte la que entendía burla, pero que como la muerte no era suficiente, había que llenarla de dolor y para ello manda que se haga una viva candela y sobre sus ardientes carbones se tienda una parrilla, sobre la cual colocar el cuerpo desnudo del mártir. Lorenzo, que según la tradición, ya había padecido antes otros tormentos con gran serenidad, abordó este último y terrible de ser asadas sus carnes con gran fortaleza de ánimo, y cuando ya sus espaldas estaban quemadas por el fuego, le dijo al prefecto que ya estaba tostado por aquella parte, que podía volverlo de la otra.

Lorenzo murió en aquel tormento y glorificó al Señor con su muerte como lo venía glorificando en vida.

El martirio lo recoge en su Peristephanon el español Prudencio, añadiéndole consideraciones poéticas.

La leyenda española

El tercer núcleo de noticias que rodea la memoria de San Lorenzo es el que lo hace español, originario de Aragón concretamente y de Huesca en particular, aunque se le suponga criado en Roma. Más aún, se le asignan los Santos Orencio y Paciencia como padres, a quienes por cierto honra con memoria litúrgica la ciudad de Huesca, pero Baronio no dice que sean padres de Lorenzo. Y Prudencio no hace mención de su supuesto origen español.

En España son muchas las ciudades que tienen iglesias dedicadas a San Lorenzo, y por supuesto la noble ciudad de Huesca lo declaró oportunamente su patrón principal y celebra su fiesta con el rango litúrgico de solemnidad. Pero la fama de San Lorenzo partió de Roma a otros sitios de Occidente, cuyos obispos, santos padres, exaltaron en sus homilías la figura del mártir. Esto nos asegura que Lorenzo con su martirio dejó una perdurable estela en la Ciudad Eterna y que su testimonio fue una invitación eficaz a la fidelidad y a la perseverancia en la fe de Cristo. Quemado y decapitado, su sacrificio impactó a los fieles y les dejó la seguridad de que nada vale más que Cristo mismo y la adhesión a él.

Dijo de él San Máximo de Turín: «El mundo entero y en todas partes celebra hoy con unánime devoción el triunfo del bienaventurado Lorenzo, y Roma misma llena de alegría admira su fe inquebrantable, pues el mártir, encendido en los rayos del Sol eterno, sostuvo y venció un fuego de este mundo» (Homilía LXXV).

José Luis Repetto Retes

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),

EVANGELIO MIERCOLES 10-08-2022 SAN JUAN 12, 24-26 XIX SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.

El que ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiere servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará».

                                     Es palabra de Dios


REFLEXION

Jesús no se cansó de repetirnos que lo más importante de nuestra vida es el amor, en sus tres dimensiones de amar a Dios, al prójimo y a nosotros mismos. Hoy Jesús nos insiste en el amor a los demás. Nos dice que tenemos que parecernos al grano de trigo que para que dé fruto tiene que ser enterrado en la tierra y morir. Eso mismo tenemos que hacer nosotros. Con expresión que nos puede confundir también nos dice que el que se ama a sí mismo, se pierde. En realidad amarse a sí mismo, buscar el propio bien, también nos lo manda Jesús: “ama al prójimo como a ti mismo”. Lo que aquí nos quiere decir Jesús es que no pongamos como primer y único amor el amor a nosotros mismos, olvidándonos de los demás. Lo nuestro es entregar la vida por los demás y esa es la mejor manera de amarles a ellos y amarnos a nosotros mismos. En esa entrega nuestro corazón queda repleto de alegría. El que gana, el que solo piensa en sí mismo, pierde, y el que se pierde a si mismo, en la entrega a los demás, ese gana, se encuentra con la felicidad que todos vamos buscando.

El ejemplo de Jesús es bien claro. Vivió para nosotros, entregó su vida por nosotros, por seguir predicando su mensaje de amor y no callarse…y por eso volvió a ganar la vida, el Padre le resucitó.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

8/8/22

09 DE AGOSTO : SANTA TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ

 





Nacida en el seno de una familia judía, tras pasar por una fase de ateísmo se convirtió al catolicismo. Filósofa, religiosa carmelita descalza y mística alemana. Murió mártir durante la persecución nazi. Fue canonizada por Juan Pablo II y nombrada posteriormente patrona de Europa

Biografía

El día 1 de mayo de 1987, en el estadio de Colonia, donde tuvo lugar la beatificación de Edith Stein, brotó de labios del Papa Juan Pablo II el siguiente reconocimiento: «La Iglesia del siglo XX vive hoy un gran día. Nos inclinamos ante el testimonio de la vida y la muerte de Edith Stein... Una personalidad que reúne en su vida una síntesis dramática de nuestro siglo. La síntesis de una historia llena de heridas profundas que siguen doliendo aún hoy, pero que hombres y mujeres con sentido de responsabilidad se han esforzado y siguen esforzándose por curar síntesis al mismo tiempo de la verdad plena sobre el hombre, en un corazón que estuvo inquieto e insatisfecho hasta que encontró descanso en Dios».

a) De familia numerosa judía

Edith Stein nace el 12 de octubre de 1891 en Bresalu (entonces Prusia; hoy es la Broclaw polaca).

