9/6/25

EVANGELIO MARTES 10-06-2025 SAN MATEO 5, 13-16 X SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 




En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

Se ha comenzado el sermón de la montaña. Las bienaventuranzas abren esta enseñanza de Jesús y ahora en cuatro versículos y a través de tres símbolos llama la atención de sus discípulos: Sois la sal. Sois la luz. Sois una ciudad puesta en lo alto del monte. En medio de la corrupción, el discípulo es colocado para impedirla. Está colocado para transformar la realidad sacando todo lo bueno que hay en ella, impidiendo que sea deformada, distorsionada. Y hace una consideración y formula una pregunta: Si la sal se vuelve sosa ¿con qué la salarán?

Nosotros no terminamos de entender lo que para los oyentes de Jesús estaba a la vista. En nuestra experiencia la sal no puede perder la salinidad. Parece, pues, sobrar la pregunta, pues si no puede dejar de ser salada, no hace falta algo que le devuelva la salinidad. No era eso lo que veían a diario los contemporáneos de Jesús, pues el fuego consumía los ladrillos de sal en el horno y el hornero sacaba ese material inútil y lo echaba al suelo. La gente lo pisaba. Además de impedir la corrupción hacía arder lo que fácilmente no ardía.

La luz ha de iluminar por su propia naturaleza y las tinieblas se deshacen cuando ella está presente. Jesús indica lo que no se solía hacer: poner la lámpara encendida debajo del celemín. Para que ilumine ha de estar colocado en alto. El discípulo iluminado por la luz de Cristo no puede ni debe ocultar esa luz, pues ha sido iluminado para, a su vez, iluminar.

No hay manera de ocultar una población edificada en lo alto de la montaña. La existencia nueva recibida en el bautismo no hay manera de ocultarla, porque se verá siempre su belleza o su ruina, pero a la vista de todos queda.

En el final del pasaje proclamando aparece lo que Jesús ha querido resaltar como enseñanza para los discípulos: “Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos”. La existencia del bautizado no puede quedar opacada y tampoco convertirse en el objetivo a alcanzar por los que miran, sino que debe alumbrar, no deslumbrar; preservar de la corrupción y mover a volverse a Dios, dador de todo bien.

¿Cómo me interpela la Palabra? ¿Cómo atiendo el clamor de la gente?

Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.

Fr. Antonio Bueno Espinar O.P.
Convento de Santa Cruz la Real (Granada)

Soy fraile dominico, nacido en Almería en 1950. Tras graduarme como Delineante Industrial, ingresé en la Orden de Predicadores en 1967 y fui ordenado sacerdote en 1974. He desarrollado mi labor pastoral y formativa en España y Venezuela, como maestro de novicios, prior en varias comunidades, profesor de teología y director espiritual. También he trabajado en la Pastoral Familiar y acompañado a jóvenes y laicos dominicanos. Actualmente soy párroco en Santa Escolástica de Granada. Me apasiona la investigación histórica, he participado en congresos y publicado varios trabajos y formo parte del Instituto de Estudios Almerienses.