25/12/22

EVANGELIO LUNES 26-12-2022 SAN MATEO 10, 17-22 OCTAVA DE NAVIDAD

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».

                                                   Es palabra de Dios

REFLEXION

La vida de Jesús en esta tierra no fue un paseo triunfal, donde todo le sonrió. Al proclamar su evangelio, su buena noticia, fue aceptado por un buen puñado de personas, pero también fue rechazado por un alto número de ellas, especialmente por las autoridades de entonces, que lograron darle muerte en lo alto de una cruz.

Las palabras de Jesús en el evangelio de hoy donde anuncia a sus seguidores que serán rechazados por muchos, arrestados y llevados a los tribunales, son un buen comentario a otras palabras de Jesús: “No está el discípulo por encima de su maestro, ni el siervo por encima de su amo”.

Fue lo que le sucedió a San Esteban, el primer mártir cristiano. Por seguir y predicar lo mismo que su maestro Jesús, le sucedió lo mismo que a él, y le mataron lo mismo que él… y su final fue el mismo que el de Jesús, resucitando a una vida  nueva de total felicidad. Jesús nos invita a perseverar con él hasta el final.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

24/12/22

25 DE DICIEMBRE : FELIZ NAVIDAD

 





¡Se ha cumplido la promesa de la Esperanza!

En el niño que nos ha nacido, Dios cumple las promesas de esperanza que Israel y la humanidad habían anhelado desde todos los tiempos. Hoy es día de alegría y gozo porque podemos ver lo que tantas generaciones habían esperado. Lo que el hombre siempre soñó y anheló, la plenitud del hombre, la esperanza frente a la desesperación, la luz y la belleza frente a la oscuridad, la alegría y el gozo frente a la angustia y la tristeza, la libertad frente a la opresión, la justicia frente al abuso, y la paz frente a la agresión y la violencia, se han hecho realidad en este niño que nos ha nacido.

En ese pequeño cuerpo que hoy veneramos y adoramos, hay un inmenso misterio. El misterio de la promesa cumplida, la misma esperanza hecha carne. La salvación ha llegado, la gloria de Dios, la plenitud de lo que existe, la Palabra de Dios, ha venido al hombre. El mismo Dios se ha hecho hombre por amor al hombre. Para darle esperanza.

Una esperanza que comienza hoy, pero que se muestra en la que será toda su vida hasta terminar de perfeccionarse con su muerte y resurrección para cerrar el círculo de la promesa y la vida de Dios y del hombre.

Fray Vicente Niño Orti
Convento Santo Tomás de Aquino 'El Olivar' (Madrid)

EVANGELIO DOMINGO 25-12-2022 SAN JUAN 1, 1-18 DOMINGO DE PASCUA

 





En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio d él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

                                                     Es palabra de Dios

REFLEXION

 El evangelio es el prólogo del evangelio de Juan (1,1-18), una de las páginas más gloriosas, profundas y teológicas que se hayan escrito para decir algo de lo que es Dios, de lo que es Jesucristo, y de lo que es el hecho de la encarnación, en esa expresión inaudita de el “Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. La encarnación se expresa mediante lo más profundo que Dios tiene: su Palabra; con ella crea todas las cosas, como se pone de manifiesto en el relato de la creación de Génesis 1; con ella llama, como le sucede a Abrahán, el padre de los creyentes; con ella libera al pueblo de la esclavitud de Egipto; con ella anuncia los tiempos nuevos, como ocurre en las palabras de los profetas auténticos de Israel; con ella salva, como acontece con Jesucristo que nos revela el amor de este Dios. El evangelio de Juan, pues, no dispone de una tradición como la de Lucas para hablarnos de la anunciación y del nacimiento de Jesús, pero ha podido introducirse teológicamente en esos misterios mediante su teología de la Palabra. También, en nosotros, es muy importante la palabra, como en Dios. Con ella podemos crear situaciones nuevas de fraternidad; con nuestra palabra podemos dar vida a quien esté en la muerte del abandono y la ignominia, o muerte a quien esté buscando algo nuevo mediante compromisos de amor y justicia. Jesús, pues, también se ha encarnado para hacer nuestra palabra (que expresa nuestros sentimientos y pensamientos, nuestro yo más profundo, lo que sale del corazón) una palabra de luz y de misericordia; de perdón y de acogida. El ha puesto su tienda entre nosotros... para ser nuestro confidente de Dios.

