Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Es palabra del Señor
REFLEXION
Al pie de la cruz nos presenta Jesús a su madre y nos la entrega como nuestra Madre, nos lo da todo, incluso a su madre. ¡Ahí tienes a tu madre!... Palabras que iluminan profundamente el misterio de una Cruz. Esta no representa una tragedia sin esperanza sino lugar donde Jesús deja sus últimas voluntades de amor.
Son el origen de la vocación materna de María hacia la humanidad entera. Ella será la madre de los discípulos de su Hijo y cuidará de ellos y de su camino. Jesús no quiere dejarlos solos, por eso les pide que se acompañen. Hace de los suyos una familia que tiene el mismo Padre y una misma madre a quien le entrega el cuidado de sus discípulos. A ellos por su parte, les corresponde recibirla como propia madre, siguiendo el ejemplo del discípulo amado.
Es una maternidad que nos da pertenencia, la seguridad de tener un lugar, un regazo, un mismo amor. Fuera del amor de María sólo podemos estar al peligro de amores infecundos, carentes de significado, amores dependientes y esclavizados. En cambio, el amor de madre provoca confianza, nos da el ser y la vida, nos ofrece identidad, nos hace saber que somos amados y dignos de amor. El amor de madre mitiga el dolor, nos hace fuertes y nos lleva a experimentar la ternura del afecto que requiere la llamada de Dios.
Se gesta allí junto a la cruz, en medio de un panorama desolador, silencioso, oscuro, terrorífico, la necesidad de acoger al otro y de aprender a convivir con el otro. En la cruz Jesús deposita en las manos de Juan, la vida de María y en las manos de María la vida del discípulo y de la Iglesia.
María en su dolor asume como madre el nuestro, nuestro sufrimiento no le es indiferente. María comprende nuestra fragilidad humana, sin muchas palabras sabe descifrar nuestros interrogantes y temores, descubre nuestras angustias y pacientemente espera que volvamos a ella para abrazarnos con confianza.



