En aquel tiempo, habiendo convocado Jesús a los Doce, les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.
Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.
Y si algunos no os reciben, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de vuestros pies, como testimonio contra ellos».
Se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.
Es palabra de Dios
REFLEXION
El evangelio que hemos escuchado nos trae la descripción de la misión que los Doce recibieron de Jesús. Lc nos dice: “convocó a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y para sanar las enfermedades” (v 1), es decir que antes de ser enviados a la misión, les re-viste y traspasa algo de lo que Él posee. Jesús da, antes de mandar, y no envía a nadie a realizar una misión, por ejemplo sembrar un campo con las manos vacías. Les dio poder -capacidad para realizar el trabajo- y autoridad –derecho y obligación de realizarlo. No se puede seguir a Jesús y escuchar su llamamiento si no se está dispuesto a colaborar con Él en su obra. A todos y todas de alguna forma nos ha capacitado para aportar mi granito de arena en la construcción de su Reino.
Los discípulos están llamados y enviados a realizar la misma misión de su Maestro. Ellos lo entendieron maravillosamente después de la Resurrección y se apresuraron a realizar el mandato de Jesús que Mateo presenta al final de su evangelio (Mt, 28,18-20).
También hoy sigue necesitándonos y confiándonos la continuidad de su obra en la historia, en esta sociedad concreta nuestra. La Iglesia con seguridad existe para evangelizar, actualizando el mensaje del evangelio: anunciar con hechos y palabras la presencia del amor salvador de Dios a toda la humanidad. Pidamos al Espíritu que ilumine nuestro caminar.
El mandato de Jesús a sus discípulos es claro y concreto, no les envía a exponer una doctrina extensa y compleja, sino a transmitir una forma de vida, ellos han compartido la vida de Jesús, le ven vivir y actuar, por eso no les da instrucciones sobre lo que tendrán que decir sino cómo deben presentarse: “No lleven nada para el camino, ni bastón, ni provisiones, ni pan, ni dinero, ni tampoco dos túnicas cada uno. Permanezcan en la casa donde se alojen, hasta el momento de partir”. Estas palabras de Jesús no necesitan explicación, me faltan las palabras para expresar el asombro que sigue produciendo y produciéndome tal mandato, ¿cómo estamos realizando la misión? Sigamos orando y confiando en la misericordia y compasión de nuestro Dios. Él conoce la fragilidad de la vasija que somos los seres humanos y aún nos ha confiado el tesoro de implicarnos en la evangelización. ¡Deo gratias! No podemos cansarnos nunca de hacerlo, Él sigue actuando.