De la infancia de Edith Stein hay que subrayar los elementos que van a configurar su futuro: presencia de la madre, austeridad de vida, sentido del bien y del mal, inteligencia despierta, cultivo y defensa del mundo interior, independencia en el obrar y pensar y, por lo mismo, emprendedora, carácter voluntarioso, prevalencia de lo racional, un gran autodominio, defensora de la dignidad personal, de nobles ideales, etc.

Desde los escritos propios y por las referencias de otros, cabe deducir que Edith Stein fue una niña intelectualmente privilegiada…A los doce años acudió a la escuela. Allí se le abrirán horizontes y perspectivas nuevos;… su despierto espíritu le hacía soñar y concebir esperanzas grandiosas, su yo naciente exigía ya libertad y reconocimiento…

b) Hacia la indiferencia religiosa

La señora Auguste Stein, además de procurar sustento y educación para la prole, vela con diligencia por la evolución espiritual de los suyos. Los primeros pasos de la pequeña Edith, tanto en la fe como en la vida, estarán dirigidos y animados por el celo, la fuerza y el testimonio de esta hebrea convencida. Toda su existencia estuvo saturada de una apuesta inquebrantable por el Dios todopoderoso. La firmeza en la fe de esta madre, no será impedimento, sin embargo, para que la indiferencia religiosa vaya haciendo acto de presencia. Pronto advertirá Edith Stein tal descuido; ciertamente seguirán todos tomando parte en las celebraciones, fiestas y ritos religiosos, mas la falta de devoción, de interés y de convicción personal resulta palpable… A los 15 años se desligará de la, por ella denominada, fe infantil, a la que no sustituirá por una fe madura; seguramente que las primeras raíces de la fe fueron insuficientes para soportar la sacudida brusca al irrumpir la adolescencia.

Precisamente a esta edad y con este ánimo, y a muchos kilómetros del hogar materno, en Hamburgo y en 1906 —donde pasa una larga temporada en busca de descanso, de claridad interior y de no poca independencia—, quedará zanjada la cuestión religiosa. Aquí se confirma su ateísmo, o distanciamiento teórico y práctico de la fe de sus padres. La seriedad de la decisión se deja translucir en un texto autobiográfico referido a este momento: Max y Else (cuñado y hermana, matrimonio en cuya casa transcurre esta temporada) eran incrédulos por completo. En aquella casa, de religión, nada en absoluto —y continúa–. Aquí tuve conciencia completa de la oración, y la abandoné por una decisión libre».

La opción de vivir sin religión por parte de esta mujer no equivalió a renunciar al esfuerzo por hallar una respuesta a los interrogantes que el ser humano, tarde o temprano, se plantea. Aparcar a Dios no supuso cerrar el paso a toda posible interpelación proveniente del misterioso fondo de la persona, ni trajo como consecuencia un desconcierto en el comportamiento ético de la joven judía, o la caída en una especie de hedonismo larvado, o el abandono de los principios vigentes desde la infancia.

c) Buscando la verdad

La verdad del hombre, de ella misma, tiene para Edith Stein tal fuerza de atracción, que no se ahorrará esfuerzo alguno hasta dar con la misma. El primer sacrificio que se impone será abandonar Breslau, para acudir al lado del profesor judío, Edmund Husserl, incorporándose al círculo fenomenológico de Gotinga. En esta filosofía contempla la senda propicia para el propósito que persigue: alcanzar la verdad. Además… acude a las conferencias de otro filósofo también judío, Max Scheler. Este pensador ejercerá una influencia decisiva en el camino hacia la verdad... Max Scheler por entonces era católico, y hace brillante propaganda de lo mismo. La influencia de este profesor rebasará los límites del campo estricto de la filosofía, hasta reconocer: «Éste fue mi primer contacto con este mundo hasta entonces para mí completamente desconocido. No me condujo a la fe. Pero me abrió a una esfera de fenómenos ante los cuales ya nunca podía pasar ciega».

