24/1/24

25 DE ENERO : LA CONVERSION DE PABLO

 





Se recuerda en este día la conversión de Saulo, judío perseguidor de los cristianos, que se convertirá en fiel seguidor de Cristo hasta el punto de ser uno de los más grandes Apóstoles de Jesucristo, expandiendo la fe cristiana por toda Europa. Murio martirizado en Roma

 

Saulo (Saúl) procedía de una familia judía de la tribú de Benjamín (Rm 11, 1; cf. F1p 3, 5), que vivía por entonces en la diáspora: en Tarso de Cilicia, que le daría el privilegio de gozar de la ciudadanía romana. Esa ciudad, conocida por su universidad, su teatro, su estadio y su gimnasio, le hizo conocer la lengua y la cultura griega (Hch 21, 37.40).

Su nacimiento debió de tener lugar entre el año 3 y el 8 de la era cristiana. Podemos conjeturar esa fecha si tenemos en cuenta que era un «joven» en el momento de la lapidación de Esteban (Hch 7, 58), por el año 36. Por otra parte, él mismo se presenta ya como un anciano cuando escribe a Filemón entre el año 58 y el 60 (Flm 9).

Aproximadamente hasta el año 20 de nuestra era, debió de recibir una primera educación en su ciudad natal, a la que podría haber vuelto por los años 30 ó 31. Allí recibiría también su formación para el trabajo manual. Cilicia era famosa por sus tejidos de pelo de cabra —los cilicios—. Muy joven, Pablo parece haberse iniciado en el oficio de tejedor.

Pero, posiblemente entre los años 20 y 25, Saulo recibe también una estricta formación judía, formándose en Jerusalén a los pies de Gamaliel, el maestro fariseo (Hch 22, 3).

Perseguidor de los cristianos

Es en Jerusalén donde aparece por primera vez en público, como un testigo de la lapidación de Esteban. Los asesinos le confían sus ropas, pero Saulo aprueba el suplicio (Hch 7, 58-60). Tras la muerte de Esteban se desata la persecución contra la Iglesia de Jerusalén, o, mejor, contra un grupo de cristianos judeo-helenistas, vinculados con el círculo de Esteban. Saulo asume inmediatamente un papel muy activo en la lucha contra el grupo de los nazarenos, a los que, sin duda, consideraba como un peligro para la identidad e integridad del judaísmo. «Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel» (Hch 8, 3). […]

El mismo Pablo habrá de recordar muchas veces aquel celo que lo llevaba a perseguir a los seguidores de Jesús: 1Co 15, 9; Ga 1, 13; Flp 3, 6; lTm 1, 13. Evidentemente, su fama se debió de extender muy pronto entre las pequeñas comunidades de nazarenos. Su solo nombre evocaba la persecución. Saulo parecía inflexible.

Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

Hasta el día aquel en el que cambió bruscamente el curso de su vida. O tal vez no se trató de un cambio tan brusco. Nadie cambia tan radicalmente en un instante. Seguramente el espíritu de Jesús, al que Esteban veía e invocaba mientras era lapidado, venía lentamente transformando su corazón. Si Saulo era sincero en la fidelidad a la fe de Israel, esa misma fidelidad religiosa debió de ir abriéndole a la grandeza del testimonio que, a su pesar, le aportaban los que eran perseguidos por él. De hecho, el relato de su conversión nos hace pensar que para Saulo fue determinante descubrir una triple identidad. El Dios que hablaba en la luz a los profetas se identificaba ahora con Jesús de Nazaret. Y, por otra parte, Jesús de Nazaret se identificaba con aquellos discípulos a los que él perseguía en las casas y en las sinagogas.

Es preciso leer atentamente el relato de aquel acontecimiento (Hch 9, 1-30), que habría de ser tan importante para la historia del cristianismo. Como se puede observar, el relato parece articularse en tres partes, en las que se describen la conversión de Saulo, su encuentro con la comunidad y el inicio de su apostolado.

En la primera parte se nos ofrece una descripción bastante sucinta de la conversión de Saulo (Hch 9, 3-8). En el texto hay un juego muy sutil de resonancias, que nos recuerda los textos de vocación que se encontraban en el Antiguo Testamento. Todo nos hace pensar que Saulo se encuentra ante una de las teofanías clásicas: hay un resplandor celestial, se oye una voz que interpela usando el nombre propio del llamado y asistimos a la caída del interpelado. Éste dirige una pregunta sobre la identidad del que llama desde la trascendencia y recibe una respuesta que incluye, a la vez, la identidad del que llama y la misión del llamado. […]

