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DOMIGO 07-09-2025 VIGESIMO TERCES DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





La sabiduría de Dios es un don indispensable para ordenar la vida cristiana según el amor divino. No se alcanza solo con esfuerzo humano, pues nuestra mente es limitada y condicionada por lo terrenal; requiere la acción del Espíritu, que nos conduce por un camino de gozo y vida. Seguir a Cristo implica discernir, como quien calcula antes de una obra o batalla, si estamos dispuestos a renunciar a todo lo que se oponga a Él. Este compromiso exige una lucha interior, pero conduce a la amistad con Jesús y a la paz del cielo. El Salmo 89 recuerda que, ante la fragilidad humana, Dios es refugio eterno. Aunque la vida sea breve, su misericordia perdura y da sentido y esperanza, sosteniendo al creyente en toda circunstancia. En la carta a Filemón, Pablo muestra que el amor cristiano transforma las relaciones: Onésimo, antes esclavo, ahora es hermano en Cristo.

La fe disuelve barreras y renueva actitudes, construyendo comunidades basadas en respeto e igualdad. El discipulado se compara con una torre y una batalla. Construir implica perseverancia y renuncia; luchar supone enfrentar egoísmo, miedo y tentación. La victoria no sigue criterios mundanos: puede implicar perder bienes o la vida, pero está asegurada en el Resucitado. La gloria del discípulo es participar de la vida y misión de Cristo, en sus momentos de luz y de cruz, con la certeza de que la victoria final, la vida eterna, ya nos ha sido dada por adelantado.

Fr. Bernardo Sastre Zamora O.P.

Fr. Bernardo Sastre Zamora O.P.
Convento de San Esteban (Salamanca