En 1915 Edith Stein cumplirá 24 años. Hace un año estalló la Primera Guerra Mundial… Se inscribirá en la Cruz Roja Internacional, ofreciéndose incondicionalmente… Los libros y las especulaciones ceden el puesto a las necesidades concretas del ser humano; en este caso del hombre que sufre, y sufre físicamente, pero también padece desarraigos, soledades, desesperación, falta de afecto, etc. En 1917 Edith Stein alcanza los 26 años, es ya doctora en filosofía y se encuentra trabajando en Friburgo como asistente de su querido maestro Husserl; pero la guerra continúa arrojando desgracias, destrucción y muertes por doquier. Pues bien, una de las personas más querida de los jóvenes fenomenológicos, el profesor Adolf Reinach, cae en el frente de Flandes en noviembre de este año. De origen judío también, se había hecho bautizar en la Iglesia evangélica junto con su esposa en un permiso militar… Se le encargará a Edith Stein acudir a Gotinga en representación de Husserl y a requerimiento de la esposa del fallecido, para ordenar la producción manuscrita del marido caído. Emprenderá el viaje sin que ambas misiones le preocupen demasiado, A medida que se acerca a la ciudad va tomando fuerza una inquietud: ¿qué palabras alentadoras dirigir a una joven esposa, amiga, que acaba de perder a su marido?; ¿qué esperanza proyectar que disipe el desconsuelo de un corazón femenino?

Edith Stein halló ante sí a una mujer creyente, que acepta la muerte del marido con serenidad, rebosando esperanza y contagiándola a su vez. El intercambio de papeles desconcierta a la inteligente filósofa. En la viuda Ana Reinach descubre sorpresivamente la explicación no de la muerte, sino a la vida del desaparecido. La confianza en Dios y en la eternidad de la persona, testimoniada por la amiga en trances tan comprometidos, supera la capacidad argumentativa de la bienintencionada Edith Stein…: «Éste fue mi primer contacto con la cruz y con la virtud divina que ella infunde a los que la llevan. Entonces vi por primera vez y palpablemente ante mí, en su victoria sobre el aguijón de la muerte, u la Iglesia nacida de la pasión del Redentor. Fue el momento en que mi incredulidad se desplomó, y Cristo irradió, Cristo en el misterio de la cruz. El testimonio humano logra lo que muchos años de estudios no pudieron ofrecer. La muerte, o mejor, la postura ante la misma, dan un sentido a la vida. Dios no es una verdad filosófica, es, al contrario, algo vivo y tan personal, que forma parte del ser mismo del hombre». Su amiga Ana así se lo da a entender.

d) ¡Aquí está la verdad!

De los 26 a los 30 años, Edith Stein lleva a cabo una contienda personal nada despreciable. Se siente dividida en su ser, desconcertada y sin ayuda. Buena parte de los años 1919 y 1920 los pasa en su ciudad y con su familia, mas esto no suaviza el fragor de la batalla interior. Algo de la crudeza de esta hora se deja traslucir en textos suyos como éste: «Por aquella época mi salud no iba bien a causa del combate espiritual que sufría en total secreto y sin ninguna ayuda humana».

Es 1921 y Edith Stein cumple 30 años. Y llegó el momento de la rendición, de la entrega. Es verano; la filósofa se encuentra descansando en la casa de campo de unos amigos. Éstos han salido; atardece, se dirige a la pequeña biblioteca y agarré —son palabras de la interesada— a la buena de Dios y saqué un voluminoso libro. Llevaba por título ‘Vida de Santa Teresa’, escrita por ella misma. Comencé a leer, y quedé al punto tan prendida que no lo dejé hasta el final. Al cerrar el libro, dije para mí: Aquí está la verdad»…Teresa de Jesús, la mistagoga, halló una buena interlocutora. La maestra de los espirituales aparece ahora cual consumada psicóloga, desveladora y conocedora de mundos interiores propios y ajenos… El impacto será decisivo para el camino a emprender a partir de ahora. De ello es consciente 16 años más tarde al referirnos: «Cuando recibí el bautismo, en el año nuevo de 1922, pensé que aquello era sólo una preparación para mi ingreso en la orden».