El encuentro con la Comunidad

La segunda parte del relato evoca, con un cierto dramatismo, el encuentro de Saulo con la comunidad a la que perseguía, que, a pesar de miedos y reticencias, se muestra acogedora ante el perseguidor (Hch 9, 8-19). […]

Como en otros relatos de vocación y de misión, también aquí la intervención sobrenatural apela a las mediaciones humanas. El Señor, que ha hablado a Saulo, habla también al discípulo Ananías. El encuentro de Saulo con el Señor Jesús ha de continuar en su encuentro con los discípulos del Señor Jesús. Ananías es un profeta para el que ha sido llamado al modo de los profetas. A través de su palabra se revela el sentido último de las palabras de la revelación.
Pero hay más. El relato ve este encuentro como un resumen de la actividad misionera de las primeras comunidades. La palabra que ilustra el camino y señala expresamente la certeza de la persecución, va acompañada por los signos sacramentales que celebran los pasos que va dando el creyente.

La sencilla observación sobre el alimento y las fuerzas recobradas, evoca el ayuno ritual de los catecúmenos, pero también las narraciones de los resucitados que volvían a la vida, como la hija de Jairo (cf. Mc 5, 43). Para Saulo, en efecto, ha comenzado una nueva vida.

Pablo, el Apóstol de Jesús

La tercera parte del relato traza ya el esbozo de la actividad misionera del apóstol. No faltan aquí las alusiones al núcleo de su predicación, al asombro que suscita, al riesgo de muerte al que se expone el antiguo perseguidor, a las suspicacias que despierta entre los hermanos. Es especialmente llamativa la intervención de Bernabé que presenta a Saulo ante la comunidad como un nuevo profeta, que ha «visto al Señor en el camino» y que «ha escuchado» su voz (Hch 9, 19-30). […]

Aquel acontecimiento de la conversión de Saulo estaba llamado a tener una enorme importancia, tanto en su vida como en la de las nacientes comunidades. Por lo que a él se refiere, el antiguo perseguidor ha vivido una experiencia tan fuerte que ha sometido a crisis sus convicciones más fuertes y sus actitudes más llamativas. Ha sufrido lo que hoy se podría llamar como un profundo cambio en sus opciones fundamentales.

Vemos cómo Pablo describe aquel momento con rasgos que evocan la transfiguración de Jesús en el monte. La luz de lo alto, acompañada de una palabra trascendente, revela la identidad del Señor y, al mismo tiempo, muestra al llamado la vocación a la que ha sido llamado. En esta ocasión, las palabras originales del Señor parecen haber sido ya enriquecidas con la maduración de la conciencia de su propia misión, que Pablo ha ido consiguiendo con el tiempo y con su rica experiencia apostólica. Ha sido llamado a ser servidor de Dios y testigo de su revelación. Ha sido enviado a los gentiles para ofrecer la salvación de Dios a los pueblos que no pertenecían a la herencia de Israel. Su incorporación al pueblo de los «santificados» tiene lugar por medio de la fe en Jesús y conlleva la conversión y el perdón de los pecados. […]

José-Román Flecha Andrés

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),

EVANGELIO JUEVES 25-01-2024 SAN MARCOS 16, 15-18 III SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 




En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

                               Es palabra del Señor

REFLEXION

En el apéndice del Evangelio de San Marcos se nos narra, de manera sintética, las apariciones de Jesús resucitado a los apóstoles. Descubrimos, en las palabras del Resucitado, la misma misión que recibiría Pablo tras su conversión.

La conversión altera nuestra vida y sin conversión, no hay predicación del Evangelio. Podemos dar testimonio de nuestra vida piadosa y cumplidora, aunque el anuncio del Evangelio, la buena noticia de la Salvación, es otra cosa. Anunciar la Buena Nueva nos lleva hasta lugares no transitados anteriormente, nos desacomoda y nos envía a la misma misión a la que Pablo fue enviado. Tenemos que abandonar nuestros proyectos, dejar por anticuados nuestros esquemas y salir de nuestra aparente tranquilidad; tenemos que recorrer caminos ignotos y llegar hasta las fronteras, allí donde se ha escuchado distorsionado su mensaje al abordar únicamente el contenido de la ley sin ofrecer gestos de amor. Se trata, como decía el profeta Isaías, de alentar al abatido, entregar palabras de esperanza a los que sufren, de cortar la hemorragia de tantas heridas abiertas por las que se escapa la vida. Estas son las acciones que acompañan a la predicación, que son ellas mismas predicación. Jesús nos asegura que no corremos peligro, que podemos estar tranquilos.

Preguntémonos, como familia predicadora, si seguimos cabalgando en nuestras particulares cruzadas o nos hemos dejado derribar del caballo para empezar de nuevo.