 Un prólogo se escribe normalmente cuando la obra ya está completa; de esta manera, en el prólogo se expresan las ideas fundamentales de la obra que viene a continuación. Supongamos esto para el prólogo del cuarto evangelio. Puede parecer que tiene una cierta unidad, pero suprimid los vv. 6. 7. 8 y 15 que tratan de Juan Bautista y que fueron añadidos posteriormente. La razón es que hubo algunos discípulos que se mantuvieron fieles a Juan el Bautista y le otorgaban cierta preponderancia sobre Jesús. Era una secta baptista que tuvo cierta fuerza, sobre todo en el s. II (d.C.). De esta manera tendremos un prólogo lleno de fuerza y de lógica.

A) DIOS Y EL VERBO (vv. 1-5): Es la primera enseñanza de este himno. Quizás el prólogo nació en la celebración del culto. Sería como una especie de credo de la comunidad en la que vive Juan. Dios y su Palabra. Verbo = PALABRA. Esta expresión de Logos no tiene sus raíces en la filosofía griega, sino que es eminentemente bíblica. En la Biblia, en el AT, se dice que las divinidades paganas no hablan: *tienen boca, pero no hablan” (Salmo 115, 5). El Dios de la Biblia es el único que habla, que se expresa en el mundos. No está todavía personificada esta Palabra, pero se nota que Dios da vida al mundo por su PALABRA. Posteriormente, en una imagen semejante, casi se personifica esta fuerza de Dios bajo el nombre de SABIDURÍA. La Sabiduría es la que ha creado *con” Dios todas las cosas (Cf. Prov 3,19ss; 8, 22-31; 14,31;17,5). De todas formas, ni la Palabra, ni la SABIDURÍA se identifican plenamente con Dios en el AT. ¿Cuál es la novedad de Juan? Pues que la identifica con Dios, “estaba en Dios”. La personaliza. No es solamente una comparación, sino que la PALABRA (El Verbo o el Logos) es Dios mismo. Hay una relación entre Dios y la Palabra. Dios no está cerrado en Él mismo, sino que se pluraliza. Es una riqueza de Dios. Y, además, esta Palabra es creadora, como en el AT. Vemos que la fuente de inspiración de Juan es el AT y no la filosofía griega (v.3). La Palabra es la riqueza de Dios y del mundo (vv. 4 y 5). Es la vida y la vida es la luz de los hombres. Luego la Palabra de Dios es la fuente del mundo, toda la vida procede de Él y esa vida es la luz que los hombres han perdido. En este primer asomo al misterio de Dios en el himno de Juan, se revela una cosa fundamental. Es una idea revolucionaria para los judíos, que solamente eran monoteístas. Dios es más rico todavía. Dios es una pluralidad en la unidad. La Palabra es ALGUIEN esencial es Dios y para el mundo.

