12/9/23

EVANGELIO MIERCOLES 13-09-2023 XXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:
«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.

Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.

Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.

Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.

Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!

¡Ay de vosotros, los que estáis saciados!, porque tendréis hambre!

¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!

¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».

                           Es palabra de Dios

REFLEXION

Cuando suelo leer el texto de las Bienaventuranza siempre me queda la duda de si de verdad lo entendemos bien. Hoy escuchamos la versión de las Bienaventuranzas de Lucas.

Llama dichosos a secas, a los pobres, a los hambrientos, a los que lloran, a los que son odiados y perseguidos por querer hacer realidad el Reino de Dios. Y nos invita a la alegría porque nos promete una gran recompensa.

Pero ¿Cómo entendemos eso de que son bienaventurados los pobres, los hambrientos, los que lloran, los perseguidos? ¿Dios quiere que seamos pobres, o que suframos y solo así poder ser dichosos? No, esta no sería la manera de entender las Bienaventuranzas.

Dios bendice a los pobres… no  porque son mejores que los ricos o porque vea bien la pobreza. Son dichosos y benditos los pobres porque ya ha llegado para ellos el reino de Dios. El reino les pertenece y en ese Reino el rey es Dios, El es el defensor y protector de todos ellos y de todos los que ponemos su esperanza en él.

Con Jesús ese Reino de Dios estaba presente porque el acogía a los pobres y marginados, El curaba a los enfermos, El integraba a los excluidos, El partía el pan con los hambrientos.

Si para Jesús la pobreza y la miseria era algo escandaloso que va contra el querer de Dios, quiere decir que nosotros los cristianos hemos de rechazarla y combatirla también, hemos de poner todo nuestro esfuerzo por suprimirla.

Si hacemos esto estaremos haciendo avanzar el reino de Dios. El ir haciendo realidad esto, el ver que hay gente comprometida en esta línea, es la buena noticia para los que están sufriendo la pobreza, el hambre o la persecución.

Hna. Mari Cruz OPDominica de la Anunciata