Es palabra de Dios
REFLEXION
Sospecho que a la gran mayoría de nosotros la primera vez que nos encontramos con el principio del pasaje evangélico de hoy nos pareció un tanto extraño. Nos chocó la actitud de Jesús, de ese Jesús que siempre le hemos visto atender a los que acuden y confían en él, que se mostrase reticente ante la petición de la mujer cananea de que cure a su hija poseída “por un demonio muy malo”, aduciendo que no era de Israel. Pero al fin, vemos al Jesús de siempre, que no se resiste ante quien tiene fe en él. “Mujer qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas”.
El mismo Jesús nos invita a “pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá. Porque quien pide recibe, quien busca halla y a quien llama se le abre”. Ha venido hasta nosotros para no reservarse nada de él, sino para que “tengamos vida y vida en abundancia”. Y también nos pide que extendamos su persona y su mensaje a todo el mundo “Id por el mundo entero y predicad el evangelio”.