Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.
Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».
Es palabra de Dios
REFLEXION
En este capítulo de S. Mateo, Jesús es rechazado por los habitantes de aquellas ciudades, en las que Él más se había entregado, conviviendo con ellos y enseñando su doctrina. De ahí, la exclamación:
“Ay! De ti, Corozaín, ¡Ay de ti Betsaida!, si en Tiro y Sidón, se hubieran realizado los milagros hechos en vosotras, hace tiempo que vestidas de saco y sentadas sobre ceniza, se hubieran convertido”. Por eso os digo que el día del juicio, les será más llevadero a Tiro y Sidón, que a vosotras. Y tú Cafarnaúm, piensas escalar el cielo, hasta el abismo te hundirás, porque si en Sodoma se hubiesen realizado los milagros hechos en vosotras, hace tiempo se habría convertido, por eso os digo que el día del juicio, le será más llevadero a Sodoma y a Gomorra, que a ti”.
Para los judíos, Sodoma y Gomorra eran ciudades arquetipo del mal, así como después Tiro y Sidón; ciudades de gran comercio, que se convirtieron en las más ricas, y cosmopolitas. Jesús compara a Tiro y Sidón, blanco de las críticas de todos los profetas y a Sodoma y Gomorra con Corozaín, Betsaida y Cafarnaúm, donde había predicado, y realizado grandes milagros, como una increpación porque no quisieron reconocer a Jesús como el Mesías.
El amor del Señor se derrama en nuestras vidas, cada día de una forma especial. Debemos tener cuidado para que los afanes, las preocupaciones, las riquezas, lo que engañosamente nos ofrece el mundo, no llegue a cautivar, a enfriar de tal manera nuestro corazón que nos aleje poco a poco de Dios. Entonces pasará a nuestro lado y no sabremos reconocerlo, no sabremos ver con la mirada de Dios cada acontecimiento que sucede en nuestra vida, y rechazaremos todo lo que nos sea desfavorable, incómodo, problemático, todo lo que nos descoloque de nuestro status, de nuestra comodidad. Tenemos que hacer oración y escuchar lo que el Señor nos quiere decir y no lo que nosotros queremos oír, leer entre líneas para poder descubrir por dónde quiere guiarnos el Espíritu Santo y descubrir la Voluntad de Dios que a veces puede cambiarnos la vida y, aunque sintamos miedo ante lo que nos pide, poner en Él todo nuestro corazón y nuestra confianza, teniendo los ojos fijos en Él, y si nos sentimos sin fuerza para hacerlo, sólo tenemos que pedirle: ¡Señor, ayúdame! ¡Qué alegría cuando respondemos con prontitud, y qué vacío cuando nos reservamos para nosotros mismos!