La aceptación de Dios como Verdad, incluye la firme determinación de dejar paso a la nueva vida en ella injertada. Edith Stein padeció una auténtica regeneración bautismal; su vida cristiana, a partir de aquí, queda expresada en el lema repetido, una y otra vez, en su epistolario y conferencias: Vivir en las manos del Señor. Abandonarse confiadamente a la gracia de Dios. Así maduró su fe, y con ese mismo espíritu vivió los pocos años, pero intensos, de carmelita descalza.

e) En la escuela de Teresa de Jesús

El primer viernes de abril de 1933, año jubilar, asiste a la hora santa que tiene lugar precisamente en la iglesia del Carmelo de Colonia, y nos transmitirá su oración: «Yo hablaba con el Señor, y le decía que sabía que era su cruz la que ahora había sido puesta sobre el pueblo judío. La mayoría no lo comprendía, mas aquellos que lo sabían, deberían echarla de buena gana sobre sí en nombre de todos. Yo quería hacer esto, él únicamente debía mostrarme cómo. Al terminar el ejercicio tenía la más firme persuasión de que había sido oída. Pero dónde había de llevar la cruz, aún era desconocido para mí». A últimos de mayo tiene lugar la entrevista de Edith con la priora y subpriora del Carmelo coloniense, y como único móvil convincente para la decisión por esta orden expone: «Lo que vale no es la labor humana, sino la Pasión de Cristo, participar en ésta es mi deseo». Y porque sabe que el misterio del hombre —a cuyo estudio dedicó la mayor parte de sus investigaciones— se clarifica a la luz del misterio de un Dios crucificado, elige, como apellido religioso para el resto de su vida el de la Cruz. El 15 de abril de 1934 inicia el noviciado, y desde entonces será hermana Teresa Benedicta de la Cruz. No es un capricho, es una sentida necesidad; sólo desde aquí espera dar sentido a su existencia; en ella ve su vocación personal y universal en los momentos históricos que se avecinan. Tomará como maestro espiritual a San Juan de la Cruz, al doctor del todo y de las nadas, llegando a ser discípula aventajada.

A medida que el cerco externo se estrecha, la urgencia por abrazarse a la cruz aumenta. Poco a poco el peso crece, se saborea en todo su realismo, mas no se deja sorprender. Por otra parte, rechazar la cruz no es posible para quien la ha pedido y configura nombre y persona. Y cuando el entorno se vuelva tenebroso, y haya tenido que irse desprendiendo de todo, carrera, amigos, familia, comunidad de Colonia, nación alemana (el último día de 1938 sale de Alemania y es admitida en el Carmelo de Echt, en Holanda), cuando sólo le queda la fe, en 1940 escribe con no poca decisión: «No puede verse libre de la Cruz quien tiene por título 'de la Cruz’». Su ocupación intelectual última no podía ser otra que un trabajo sobre la cruz de la mano del gran mentor en la materia, Juan de la Cruz. Teoría y praxis se confunden, se apoyan y se animan mutuamente. La Ciencia de la Cruz—así es el título de la obra steiniana— únicamente se alcanza cuando a uno se le concede sentirla en su radicalidad.

f) Víctima del Holocausto

El 2 de agosto de 1942 es obligada por las fuerzas nazis de ocupación a abandonar de inmediato el convento de Echt. Será deportada, junto con otros religiosos judíos todos ellos, a diferentes campos de concentración… Desde la barraca 36 del campo de concentración de Westerbork le llega a la priora del Carmelo una nota con fecha 5 de agosto y con la firma de Benedicta. La última frase testimonia el talante grandioso de quien escribe: «Se encuentran aquí muchas personas, que necesitan un poco de consuelo y lo esperan de las religiosas»... Un agente holandés, que tuvo ocasión de observarla y hablar con ella en el campo, dejó escrito: «En el infierno de Westerbork vivió algunos días, anduvo, habló y oró..., como una santa. Eso era ella realmente». Durante una conversación dijo: ‘El mundo se compone de contrastes... (Pero) al final nada quedará de esos contrastes. No quedará otra cosa sino el gran amor...’ Yo presencié la sonrisa y la inquebrantable firmeza que la acompañaron a Auschwitz».

El 9 de agosto de 1942 llevó a cabo, a la par que muchos congéneres de raza y de fe, la consumación de su holocausto en la cámara de gas de Auschwitz. En comunión con sus hermanos y unida al Cristo redentor, recorrió el último tramo de su ascensión al martirio en silencio, orando, intercediendo, porque en palabras suyas: «Sólo los que rezan están capacitados para detener la espada sobre nuestras cabezas, y por medio de una vida santificada librar a este mundo de los poderes juzgadores».

El 1 de mayo de 1987 Edith Stein fue beatificada por Juan Pablo II en Colonia, con el título de mártir de la fe.

El 11 de octubre de 1998 tuvo lugar la solemne canonización de Edith Stein por Juan Pablo II en la plaza de San Pedro en Roma.

El 1 de octubre de 1999 Santa Teresa Benedicta (Edith Stein) es declarada co-patrona de Europa por Juan Pablo II, junto con Santa Brígida de Suecia y Santa Catalina de Siena.