Dña. Micaela Bunes Portillo OP
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Murcia

23/1/24

MIERCOLES 24 DE ENERO : SAN FRANCISCO DE SALES

 





Obispo de Ginebra, doctor de la Iglesia, fundador de la Orden de la Visitación, patrono de escritores y periodistas. La obra espiritual más importante de Francisco de Sales es el Tratado del amor de Dios

 

El Santo de las pequeñas virtudes

Annecy (Alta Saboya), 21-agosto-1567 - Lyón, 27-diciembre-1622

Resulta difícil imaginarse a un santo obispo que, familiarmente, pertenece a la nobleza, se ha relacionado con la grandeza de su tiempo, es reconocido como doctor de la Iglesia y, sin embargo, pueda caracterizarse como el santo de las pequeñas virtudes. «Sobre todo —escribía en una de sus cartas de dirección espiritual— a mí me gustan estas tres virtudes insignificantes: la dulzura de corazón, la pobreza de espíritu y la sencillez de la vida; y estos ejercicios pocos vistosos: visitar a los enfermos, servir a los pobres, consolar a los afligidos y, todo ello, sin darle importancia y haciéndolo en plena libertad» (Oeuvres, XII, 205).

Juan Pablo II, en su exhortación apostólica Christifideles laici, decía de él: «Podemos concluir releyendo una hermosa página de San Francisco de Sales, que tanto ha promovido la espiritualidad de los laicos. Hablando de la «devoción», es decir, de la perfección cristiana o «vida según el espíritu», presenta de manera simple y espléndida la vocación de todos los cristianos a la santidad y, al mismo tiempo, el modo específico con que cada cristiano la realiza: En la creación Dios mandó a las plantas producir sus frutos, cada una según su especie. El mismo mandamiento dirige a los cristianos, que son plantas vivas de su Iglesia, para que produzcan frutos de devoción, cada una según su estado y condición. La devoción debe ser practicada en modo diverso por el hidalgo, por el artesano, por el sirviente, por el príncipe, por la viuda, por la mujer soltera y por la casada. Pero esto no basta; es necesario además conciliar la práctica de la devoción con las fuerzas, con las obligaciones y deberes de cada persona (..). Es un error —mejor dicho, una herejía— pretender excluir el ejercicio de la devoción del ambiente militar, del taller de los artesanos, de la corte de los príncipes, de los hogares de los casados (...). Por eso, en cualquier lugar que nos encontremos, podemos y debemos aspirar a la vida perfecta» (CL, n.° 56)» [...]

El Santo del amor de Dios

La obra espiritual más importante de Francisco de Sales es el Tratado del amor de Dios. El papa Pío XI decía que en esta obra -el santo doctor, como si intentase escribir una historia del amor de Dios, narra cuál fue su origen y su desarrollo y también por qué empezó a enfriarse y languidecer en el ánimo de los hombres; después expone cómo podríamos ejercitarnos y crecer en él. Cuando la ocasión se presenta, explica lúcidamente cuestiones difíciles como la gracia eficaz, la predestinación, la vocación de la fe; y para que el discurso no aparezca conceptual y frío lo adoba con tan festiva gracia y con un aroma tan grande de piedad, y lo reviste con tal variedad de comparaciones y tales ejemplos y citas apropiadas sacadas con frecuencia de las Sagradas Escrituras, que el libro parece brotar, no tanto de su mente cuanto de sus entrañas y de su corazón» (encíclica Rerum Omnium, del 26 de enero de 1923). En efecto, se podría decir que este libro es el diario del alma de dos santos: Francisco de Sales y Juana de Chantal.

Un tema fundamental de la espiritualidad salesiana, magníficamente expuesto en esta obra, es la búsqueda y cumplimiento de la voluntad de Dios: Nada pedir y nada rehusar, decía frecuentemente el santo obispo. En efecto, quien se sabe hecho a imagen y semejanza de Dios, busca identificarse con él, aceptando el proyecto divino sobre su persona, tratando de agradar a Dios en todo su obrar, deseando siempre le bon plaisir de Dieu.

A veces se ha dicho que Francisco de Sales ofrece una espiritualidad poco austera e, incluso, algo festiva: una oración poco exigente, ausencia de disciplina, pocas mortificaciones, etc. ¡Qué poco han leído las obras del santo obispo de Ginebra quienes así hablan! Él sabe bien que si en el Tabor hubo más claridad, fue en el Calvario donde hubo mayor salvación. El Calvario -decía- es el monte de los amantes. Y puesto que el Señor invita a todos sus discípulos a tomar cada día la propia cruz, una y mil veces aconsejaba que había que abrazarse a la cruz. Pero no la cruz que cada uno quisiera labrarse, sino la que Dios nos manda cada día: Prefiero llevar una cruz de paja, que el Señor me envíe, que una cruz muy pesada, pero que yo eligiera. [...]

