Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.
Es palabra del Señor
REFLEXION
Jesús hace suya la misión del Siervo de Dios, y con palabras proféticas de Isaías, proclama en la sinagoga de su pueblo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque Él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor”. (Is 61,1-2).
Jesús proclama un año jubilar; que no será en el futuro sino que es en el HOY del presente de Dios.
Jesús revela que este programa es el proyecto de Dios que se realiza por la acción del ‘Espíritu del Señor que está sobre mí; por esto me ha consagrado con la unción y me ha mandado a llevar a los pobres el anuncio de alegría, liberación, salvación’.
Se admiraban sus oyentes de que les hablara sólo de la gracia, y no de castigo; y es que Jesús lee el texto de Isaías deteniéndose justo antes de las palabras que anuncian “día de venganza de nuestro Dios” (Is 61, 2). Sus paisanos deseaban la gracia y la salvación para sí mismos, pero para los demás la venganza y el castigo.
Pero Jesús en nombre de Dios proclama gracia para todos, es decir regalo, gratuidad, perdón, acogida, aceptación, habla de saberse querido/a en la misericordia y amor incondicional de Dios.
Esta Buena Noticia se nos anuncia hoy para que la dejemos encarnarse en nuestra propia existencia. ¿Quizás nos falta experimentarle hoy a Jesús, el hijo de José, como gracia de Dios y salvación?
Aceptar el año de gracia del Señor, es acoger la libertad, dejarnos curar por Jesús “hoy”, romper con nuestra estrechez de miras, abrirnos a los demás, reconocer que la liberación, y la salvación las ofrece Dios gratuitamente a todos por medio de Jesucristo. Acoger la salvación y la gracia que se cumplen “hoy” significa acoger este amor de Dios, más grande que cualquier obra y mérito, es don gratuito que se manifiesta en Cristo Jesús. Que hoy y siempre sea, desde la Iglesia, el día y el año de Gracia del Señor para todos.
Que (sin olvidar a pobres y excluidos) nuestras vidas sean anuncio del Evangelio de la Gracia.