2/9/25

EVANGELIO MIERCOLES 03-09-2025 SAN LUCAS 4, 38-44 XXII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón.

La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella.
El, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando.

De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían:
«Tú eres el Hijo de Dios».

Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.

Pero él les dijo:
«Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado».

Y predicaba en las sinagogas de Judea.

                  Es palabra del Señor

REFLEXION

El Evangelio de hoy nos muestra a Jesús sanando, restaurando la vida. Primero a la suegra de Pedro, luego a muchas personas más que se acercan a Él con sus heridas y sufrimientos. Jesús no se guarda nada para sí. Se entrega, se deja tocar, se deja interrumpir. Y sin embargo, al amanecer, se retira a un lugar apartado. Busca a Dios, porque necesita momentos con el Padre. Necesita orar.

Pero hay un detalle que llama la atención en este Evangelio: cuando todos quieren retener a Jesús, que se quede, que siga haciendo milagros allí, Él responde con firmeza: "También a otras ciudades tengo que anunciarles el Reino de Dios, para eso he sido enviado". No se instala, no se acomoda, no se queda en lo fácil. Jesús vive en constante salida, siempre con el corazón puesto en los que aún esperan, en los que todavía no han escuchado la buena noticia.

Este Evangelio claramente nos llama a no quedarnos encerrados en nuestros propios pequeños "éxitos" o en los espacios donde nos sentimos cómodos. El amor cristiano no se mide solo por lo que hacemos, sino también por nuestra disposición a salir, a movernos, a cruzar fronteras, por incómodas que sean. El Reino crece cuando dejamos de vivir para nosotros y empezamos a vivir para los demás.

Preguntas:

  • ¿A quiénes podría dar gracias hoy por su fidelidad, por su forma de vivir la fe con amor y esperanza? ¿Los he reconocido alguna vez públicamente?
  • ¿Estoy ayudando a que mi comunidad crezca en el amor y dé fruto, o me he acostumbrado a solo “recibir” sin entregarme?
  • ¿Me cuesta salir de mi zona de confort cuando ya me siento “bien” en mi vida de fe?
  • ¿Dónde me está llamando hoy el Señor a llevar su presencia: a qué personas, situaciones o lugares aún no he acudido por miedo o comodidad?
 Fraternidad Laical de Santo Domingo de Valencia

Fraternidad Laical de Santo Domingo de Valencia

La Fraternidad Laical de Valencia está formada en la actualidad por hermanos y hermanas con promesa solemne, con promesa simple, y con hermanos a la espera de admisión; sin embargo, desde la fundación de la misma, han formado parte de ella numerosas personas que nos han precedido en la predicación. Uno de los compromisos adquiridos comunitariamente es estudiar y compartir la Palabra de Dios para luego predicarla en la web. Contemplando la Palabra en comunidad, y poniéndola en común, elaboramos una predicación que compartimos con alegría.