Valentín Viguera Franco S.D.B.

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),

EVANGELIO MIERCOLES 24-01-2024 SAN MARCOS 4, 1-20 TERCERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó, y el gentío se quedó en tierra junto al mar.
Les enseñó muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:
«Escuchad: salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».
Y añadió:
«El que tenga oídos para oír, que oiga».
Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas.
Él les dijo:
«A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados”».
Y añadió:
«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

                                Es palabra del Señor

REFLEXION

La parábola de la semilla, tan conocida, tantas veces escuchada y comentada, puede parecer a primera vista que no necesita comentario pues en el texto evangélico el mismo Jesús la interpreta, hay actitudes en el relato que son fundamentales para entender incluso la explicación de Jesús. Al comenzar a hablar dirigiéndose a la gente Jesús dice: “escuchad” y más adelante “el que tenga oídos para oír que oiga”, es decir ésta parábola toca lo más profundo de nuestro ser, hay que escuchar con el corazón para entender con la mente, escuchar la vida, mi vida, la vida de la humanidad.

La semilla es siempre buena, ningún sembrador se arriesga a plantar semilla de baja calidad la “semilla-palabra” es la Bondad de Dios que va tocando el corazón del ser humano, donde existen recodos a veces tan áridos y oscuros como esas piedras o esas zarzas o esa inconsistencia del borde del camino, pero lo cierto es, que la semilla se siembra: Dios siempre está

“A vosotros se os han revelado los secretos de los misterios del Reino”, dice Jesús y nos preguntamos ¿quiénes son esos “vosotros” ?: los que han sido tocados por Dios no por perfectos y buenos sino por pecadores, por frágiles. En el evangelio de Mt 3, 9 dirá Jesús que Dios puede sacar hijos de Abraham de debajo de las piedras. El sembrador no buscó sembrar la semilla en la tierra inadecuada, pero cayó en ella, porque la libertad del ser humano es lo que le asemeja con Dios, cuando esa libertad se aparta de la verdad y la bondad se queda por el camino.

Pero si no entendemos, sino sabemos leer y escuchar nuestra vida, las piedras del camino de nuestra historia; los abrojos y las inconsistencias ahogarán la verdad de Dios en nosotros. “ A los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados”. Máas allá del sentido escriturístico que tiene esta cita, sería bueno que nos preguntáramos quienes son los “de fuera”, ¿los que no creen?, no, los de fuera podemos ser cada uno de nosotros cuando perdemos la esperanza, cuando del calor del sol del orgullo ha secado la alegría y los deseos de seguir trabajando para que el mundo tenga cada vez mayor dignidad. Seguir a Jesús no es fácil, es un camino de fidelidad que tiene su origen en Dios Padre, que es el siempre fiel, el que siempre está. Cuando Jesús dice “no sea que se conviertan y los perdone” solo les recuerda a los suyos que convertirse es volver al Padre dejándose acariciar y transformar por él, no es decisión o tarea solo mía, porque él me mira y me atrae yo puedo volverme hacia él esa conversión es tan profunda que nos convierte en tierra fértil y en morada de su presencia, en Semillas de las que brote bondad perdón comprensión amor.

El camino de san Francisco de Sales para llegar a ser llamado “el santo de la bondad”, se caracterizó por la humildad de reconocer que la fuerza de su carácter debía pasar de las piedras punzantes del camino para convertirse en la tierra fértil del Amor de Dios, por eso pudo exclamar con el salmista: “tú eres mi Padre, mi Dios, mi roca salvadora.   

Sor Mª Ángeles Martínez, OP
Monasterio Inmaculada de Atacama, Copiapó – Chile

22/1/24

EVANGELIO MARTES 23-01-2024 SAN MARCOS 3, 31-35 TERCERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dice:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».

                           Es palabra del Señor

REFLEXION

Jesús nos abre al proyecto del amor del Padre a través de sus gestos, acciones y opciones en el camino. Después de instituir al grupo de los Doce se nos plantean las resistencias a las que se enfrenta Jesús. Por eso la referencia que se hace sobre la familia que viene a verlos propiciará la oportunidad de que Jesús nos ayude a profundizar en su propuesta. De ninguna manera su actitud implica un rechazo a los vínculos familiares. Lo que se quiere resaltar es que la fe implica una relación personal con Jesús y con su Padre. Por eso la respuesta: «El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre» (Mc 3,35). 