B) SOBRE LA ENCARNACIÓN (vv. 9.10.11.14 y 18): En estos versos se encierra todo el evangelio de Juan: la teología de la Encarnación. ¿Qué es esto? Es la reflexión que Juan ha hecho sobre Cristo. Se parte de un principio: Cristo-Jesús es la Palabra de Dios. Dios no se ha quedado en el cielo, sino que se ha hecho hombre y ha venido al mundo. Nosotros creemos en el Dios más humano que se ha podido imaginar en toda la historia de la religiones. La Palabra ha venido a “lo suyo”, a lo que había creado. Pero lo suyo no la ha recibido. Este es el drama de la Encarnación: la lucha entre la luz y las tinieblas que recorre todo el cuarto evangelio. El v. 14 tiene una enseñanza que puede rezar así: La palabra no solamente se ha hecho carne, “sarx”, debilidad, sino que se ha introducido en el misterio del pecado del mundo. Este es el sentido exacto y radicalmente fuerte. Se ha encarnado y ha tomado nuestros pecados. Es la idea más bella y original de nuestro misterio cristiano. Para un griego era impensable, ya que despreciaban el cuerpo. Lo mismo que para un judío, que no concebía que Dios se pudiera llegar a la impureza de los hombres. (Qué misterio y qué fuerza!. Y lo curioso es que, en la carne, los hombres que lo han acogido han podido ver la gloria de Dios. La gloria (kabod) era para los judíos como el poder de Dios. En el AT los judíos tenían que taparse la cara para no ver el resplandor de la gloria de Dios (v.g. en el Sinaí; o el profeta Isaías en el momento de su vocación). El v. 18 nos explica más: Dios se ha revelado por el Hijo y el Hijo es la Palabra, porque a Dios nadie lo ha visto jamás. Aunque esto es judío, se da un paso, porque nosotros lo podemos conocer por Jesús, que es el Hijo. Nosotros sólo podemos conocer a Dios por Jesús que nos lo ha revelado, ya que Jesús es el Hijo y el Hijo es la Palabra y la Palabra estaba desde el principio en Dios y Él mismo es Dios. Desde ahora, los cristianos hemos de saber que, para conocer a Dios, primero hemos de conocer a Jesús: cómo vive y cómo actúa. Ser cristiano es reconocer, en el acontecimiento histórico de Jesús, en este hombre de nuestra carne, tan próximo, tan fraternal, el rostro, la Palabra y la gloria de Dios: *quien me ha visto a mi ha visto al Padre”

C) SOBRE LA FE: (vv. 12.13.16.17): Todo esto que hemos expuesto no puede ser entendido sino por la fe. Deberíamos dejar el prólogo para el final del año litúrgico, porque después de conocer a Jesús y haber escuchado su palabra, nosotros nos decidimos por Él y creemos en Dios. Pero se ha de asumir el riesgo de la fe y aceptar así a Jesús y a Dios, de primeras. También porque, a pesar de todo, la fe es un don de Dios y debemos pedirle a Él que nos la dé y nos la fortalezca. Pero la fe en estos versos no se nos presenta en forma de creencia en verdades, sino en forma de vida: porque nos hace hijos de Dios. Es un tema que recorre todo el Evangelio de Juan.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

23/12/22

24 DE DICIEMBRE : NATIVIDAD DEL SEÑOR

 





Una experiencia profunda cruza el día de hoy y la celebración litúrgica de la Natividad del Señor con la que los cristianos centramos la fiesta de este día en torno a la medianoche de la Nochebuena: la esperanza que ha iluminado el corazón de los seres humanos y que los ha mantenido de pie frente a la oscuridad, como una promesa de que todo cuanto no funciona en la humanidad y en el mundo no tienen la última palabra sobre la realidad, la esperanza de todo lo que el ser humano anhela y sueña que debería ser su vida y su mundo, la promesa de la plenitud de la vida de los hombres y mujeres de la historia, se cumple hoy. Nos ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor, y nos trae la Salvación. Hoy se alcanza la esperanza de plenitud y sentido del hombre soñada a través de los tiempos, y lo hace con un niño envuelto en pañales y nacido en un pesebre porque no había sitio en la posada para él.

Fray Vicente Niño Orti
Convento Santo Tomás de Aquino 'El Olivar' (Madrid)

EVANGELIO SABADO 24-12-2022 SAN LUCAS 2 1-14 NATIVIDAD DEL SEÑOR





 Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio.

Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad.
También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
«No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».

