Es palabra de Dios
REFLEXION
Jesús, el Hijo de Dios, viene a nuestra tierra a regalarnos un gran tesoro. A través de su amistad nos ofrece su verdad. La verdad que nos indica cómo hemos de vivir, y la verdad de que nuestra vida, después de los años terrenos, va a desembocar en la resurrección a una vida de total felicidad.
Y es claro que Jesús ofrece su estupendo tesoro a todos los hombres. No excluye a nadie. Se lo ofrece también, como nos indica el evangelio de hoy, a los recaudadores que defraudan y a otra gente de mala fama. Los oficialmente buenos se escandalizan de que Jesús se mezcle y hasta coma con esa gente de mal vivir. La respuesta de Jesús es bien clara: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Haciendo una interpretación amplia de la respuesta de Jesús, podemos afirmar que vino solo para los pecadores y no para los justos… lo que equivale a decir que vino para todos, porque justos no hay ninguno: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Todos somos pecadores y todos somos liberados y salvados por Jesús.