Mensaje

La canonización de Edith Stein supone para los creyentes una palabra profética, y para el hombre de hoy un reto a la vez que un estímulo. La vida y la doctrina de tan singular mujer constituyen un legado enriquecedor digno de ser tenido en cuenta en los tiempos presentes. Merece la pena destacar algunos elementos de su mensaje por lo que comporta de actualidad y de iluminación para todos nosotros.

a) Amor a la verdad

Fue mujer entregada a buscar lo fundamental, lo esencial, de sí y del mundo que le rodea; lo suyo es ir hasta las raíces últimas para no perderse en superficialidades; aspira a descubrir lo que es en verdad.

La fuerza motriz de tal proceder proviene de una convicción fuertemente sentida, y que referirá en su obra filosófica más importante: «La verdad es una, pero se descompone en muchas verdades que debemos conquistar una tras otra. Profundizar en una de ellas nos hará ver más lejos, y cuando descubramos un horizonte más vasto, percibiremos desde nuestro punto de partida una nueva profundidad».

b) Talante universal

De manera evidente se percibe en esta mujer su alergia a lo cerrado y a las estrecheces; no le van los reduccionismos. Es partidaria de miradas amplias y generosas. El talante universalista, rompedor, seguirá presidiendo la existencia de Edith Stein, también una vez aceptado Dios en su vida, aunque en principio no fue así; ya que, según confesión propia, «en el tiempo inmediatamente anterior a mi conversión y después, durante un cierto período, llegué a pensar que llevar una vida religiosa significaría dejar de lado todo lo terreno y vivir teniendo el pensamiento única y exclusivamente en cosas divinas. Pero, poco a poco, he comprendido que en este mundo se nos exige otra cosa, y que incluso en la vida contemplativa no debe cortarse la relación con el mundo; creo, incluso, que cuanto más profundamente alguien está metido en Dios, tanto más debe, en este sentido, salir de sí mismo, es decir, adentrarse en el mundo para comunicarle la vida divina».

c) Espíritu ecuménico

En el ser y pensar de Edith Stein aparecen elementos ecuménicos asumidos con toda naturalidad. Ella es judía y católica al unísono, sin que le suponga conflicto alguno... Estuvo muy por encima de clasificaciones y exclusivismos demasiado humanos. Esto quedará patente, por ejemplo, más tarde cuando, tras la muerte del profesor Edmund Husserl, judío y convertido al protestantismo, escribe a la religiosa que lo atendió en los últimos instantes: «No tengo preocupación alguna por mi querido maestro. He estado siempre muy lejos de pensar que la misericordia de Dios se redujese a las fronteras de la Iglesia visible. Dios es la verdad. Quien busca la verdad, busca a Dios, sea de ello consciente o no».

d) Al servicio del ser humano

Desde joven tuvo una alta estima de sí, y de sus semejantes; se esforzó por respetar y defender la dignidad que todo ser humano encarna. Como filósofa su pensamiento se orientó de modo decidido hacia la persona, a descifrar el misterio que encierra. En este campo merece un capítulo aparte los estudios dedicados a presentar el ser de la mujer, así como su lugar en la vida civil y eclesiástica. También en estos temas procederá con el máximo rigor, buscando siempre los fundamentos racionales y teológicos. Por otra parte, la entera existencia de Edith Stein estuvo presidida por una máxima que ella misma formuló y que trató de llevar a la práctica; reza así: «Estamos en el mundo para servir a la humanidad». A ella dedicará su pensar, sus desvelos, su vida y su muerte.

Ezequiel García Rojo, O.C.D.

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),

EVANGELIO MARTES 09-08-2022 SAN MATEO 25, 1-13 XIX SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: - "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
- ¡Que llega el esposo, salid a recibidlo!.

Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os compréis".

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco". Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".

                                   Es palabra de Dios

REFLEXION

En las primitivas comunidades cristianas la parusía, o segunda venida de Jesucristo, era un tema que aparece con frecuencia y que evidencia la preocupación de la Iglesia primitiva en “tensión escatológica”.  “A la hora que menos penséis” (Lc12,40)

Es especialmente en el evangelio de Mateo donde se alude a esta venida súbita e inesperada especialmente en los capítulos 24 y 25.

Así Mateo recurre a parábolas que tratan de mantener y, sobre todo, de exponer las actitudes que se deben de tener para vivir a la espera de la venida del Señor, como se refleja en todo el capítulo 25 de Mateo.

