Los discípulos de Juan el Bautista acuden a preguntar a Jesús, extrañados ante la conducta de los discípulos de Jesús: “¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?» Por la cercanía con Jesús algo va cambiando en la vivencia de los discípulos. Vivencia que genera una cierta libertad de espíritu, que sin duda han observado en Jesús. Este pasaje está situado una vez finalizado el sermón de la montaña, en el cual Jesús ha explicado con sentido nuevo todas las enseñanzas y prácticas de Israel. Lo que él anuncia y hace presente lleva a plenitud la ley y los profetas, porque en él se da el cumplimiento de lo que ellas anunciaban. De ahí que llame la atención de algo que debiera ser obvio: mientras el novio está presente no tiene cabida la práctica penitencial. Ya habrá tiempo para ello, en los días en que les arrebaten al Maestro. Pero sin duda la advertencia definitiva se encuentra en la afirmación: A vino nuevo, odres nuevos.
Naturalmente la comprensión de esta enseñanza tiene que situarse en la novedad de vida a la que somos llamados y esa novedad la revelan las actitudes y criterios con los que nos manejamos en el mundo de relaciones y compromisos que establecemos. Los discípulos de Juan debieran tenerlo claro, porque el Bautista ha afirmado que era preciso que él se opacara ante la presencia del Mesías del que era precursor y para quien preparaba el camino.
Lo sorprendente en nuestros días es, que habiendo superado el tiempo de colocar parches y remiendos en los trajes, sigamos poniéndolos a la hora de afrontar los problemas y situaciones en la que vivimos a diario. A los grandes temas que afectan al ser humano, nos cuesta ofrecer soluciones novedosas y eficaces. Parece que no hemos entendido lo que Jesús ha dicho como respuesta a la pregunta formulada y yendo más allá. No vale ir repitiendo, sin discernir si es válido y oportuno, lo que ofrecemos en nombre del Evangelio.
¿Nos va la propuesta novedosa de Jesús o preferimos repetir lo de siempre sin caer en la cuenta de lo que el Espíritu va sugiriendo en nuestros días?