Fiesta del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo, en el que maravillosamente es proclamado como Hijo amado de Dios, las aguas son santificadas, el hombre es purificado y se alegra toda la tierra. (elog. del Martirologio Romano)
Celebramos hoy la Fiesta del Bautismo del Señor. Jesús, aquel niño a quien hemos adorado durante los días de Navidad, es ya hombre adulto dispuesto a llevar a cabo la misión de anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios
Seguimos en tiempo de Epifanía, que no es sino una Revelación-Teofanía en la que Dios se muestra a toda la humanidad, en la Adoración de los Magos; en el Bautismo de Jesús en el Jordán, al pueblo judío, y en las Bodas de Caná a sus discípulos.
He aquí, por tanto, el sentido de esta Fiesta: en el Jordán se manifiesta la identidad profunda de Jesús y antes del inicio de su ministerio público se expresa y confiesa la identidad de Dios como Trinidad: Voz del Padre, Bautismo del Hijo y Envío del Espíritu Santo.
Con el Bautismo de Jesús, celebramos el comienzo de su vida pública, la toma de conciencia del proyecto de Dios para él, y el bautismo en el Espíritu Santo, como identidad y proyecto de sus seguidores
¿Qué podemos hacer nosotros sino volver a Él en su Bautismo, para que en las aguas de su Espíritu, se aclare nuestra vida y la misión de discípulos?. Porque, Sobre El he puesto mi Espíritu, dice Isaías. (1ª lectura), Pasó haciendo el bien, predica S. Pedro, (2ª lectura) y Él os bautizará con Espíritu Santo, anuncia Juan el Bautista. (Evangelio)