Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís: “Tiene un demonio”; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: “Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón».
Es palabra del Señor
REFLEXION
Viene el Bautista y le llaman endemoniado por su vida austera. Viene Jesús y le llaman comilón y borracho porque entra en casa de todo el mundo. El caso es no querer ver los mensajes de ambos: la conversión, el amor al prójimo, la Buena Nueva. Los que les conocen se quedan solo con las apariencias más superfluas y no se paran a escuchar sus mensajes, como los niños que juegan en la plaza de manera atolondrada y no atienden a lo que se les dice ni oyen la música que suena.
En muchas ocasiones nos dejamos llevar por las primeras impresiones ante una persona que conocemos, ante un hecho o una circunstancia, y no nos paramos a analizar en profundidad lo que tenemos delante. Tanto San Juan Bautista como Jesús hablaron para todo el mundo, no se escondían de nadie ni se dirigían a unos pocos elegidos: lanzaban sus mensajes por los caminos, en las plazas, en las calles, donde todo el mundo pudiera escucharlos. Su manera de vivir y relacionarse con los demás era pública, conocida y discutida.
Al final de este pasaje Cristo nos da la clave: “Los hijos de la sabiduría le han dado la razón” (en referencia al Bautista) es decir: aquellos que ponen todos sus sentidos, que no se quedan con lo primero que ven, que son capaces de analizar y meditar lo que observan y escuchan, son capaces de llegar al fondo del mensaje.
Pues así nosotros debemos ser reflexivos cuando nos hablen, no dejarnos llevar por opiniones ajenas ni por las apariencias, porque podemos caer en lo superficial y perdernos el tesoro que se oculta como les pasó a muchos de los que conocieron a Jesús y al Bautista y no supieron entender sus “palabras de vida eterna”. La lectura de la Palabra, la oración y la meditación nos ayudarán a conocer a Cristo y su mensaje y a no ser como los niños de la plazuela.