Es palabra de Dios
REFLEXION
El juramento es signo de la inseguridad y de la doble cara con que se realizan las relaciones humanas. Se instrumentaliza la autoridad de Dios o de las cosas santas para dar garantías a nuestros asuntos humanos.
Si no somos personas de palabra, crece la desconfianza y la sospecha recíproca, el engaño que amenaza la convivencia y daña las relaciones humanas.
Nuestra convivencia no se construye con medias verdades, con incoherencias que desmienten nuestras palabras, con juramentos que llevan la sospecha de autoengaño o mentira.
Si lo que dices es lo que haces, no hay necesidad de juramento.
Los seguidores de Jesús estamos llamados a instaurar entre nosotros, en nuestras familias y en nuestras comunidades un clima de confianza recíproca, para que podamos ser considerados sinceros sin recurrir a instancias superiores para ser creídos.
Vivir la sencillez en nuestras relaciones, honestidad en nuestra comunicación con los demás, transparencia en nuestras palabras; nos hace vivir la virtud de la religión y regula el uso de nuestra palabra en la verdad; en las relaciones humanas y las cosas santas.
La vida es transparente en la gente de palabra, a la que le basta decir sí, cuando es sí, y no, cuando es no.
Señor ayúdame a ser honesto conmigo mismo y con los demás; veraz en mis palabras en mi vida y en mi relación con los hermanos. Amén.
Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)