El evangelio de hoy es una clara invitación de pasar del oír al escuchar. Oír es relativamente fácil, y no comporta ningún cambio; Sin embargo, la escucha implica prestar atención, comprender e implicarnos. La escucha es la actitud propia del discípulo como se hace ver en el encuentro con Marta y María: «María se sentó a los pies del Señor y escuchaba su palabra» (Lc 10,39).  En este sentido la primera discípula es la virgen María. «María nos dio a Jesús según la carne porque antes supo acogerlo en su corazón lleno de fe» (Eduardo Pironio).  Que María, buena maestra en el seguimiento de Jesús, nos ayude a escuchar la Palabra, profundizarla en nuestro interior y llevarla a la práctica.

Fray Edgardo César Quintana O.P.
Casa Stmo. Cristo de la Victoria (Vigo)

21/1/24

LUNES 22 DE ENERO : SAN VICENTE MARTIR DE VALENCIA

 





Nacido en Huesca en el siglo IV, este diácono fue martirizado en plena persecución de Diocleciano. Pronto se convertirá en uno de los santos del cristianismo antiguo que alcanzó mayor popularidad en todas las épocas

San Vicente ha quedado para siempre vinculado a Valencia, aunque su lugar de nacimiento parece que fue la ciudad de Huesca. Es verdad que no disponemos de fuentes precisas para aclarar los comienzos del cristianismo en la ciudad del Turia. Era colonia romana desde mediados del siglo I a.C., y se descubre ya actividad de los cristianos en la región a finales del siglo III; antes parece que no hubo una presencia significativa de comunidades cristianas.

A comienzos del siglo IV y en plena persecución de Diocleciano tuvo lugar el «martirio de San Vicente», uno de los santos del cristianismo antiguo que alcanzó mayor popularidad en todas las épocas. «San Vicente, mártir de Valencia –escribe Ángel Fábrega Grau–, es sin duda uno de los mártires no sólo de España, sino de toda la Iglesia que obtuvo un culto más espléndido y universal desde los tiempos más remotos» (Pasionario Hispánico (siglos VII-XII, Madrid-Barcelona, 1953, T. I, p. 92).

Son varios los datos que tenemos históricamente ciertos. Era diácono de la iglesia Caesaraugustana; fue apresado en esta ciudad de Zaragoza y llevado a la de Valencia en compañía de su obispo, Valero, o Valerio, hacia el 304/305. Puede que el procónsul o juez Daciano la eligiera por el escaso peso específico que tenían todavía en ella los seguidores de Cristo. No se dispone de actas del martirio propiamente proconsulares, es decir, redactadas en el momento mismo del proceso por funcionarios romanos. Su memoria, sin embargo, transmitida al comienzo de forma oral, se recogió después en «pasiones», y de ellas se hicieron eco en sermones y composiciones poéticas. A comienzos del siglo V se conocía ya una «pasión» cuya lectura escuchaba en la liturgia San Agustín y muchos de sus contemporáneos; el aniversario de la muerte se celebraba el 22 de enero. El relato recogía los pormenores de la prisión, proceso, torturas, muerte y ventura que corrió su cadáver; se fecha con toda probabilidad en los últimos años del siglo IV; por tanto, a una distancia de casi cien años de su muerte.

[…] Fue mártir de la particular devoción de San Agustín. En diferentes años predicó en el día de su fiesta y han llegado a nosotros cinco sermones suyos. Contemplaba la victoria total de San Vicente en la persecución, interrogatorio y tortura; venció en la muerte, venció una vez muerto. Su fortaleza la recibió de Cristo, que antes había derramado la sangre por él.

Todo lo superó con la ayuda del Señor –exclama en el sermón 275–, combatiendo en dura lucha contra las asechanzas del antiguo enemigo, contra la crueldad del juez impío, contra los dolores de la carne mortal. «Daba la impresión de ser uno el atormentado y otro el que hablaba. Y efectivamente era otro; el Señor lo había predicho y prometido a sus mártires, diciendo: No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla en vosotros (Mt 10, 20).

[…] ¡Qué belleza de alma tendría aquél hasta cuyo cadáver resultó invicto —escribía en el Sermón 277—. «Dios concede a sus iglesias los cuerpos de los santos no para gloria de los mártires, sino para que se conviertan en lugares de oración». A este propósito podría recordarse la devoción que tenía Santo Domingo a San Vicente, tal como asegura un autor del siglo XIII, Esteban de Salagnac: «El padre Santo (Domingo) visitaba frecuentemente y de buen grado los lugares de oración y los sepulcros de los santos, y no pasaba de largo como nube sin lluvia, sino que allí, en oración, juntaba más de una vez el día con la noche. Con más frecuencia, sin embargo, siempre que se presentaba la ocasión, se retiraba a la villa llamada Castres, en la diócesis de Albí, limítrofe con la de Toulouse. Le movía la reverencia y devoción al santísimo levita Vicente, cuyo cuerpo sin duda alguna se reconoce y es cierto que reposa allí« (L. GALMÉS - V. T. GóMEZ, Santo Domingo de Guzmán, fuentes para su conocimiento, Madrid, BAC, 1987, p. 693).

