Es palabra de Dios
REFLEXION
Cuando nos quedamos en ver sólo lo exterior de las situaciones, cuando no somos capaces de ponernos en la piel de la otra persona, cuando la encasillamos a través de un pequeño juicio que nos parece inicuo pero que casi siempre suele tener un cierto aire despectivo, cuando nos enredamos en pequeñas guerras a propósito de los comportamientos de los demás que nos sorprenden, porque no responden a lo que para nosotros sería lo correcto, siento que nos incapacitamos para ver en profundidad a la persona, para amarla, para valorarla; nos incapacitamos para ver el corazón de las cosas, lo esencial de las personas, la maravilla interior que se nos escapa, la tierra sagrada y misteriosa que es el otro.
Me gusta esta expresión de Jesús en este día “dar limosna de dentro y lo tendréis todo limpio”. Me hace pensar en esa invitación que hace la CNV (comunicación no violenta) a preguntarnos, en las distintas situaciones que vivimos, cuándo damos desde el corazón y cuándo nos mueven otros motivos: la obligación, la imagen, el deber etc. Al dar desde el corazón, o dar de corazón, y no nos referimos sólo a cosas, en el fondo estamos afirmando y reconociendo la dignidad de la persona, es decir que es digna de ser amada por lo que es; la estamos mirando de una manera limpia, más allá de prejuicios, o de moldes establecidos como legales, que nos separan de ella y que vuelven opaca nuestra mirada sobre la realidad.
Una y otra vez el Evangelio nos invita a crecer de dentro hacia fuera y no al revés. Que la Palabra de este día nos ayude a cuestionarnos algunos de nuestros juicios y reacciones rápidas ante los demás preguntándonos ¿Qué refleja de mí misma ese juicio que realizo sobre el otro? ¿Desde dónde le juzgo y le miro? ¿Desde el corazón que ama o desde la ley que encasilla?