Es palabra de Dios
REFLEXION
La intención de algunos fariseos, que nos dice el texto sagrado, se acercaron a Jesús diciéndole: “Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte”, parece ser bien intencionada, pero nada acorde con el plan de la salvación. Ellos, como Pedro que reacciona ante el anuncio de Jesús de lo que va a padecer en Jerusalén, invitando a Jesús a apartar de sí todos esos malos augurios, se dejan llevar por los criterios humanos (defensa de la propia vida) y se alejan de los de Dios (entregar la vida por amor).
La respuesta de Jesús es clara: Id y decid a ese zorro. Han de decirle a Herodes y ellos han de tomar nota: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada.” Él y ellos, también los discípulos han de entender que sólo le importa la voluntad del Padre y que nada y tampoco nadie, va a apartarle de llevarla a cabo. Su determinación es firme. La secuencia de días, hoy y mañana, está referida a la misión: libera y sana. El tercer día apunta a su muerte y resurrección, cuando la obra que ha iniciado mediante el anuncio del reino, queda consumada: todas las cosas las hace nuevas. Se trata de la nueva creación.
Por eso lo que a continuación dice: “es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.”, revela que toda su existencia es una profecía en cumplimiento. Está anunciando lo que ha de suceder pronto y cómo la humanidad nueva en él y por él creada, significa la efectiva reunión de los hijos dispersos. Ellos no han querido que eso ocurra, pero él, obediente hasta la muerte y una muerte de cruz, entrega su vida para que acontezca la humanidad nuevamente creada y por él congregada.
Un anuncio no querido por ellos es hecho por Jesús: “vuestra casa va a ser abandonada”. Defendida con tanto empeño por ellos sin caer en la cuenta que el lugar de la presencia de Dios se ha desplazado y ahora se encuentra en Jesús, el Hijo amado del Padre, que ha sido enviado por el Padre para revelar todo el amor definitivo de Dios en favor de toda la humanidad.
¿Cómo acogemos la Palabra que salva?
¿Qué respuesta damos a esta Palabra?
¿Cómo la proclamamos en medio de este mundo necesitado de su luz?