18/11/24

EVANGELIO MARTES 19-11-2024 SAN LUCAS 19, 1-10 XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.
Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:
«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».
Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.
Al ver esto, todos murmuraban diciendo:
«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».
Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:
«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».
Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

                                Es palabra del Señor

REFLEXION

Este pasaje del Evangelio San Lucas lo sitúa en un lugar próximo a Jerusalén, donde Jesús se dirige a completar su misión. Es muy conocido por muchas personas creyentes, y ha sido muy utilizado en retiros espirituales, pues es un pasaje muy rico en contenido y muy pedagógico.

Comienza describiendo las cualidades del personaje que tiene curiosidad por ver a Jesús: rico y jefe de publicanos. A continuación, señala los obstáculos que tiene que superar para poder cumplir con su curiosidad: bajo de estatura física y moral, muy conocido en la ciudad, por tanto, alguien muy importante. ¿No parece sorprendente verle subir a un árbol?

A continuación, narra las sorpresas. No es Zaqueo el que ve a Jesús, sino Jesús, el que ve a Zaqueo. No es Zaqueo el que le invita a su casa, sino es Jesús, el que se auto invita a su casa. Para ello tiene que bajar para que le vean. No describe la conversación de Jesús y Zaqueo, sólo resalta la respuesta de Zaqueo, un cambio radical, una conversión total.

El pasaje está cargado de enseñanzas. La conversión no se da sabiendo muchas cosas sobre Jesús, sino en el encuentro con Él. Es la persona la que nos hace cambiar, no la curiosidad, ni el conocimiento. En el encuentro con la persona es como la conocemos, la tratamos. Le hablamos y descubrimos su personalidad, su misión, y nos animamos a centrar nuestra vida en su proyecto.

Para esa conversión tenemos que bajar de los árboles en los que estamos situados que nos impiden poder cambiar de vida, cambiar de valores, para poder seguir a Jesús en su camino a Jerusalén.

Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)