En los versículos del evangelio de hoy, describe una boda judía con su ritual característico. A la puesta del sol, el novio va con su cortejo a la casa de la novia donde hacen fiesta las “vírgenes”, las jóvenes compañeras de la novia, a la espera del novio, para proseguir la ceremonia, organizar el cortejo hasta la casa del novio  donde tendrá lugar el banquete nupcial.  Hoy todavía se conserva parte de este ritual en algunas ciudades de Palestina. 

Atendiendo al texto, los exégetas apuntan que la narración, tal como se describe, presenta algunas dificultades de interpretación, pero sin duda, la composición del texto se realiza para poder extraer una enseñanza para la comunidad cristiana, tiene un carácter claramente didáctico. Alertar a las comunidades de las consecuencias de las acciones en nuestra vida.

Nos dejamos interpelar por la Palabra que también se dirige hoy a nosotros.

Hay algunos elementos de la parábola que pueden ayudarnos en nuestro camino hacia el encuentro con el Señor, el encuentro con el Señor al final de los tiempos, mi encuentro con el Señor en la Eucaristía, mi encuentro con el Señor en las circunstancias y personas con las que comparto mi día a día, porque el Señor está, acompaña nuestro camino, pero tenemos que encontrarnos con El (Mt 28,20)

Diez jóvenes doncellas simbolizan la espera de la comunidad cristiana. En la actitud de las vírgenes encontramos dos modos de prepararnos para caminar por la vida como creyentes. Una actitud distraída, superficial o una espera vigilante, preparada, atenta, alegre, pronta para salir al encuentro del Señor en sus múltiples manifestaciones.  De aquí la importancia en nuestra vida de estar atentos, tomar conciencia, vigilar.

Cada una de estas vírgenes va provista de sus lámparas, estas lámparas pueden simbolizar nuestro corazón, nuestra interioridad, nuestro yo más profundo, la sede de nuestros buenos y malos deseos. La finalidad de estas lámparas es dar luz, iluminar, en el caso de la parábola iluminar el camino del cortejo.

Pero la lámpara en si no ilumina, necesita del aceite, de la fe, del amor. Es momento para reflexionar sobre nuestras lámparas, sobre la luz que emitimos, ¿somos luz que ilumina a los que caminan junto a nosotros en el camino de la vida? ¿Qué provisiones, que aspectos hemos de cuidar para mantener viva la fe, el amor? ¿Qué necesita mi vida para iluminar el camino?

En este camino de la vida, donde, como decía al principio, desde el punto de vista creyente, caminamos hacia un encuentro definitivo con el Señor, en el día a día de cada uno, cada una, sabe que las oportunidades de encontrarnos con Él son muchas. En ese final de nuestra vida también Mateo pone en boca de Jesús todas las posibilidades de encuentro con Él "Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme" (Mt 25, 35-36).

Hoy la Iglesia conmemora la fiesta de Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)

“detrás de la figura sagrada, de la monja carmelita convertida en santa, se escondía una de las mentes más brillantes de Europa, una pensadora que pudo haber cambiado radicalmente el camino de la filosofía alemana y, con ella, de todo el pensamiento contemporáneo” (art. Publicado en 2020)

Toda su vida fue una búsqueda de la Verdad, primero a través de la Filosofía, de los escritos de Santa Teresa de Jesús después (fue el desierto al que le llevó Jesús para su encuentro definitivo con El), y después a través de su consagración a Dios en el Carmelo. (Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto h hasta que descanse en Ti (San Agustín)

Hna. Mariví Sánchez Urrutia
Congregación de Dominicas de La Anunciata

7/8/22

08 DE AGOSTO : SANTO DOMINGO DE GUZMAN

 





El santo fundador de la Orden de los Predicadores, más conocida como ‘los dominicos’, es más bien desconocido entre la inmensa mayoría del pueblo cristiano. Poco importan los motivos, pero así es. Domingo, que así se llamaba, al que la tradición le añadió ‘de Guzmán’, nació en un pueblo de Castilla (España) a finales del siglo XII cuando buena parte de lo que hoy llamamos España era multirracial y de religión musulmana. Domingo nació en una zona donde ya los cristianos habían desplazado a los musulmanes décadas atrás y se encontraba en pleno proceso de repoblación. Es muy posible que ‘la nobleza’ de la familia de Domingo estuviera vinculada a los caballeros militares que participaron en esas lides. Sin embargo, él, como sus hermanos, por carácter e influencia de su madre, Juana, fueron educados en una sincera y profunda piedad cristiana, dedicándose todos ellos al servicio de la Iglesia en distintos ministerios.