Tras la paz constantiniana (313) se trasladó su cuerpo junto a la vía Augusta, a un kilómetro de la ciudad de Valencia; sobre su sepulcro se levantó después una basílica. En su entorno se estableció una comunidad de monjes hispano-romanos. Monasterio y basílica permanecieron durante la época de dominación musulmana. Algunas de sus reliquias se fueron dispersando por diferentes partes de España, Francia e Italia, principalmente. A partir del siglo IX se habla de «traslaciones del cuerpo entre otros lugares, al monasterio benedictino de Castres, en el Languedoc.

Fr. Vito T. Gómez García O.P.

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),

EVANGELIO 22-01-2024 SAN MARCOS 3, 22-30 TERCERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.

                          Es palabra del Señor

REFLEXION

“Todo se les podrá perdonar a los hombres…pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás”.

Palabras duras las pronunciadas por Jesús en este episodio que nos narra el evangelista Marcos. ¿Por qué dice esto el Maestro de la misericordia, el que acoge a pecadores y come con ellos, el que perdona siempre?

Contexto:

El pasaje nos recuerda una de las disputas de Jesús y sus oponentes, los maestros de la ley. Jesús ha realizado muchos milagros, curaciones de todo tipo, ha multiplicado los panes y los peces, ha hablado de Dios como un Padre bueno en quien confiar siempre y ha invitado a todos a recibir su mensaje y a juzgar sus hechos, a quienes no quieren acoger sus palabras.

Al no poder negar la evidencia de los prodigios realizados por Jesús, los enemigos atacan la naturaleza misma de su poder. Parece evidente que esos maestros de la ley no saben cómo actuar ante las palabras y las obras de Jesús. Él está rompiendo muchos esquemas sobre los que se asentaba la actitud de los maestros de la ley que, confundidos, no saben cómo argüir ante este hombre. De ahí su reacción: acusarlo de algo absurdo. La salida es extemporánea y sin sentido: Jesús obra esos milagros por el poder del demonio, de Satanás. En definitiva, no aceptar la presencia de Dios porque no obra como ellos desearían.

Reacción de Jesús:

Como siempre, la reacción de Jesús es manifestarse con serenidad y afrontar la situación con la verdad. No se retira; no los desprecia. Los llama y les da una respuesta con la que quiere hacerles caer en la cuenta de lo absurdo y contradictorio de su acusación. Esta carece de toda lógica.

Reacción de los “maestros de la ley.

Sabemos que la reacción de la mayoría de esos maestros de la ley no fue aceptar sus argumentos y aceptar sus propuestas. Al contrario, mantuvieron su enemistad y su rechazo, seguramente que con más inquina que antes. No fueron capaces de reaccionar según toda lógica; prefirieron seguir manteniendo sus ideas y oponer resistencia a Jesús. La fuerza física estaba de parte de ellos. Por eso impondrán su poder y tratarán de acabar con él. Su orgullo no les permitió aceptar lo que era evidente a sus ojos. No hay peor ciego…

Hoy

La actitud de los maestros de la ley es no querer ver la acción de Dios pese a los signos que lo proclaman. Todo su saber no les valió para ver el cumplimiento de las profecías, pese a tener ante sus ojos obras que no tienen explicación si no es por la intervención divina. Prefirieron seguir atados a sus costumbres y rechazar a Jesús. Esa es la blasfemia contra el Espíritu Santo, ese pecado que no tiene perdón por negarse a aceptar la verdad expresada por Jesús en palabras y hechos; rechazar y no querer aceptar, de facto, el paso de Dios por nuestra vida. El no aceptar al Mesías, acusarlo de obrar impulsado por Satanás, no querer ver lo que era palpable a sus ojos.

Curiosamente en nuestro mundo, de una u otra forma, hay muchos que niegan la verdad. Por eso se habla de postverdad, de fake news… es decir, de sucedáneos de la verdad. Parece que hoy y siempre abundan los amigos de la mentira. La verdad sigue emergiendo hoy, como siempre. Santa Teresa atinó cuando dijo: La verdad padece, pero no perece. A esa Verdad, a ese Jesús, manifestación de Dios que no perece, es al que nos debemos en fidelidad sus seguidores.

Fray Salustiano Mateos Gómara O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

20/1/24

DOMINGO 21 DE ENERO : TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Los versículos del Evangelio que leemos en este tercer domingo del Tiempo Ordinario nos sitúan en los comienzos de la vida pública de Jesús.

La detención de Juan Bautista habría sido como una señal para él, pues, tras dicho episodio, y tras treinta años de vida discreta en Nazaret, Jesús saldrá de su anonimato para inaugurar su misión, aquella para la que su Padre le envió al mundo.

En adelante, lo veremos por los caminos de Palestina proclamando la Buena Nueva en palabras y obras.

Fr. Jesús Nguema Ndong Bindang
Convento del Santo Nombre de Jesús (Lyon)

LECTURAS DEL DOMINGO 21 DE ENERO : TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Primera Lectura

Lectura de la profecía de Jonás 3, 1-5. 10

El Señor dirigió la palabra a Jonás:«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive; allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré».

Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla.

Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:«Dentro de cuarenta días, Nínive será arrasada».

Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.

Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.

                                Es palabra de Dios

Salmo

Sal 24, 4-5ab. 6-7bc. 8-9 R. Señor, enséñame tus caminos.

Señor, enséñame tus caminos,instrúyeme en tus sendas:haz que camine con lealtad;enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

Recuerda, Señor, que tu ternuray tu misericordia son eternas;acuérdate de mí con misericordia,por tu bondad, Señor. R/.

El Señor es bueno y es recto,y enseña el camino a los pecadores;hace caminar a los humildes con rectitud,enseña su camino a los humildes. R/.

Segunda Lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7, 29-31

Digo esto, hermanos, que el momento es apremiante.

Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.

                      Es palabra de Dios

REFLEXION

  • Iª Lectura: Jonás (3,1-5.10): "Todos pueden convertirse"

 La liturgia de hoy nos ofrece, como primera lectura, un texto del libro de Jonás, el profeta que debía ir a la Nínive de los asirios, prototipo del pueblo opresor, para predicar la conversión. Este libro, que ha recibido muchas interpretaciones, probablemente vio la luz en los tiempos postexílicos de Esdras y Nehemías, cuando aparece una política religiosa de xenofobia. El que se elija Nínive, la capital del imperio Asirio, es un dato muy curioso ya que es el símbolo del imperio que destruyó Israel, el reino del norte, con Senaquerib. Por lo mismo, cuando se escribe este libro no existía ya el imperio asirio; el autor, pues, hace una ficción con objeto de exponer ideas teológicas: el profeta se dirige a los opresores de todos los tiempos para llamarlos a la conversión.

 No se trata todavía de una conciencia misionera de universalismo, sino que se empeña en poner de manifiesto que Dios está abierto a todos, incluso a los opresores. Esta es una afirmación dura, pero nos muestra que para Dios nada hay imposible. Desde luego, el mensaje también es para el pueblo de Israel o para todos los que, desde la seguridad de su religión, piensan que Dios debe castigar como castigamos nosotros. Israel también debe convertirse a un Dios que es capaz de perdonar a los enemigos de su pueblo. Este es el mensaje del texto de hoy: la conversión como un cambio de mentalidad radical.

  • IIª Lectura: 1ª Corintios (7,29-31): "Este mundo pasará"

 La segunda lectura es un texto en el que se refleja la tensión escatológica del cristianismo primitivo, y de Pablo muy concretamente. Es un texto que está en el famoso c. 7, que es una respuesta de Pablo a lo que le han preguntado sobre el matrimonio y la virginidad. Se necesitarían más presiones y matices sobre la cuestión literaria de este c. 7. E incluso no sabemos quiénes son los que piensan que es bueno no casarse, ni tener relación con mujer. Se ha hablado de una corriente gnóstica llevada hasta el extremo en algún grupo de la comunidad de Corinto como desprecio del cuerpo y de lo humano. Esta es una “vexata quaestio” que no se resuelve fácilmente. Lo que Pablo propugna es que los cristianos casados deben vivir como tales y los que han elegido la “virginidad” que sean consecuentes. Cada uno debe vivir según su elección y ninguna vida es más perfecta que la otra. Porque el referente es Dios y cada uno tiene que vivir su experiencia cristiana con sentido, en armonía y en libertad.

 El texto de la lectura de hoy pretende hacer ver a su comunidad que las preocupaciones de este mundo, muy frecuentemente, nos hacen olvidar otra dimensión muy importante de la vida. Porque todos, casados o no, tenemos que vivir un mundo de armonía, de espiritualidad, de esperanza. La vida cristiana tiene en su entraña una tensión escatológica que hay que sabe vivir entre el “ya” y el “todavía no”. La experimentan unos y otros porque este mundo tira de nosotros y a veces nos atrapa. Este texto, hoy podemos entenderlo muy bien, acostumbrados como estamos a vivir las tensiones de nuestra época. Ya no existe preocupación por el final del mundo, pero vivir radicalizados en las prisas, el consumismo, la productividad, anula el equilibrio humano, la necesidad de la sabiduría interior y la felicidad verdadera.