Domingo fue educado desde su más tierna infancia para ser un eclesiástico. Toda su formación estuvo impregnada por los valores del Evangelio y el amor a la Iglesia. Al igual que le sucedió con Jesús en el hogar de Nazaret, donde aprendió a saber de su verdadero Padre y donde vivió hasta que llegó el tiempo de darse a conocer al mundo, Domingo, vivió desde pequeño en la piedad y temor del Señor, estudió la Palabra de Dios, dejándose seducir por ella, practicando obras de caridad y consagrándose al servicio de Dios y de la Iglesia como sacerdote. Se encontraba sirviendo en la catedral del Burgo de Osma cuando fue invitado por su obispo a que lo acompañase a un largo viaje al Norte de Europa. Aquel viaje supondría un giro en su vocación y tendría consecuencias importantes en la espiritualidad cristiana europea del siglo XIII con el surgimiento de la Orden de los Predicadores y la forja de la espiritualidad mendicante, junto a los franciscanos.

Lo que caracterizó a Santo Domingo fue su enorme amor y sensibilidad a la Palabra de Dios y su pasión por la predicación evangélica. Amor a Dios y pasión por la predicación del Evangelio vividos con autenticidad en la Iglesia. Es en el seno de la Iglesia donde se recibe la Palabra de Dios; es en, con y desde la Iglesia, donde se difunde y dilata el conocimiento y la predicación del Evangelio, es la Iglesia la que predica, por medio de sus miembros, con palabras, obras y gestos, y es la enviada al mundo para dar a conocer la salvación de parte de Dios.

Fray Manuel Jesús Romero Blanco O.P.
Misionero dominico en la Amazonía peruana


EVANGELIO LUNES 08-08-2022 SAN MATEO 5, 13-19 XIX SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.
Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.

                                             Es palabra de Dios


REFLEXION

 El evangelio de Mateo, hoy, prosigue el sermón de la montaña con dos comparaciones -no llegan a parábolas-, sobre el papel del cristiano en la historia: la sal de la tierra y la luz del mundo. Todos sabemos muy bien para qué es la sal y cómo se degrada si no se usa. De la misma manera, desde las tinieblas, todos conocemos la grandeza de la luz, del día, del sol. Probablemente son de esas expresiones más conocidas del cristianismo y de las más logradas. En los contratos antiguos se usaba la sal como un símbolo de “permanencia”. Ya sabemos que la sal conserva las cosas, los alimentos… y era un signo de la Alianza en el ámbito del judaísmo por ese sentido de la fidelidad de Dios a su pueblo y de lo que Dios pedía al pueblo. Entonces entenderemos muy bien el final de la comparación: “si la sal se vuelve sosa”… hay que tirarla. Pierde su esencia. No olvidemos que esta comparación viene a continuación de las bienaventuranzas y por lo mismo debemos interpretarla a la luz de la fuerza de las mismas. El cristiano que pierde la sal es el que no puede resistir viviendo en la opción de las bienaventuranzas.

 La luz del mundo, y la ciudad en lo alto del monte… tienen también todo su sabor bíblico. Sobre la luz sabemos que hay toda una teología desde la creación… Pero también se usa en sentido religioso y se aplicaba a Jerusalén, la ciudad de la luz, porque era la ciudad del templo, de la presencia de Dios. Por eso “no se puede ocultar una ciudad”… hace referencia, sin duda a estos simbolismos de Jerusalén, de Sión, de la comunidad de la Alianza. El cristiano, pues, que vive de las opciones de las bienaventuranzas no puede vivir esto en una experiencia exclusivamente personal.. Es una interpelación a dar testimonio de esas opciones tan radicales del seguimiento de Jesús, de la fuerza del evangelio.

 Con estos dichos del Señor se quiere rematar adecuadamente el tema de las bienaventuranzas. Efectivamente, esto que leemos hoy debemos ponerlo en relación directa, no solamente con el estilo literario de las bienaventuranzas, sino más profundamente aún con su teología. El Reino de Dios tiene que ser proclamado y vivido y el Sermón de la Montaña es una llamada global a llevarlo a la práctica. De la misma manera que la Alianza fue sellada en el Sinaí, después el pueblo está llamado a vivirla en fidelidad. La nueva comunidad que tiene su identidad de estas palabras del Sermón tiene que iluminar como una nueva Jerusalén, como una espléndida Sión. Ella misma es el templo vivo de la presencia de Dios, luz de luz. Y la comunidad, y el cristiano personalmente, deben estar en lo alto del monte, de la vida, de la historia, de los conflictos, de las catástrofes, no solamente para mostrar su fidelidad, sino para iluminar a toda la humanidad. Como los profetas soñaban de Sión.