Fray Miguel de Burgos Núñez(1944-2019)


EVANGELIO DOMINGO 21-01-2024 SAN MARCOS 1, 14-20 TERCER DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.

Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

                                            Es palabra del Señor

REFLEXION

 EL evangelio de hoy, de Marcos, tiene dos partes. La primera (vv.14-15), un sumario o síntesis, centrada en lo que es el programa de Jesús cuando vino a Galilea: el evangelio de Dios. Jesús viene a proclamar buenas noticias -eso significa evangelio-, de parte de Dios. Ello supone, pues, el anuncio de un tiempo nuevo y la llegada del Reino de Dios. El segundo elemento determina al primero: el tiempo es nuevo porque el reino de Dios ha comenzado. El tiempo es nuevo porque la soberanía de Dios sobre las miserias del hombre ha de ponerse de manifiesto. Este es el empeño fundamental de Jesús: hacer posible que ese Reino, que no es un territorio, ni un poder violento o material, llegue a los hombres. Dios se compromete profundamente, por medio de Jesús, en hacer posible ese Reino de liberación y de gracia. Pero también, por nuestra parte, se necesitan respuestas: convertíos y creed en el evangelio. Eso es lo que Jesús pedía y eso es lo que se nos pide aún. Ser cristianos, pues, debe significar que en este mundo de miserias, el evangelio, como buena noticia para los que sufren, está en acción.

 Si analizamos a fondo este sumario, podremos darnos cuenta de su importancia. El redactor lo pone al principio de todo, de la predicación de Galilea, porque está convencido de que cuando Jesús comienza a predicar ha llegado el tiempo nuevo tanto tiempo esperado por el pueblo de Israel. Y el tiempo es nuevo  porque Jesús trae “buenas noticias” de parte de Dios, lo que se centra en ese concepto abarcante del “reino o reinado de Dios” (basileia tou theou). Jesús quiere decir que es Dios quien toma las riendas de esta historia  y ya no deben ser los hombres “soberanos” y “reyes” quienes han de imponer a otros sus caprichos y sus leyes. Dios entrega salvación y liberación por medio del profeta de Galilea. Hacía mucho tiempo que no se oía una voz profética en Israel, porque los “soberanos” de turno lo habían impedido. La soberanía de Dios también implicaba que se oyera una voz profética para interpretar la historia de las miserias humanas de otra forma y de otra manera.

 ¿Qué se pide a cambio de este tiempo nuevo? ¡Conversión! Que no es simplemente “hacer penitencia”. Si traducimos de esa manera el verbo que está a la base del texto (metanoéô) le habremos quitado su sentido primero y principal: cambiar de rumbo, de camino, de horizonte, de mentalidad. Convertirse  no es vestirse de saco y de ceniza. En Marcos, en el evangelio, en la predicación de Jesús, significa precisamente tomar una actitud nueva, una mentalidad creadora. Y es el segundo término el que mejor lo define: (unido a la conversión por un kai –y- “explicativo”) “creer en el evangelio”- Creer es “confiar” en las buenas noticias que vienen de parte de Dios. Esa es la conversión primera y fundamental. Sin eso no hay conversión, aunque nos vistamos de saco y ceniza.

 La segunda parte del texto evangélico de hoy describe la llamada a ser discípulos (vv. 16-20) y también pone de manifiesto varias cosas: el evangelio siempre ha contado con testigos que desde el principio forman una comunidad. El anuncio del evangelio provoca decisiones personales creando comunidad y fraternidad. Jesús no es un solitario que anuncia ideas extrañas, sino alguien que llega al corazón de los hombres, hasta el punto de dejar su modo de vivir por la causa del Reino. Los que le siguen sentirán con él una experiencia nueva de vida para anunciarla a los otros («os haré pescadores de hombres»). No se trata simplemente de un Rabí que tiene discípulos para que aprendan, sino que todo eso lo deben invertir en los demás. Jesús se impone en su llamada, pero dejando libertad. El «sígueme» de Jesús, de su evangelio, es una palabra creadora, no es doctrina, no son ideas, sino que provoca un estilo de vida. Esta primera llamada de los discípulos, aunque conocidos, no debe interpretarse como el relato histórico de lo que sucedió realmente, aunque en cierta forma lo es; sino que pretende ser el apoyo directo de la reacción al anuncio de las buenas noticias del evangelio predicado por Jesús en Galilea.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)