 Los que han hecho las opciones por el mundo de las bienaventuranzas han hecho una elección manifiesta: ser sal de la tierra y luz del mundo. Esto quiere decir sencilla y llanamente que las bienaventuranzas no es para vivirlas en interioridades secretas, sino que hay que comprometerse en una misión: la de anunciar al mundo, a todos los hombres, eso que se ha descubierto en las claves del Reino de Dios. Las bienaventuranzas, son un compromiso, una praxis, que debe testimoniarse. No puede ser de otra manera para quien se ha identificado con los pobres, con la justicia, con la paz. Eso no puede quedar en el secreto del corazón, sino que debe llevarnos a anunciarlo y a luchar por ello. Porque esto de ser sal de la tierra y luz del mundo se ha usado muchos para “santos” especiales; pero no deja de ser un despropósito… es sencilla y llanamente la identificación de la verdadera vocación cristiana. Todo cristiano está llamado a ser la sal de la tierra y la luz del mundo… aunque no llegue a esa santidad desproporcionada.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

6/8/22

07 DE AGOSTO : XIX DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

 




Se puede ir por la vida hundido por las circunstancias negativas que nos hacen perder la alegría, las fuerzas, la capacidad de comunicación y de solidaridad. Se puede “ir tirando”. Pero “lo que se tira” es la misma vida, la única que tengo.

Vivir sin esperanza, no es sobrevivir, sino malvivir. Vivir destruyéndose. Pero ¿qué esperanza es hoy posible, realista, hacedera?

La memoria de cómo nos ha ayudado el Señor en el pasado (1 lectura), el ejemplo de los grandes creyentes, que por eso fueron grandes esperantes (2 lectura) y el haber sido elegidos de Dios y contar con su amor misericordioso (salmo), hacen que la alabanza, la confianza y la acción de gracias puedan estar presentes, dinamizando nuestro ánimo y nuestros proyectos vitales

Fr. Francisco José Rodríguez FassioConvento de Santo Domingo Ra’ykuéra – Asunción (Paraguay).

EVANGELIO DOMINGO 07-08-2022 SAN LUCAS 12, 32-48 XIX SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos bolsas que no se estropeen, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le dijo:
«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».
Y el Señor dijo:
«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».

                                                      Es palabra de Dios

REFLEXION

 El evangelio de Lucas nos ofrece aquí una serie de elementos que están en el Sermón de la Montaña, en Mateo, y un conjunto de parábolas (los criados que esperan a que su amo vuelva de unas bodas, el amo que vigila su casa por si llega un ladrón, y el administrador fiel al que se le ha confiado repartir el trigo) sobre la vigilancia y la fidelidad al Señor. La exhortación primera, que concluye con el dicho “donde está vuestro tesoro, allí está vuestro corazón”, es toda una llamada a la comunidad sobre el comportamiento en este mundo con respecto a las riquezas. Lucas es un evangelista que cuida, más que ningún otro, este aspecto tan determinante de la vida social y económica, porque escribía en una ciudad (Éfeso o Corinto) donde los cristianos debían tomar postura frente a la injusticia y la división de clases.

 El dicho del tesoro y el corazón es un dicho popular que encierra mucha sabiduría de siglos. Pero es propio de estos dichos (el llamado “Evangelio Q” como algunos lo llaman actualmente) poner de manifiesto la radicalidad sapiencial y escatológica que se vivió en aquellos momentos. Si bien es verdad que el rigor apocalíptico ya no es determinante, sí lo es el sentido que mantienen estas palabras. Vigilar, ahora, ya no es estar preocupados por el fin del mundo, sino estar preocupados por no poner nuestro corazón en los poderes y las riquezas. Son dichos para comprometerse en nuestro mundo, aunque sin perder la perspectiva del mundo futuro.

 Lucas sitúa esto en el programa de buscar el Reino de Dios, pidiendo y exigiendo al cristiano no desear las mismas cosas que desean y tienen los poderosos de este mundo. El Reino exige otros comportamientos. Así, pues, las parábolas sobre la vigilancia y la fidelidad vienen a ser como el comentario a esa actitud. Es una llamada a la responsabilidad en todos los órdenes, pero especialmente la responsabilidad de saberse en la línea de que la vida tiene una dimensión espiritual, trascendente, sabiendo que hay que ponerse en las manos de Dios. Eso no es una huida de lo que hay que hacer en este mundo; pero, por otra parte, tampoco ignorando que nos espera Alguien que un día se ceñirá para servirnos si le hemos sido fieles. Ése de quien habla Jesús en la parábola, es Dios. Nosotros, mientras, administramos, trabajamos, ayudamos a los más pobres y necesitados, como una responsabilidad muy importante que se nos ha otorgado.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)