                                                   Es palabra de Dios

REFLEXION

 Henos aquí ante el gran texto de la noche de Navidad. La Navidad de Occidente se ha expresado siempre en la “noche” por este relato primoroso; hemos de reconocerlo. El mundo no celebraría la Navidad sin esta narración, aunque sea en esa noche que antes del cristianismo era divino-pagana (era la celebración del solsticio de invierno y la fiesta del “sol invicto”) y ahora es divino-humana. Lucas, su creador, se ha cubierto de gloria como escritor y como teólogo, quizá no tanto como historiador. Hay muchas maneras de leer e interpretar el conjunto, que en realidad debería contemplar los vv. 1-21, pero la última parte se reserva para otro día del tiempo de Navidad, o para la misa de la aurora, donde se celebre. El conjunto narra e “interpreta” lo que significa el nacimiento de Jesús, el Salvador, el Mesías y el Señor en la “ciudad de David”. Los tres títulos que llenan de contenido el anuncio del cielo. Habría que decir muchas cosas desde el punto de vista exégetico y narrativo. Pero nos vamos a reducir a lo más esencial.

 El evangelio de esta noche está planteado en dos momentos. En el primero (vv.1-5) se muestra la autoridad del “César”, dueño del imperio, del mundo de entonces. Un “dogma”, un decreto suyo, moviliza a los oprimidos y esclavos de su autoridad y de su poder. Si analizamos lo que de histórico hay en todo esto, quizás no podamos aceptar cada uno de los pormenores de este relato. Pero entre esos “sometidos” estaban los padres de Jesús que tienen que “ponerse en camino”, que es una constante del evangelio de Lucas. Jesús antes de nacer ya está caminando, como cuando su madre va a visitar a Isabel. La elección de todo esto por parte de Lucas puede responder a la historia, pero sería lo menos importante el probarlo. Lo que verdaderamente nos debe llamar la atención es cómo el “dios” del mundo (Augusto era considerado divino, un dios) quiere “censar”, controlar, someter, hacer pagar tributo a todos los habitantes del mundo (oikumene). Y es eso lo que pretende Lucas que se considere como causa de un acontecimiento de gracia y salvación: la visita de Dios a los que no tienen derecho y libertad y, por lo mismo, al mundo entero, en contrarréplica al decreto y a la autoridad del “dios” de Roma (Augusto) que ha construido un imperio sobre la esclavitud y la injusticia.

 El segundo momento (vv. 6-14) quiere presentarnos al Dios de verdad, según Lucas. Las cosas van a ser bien distintas a todos los efectos: un grupo de pastores se van a convertir en “los emisarios” de la voz y el proyecto de Dios, lo que es verdaderamente extraño. Estos no tienen la autoridad de Quirino para llevar a cabo su cometido. Tampoco hay un “decreto”, un “dogma”, como en la primera parte, sino una “voz” celeste, la del ángel del Señor y la gloria (kabod) que los envuelve. Todo es demasiado irreal por el contraste que se representa. Se podía haber elegido unos emisarios más dignos del testimonio que habían de dar. La intencionalidad, pues, es kerygmática, se dice; proclama que Dios, cuando parece que todo está perdido para los sin ley, sin derecho y sin nombre, tiene una palabra que decir y visita a los suyos. Cuando María no encuentra “acogida” para dar a luz, el cielo muestra que nada hay imposible para Dios. El Salvador, el Mesías y el Señor ni siquiera tiene sitio en la “ciudad de David”. Cualquier letrado hubiera interpretado que la ciudad de David era Jerusalén, pero los ignorantes pastores aciertan con la otra ciudad de David, la verdadera, la primitiva, la que había perdido su rango y su historia. En el caso de la tradición primitiva recogida por Lucas es Belén, pero nosotros tenemos derecho a interpretar que Belén es más una ciudad teológica que histórica.

 Desde el cielo se les da un “signo” (sêmeion): “un niño envuelto en pañales y acunado en un pesebre (phatnê)” ¡Vaya signo! ¿Existe relación entre los títulos de quien ha nacido: Salvador (sôter), Mesías (christos) y Señor (kyrios) con este signo? ¡Desde luego que sí! Pero solo para quien tiene el alma y la conciencia de los pastores y los marginados, de los “sin poder”. Pues he aquí lo extraordinario y la grandeza de la noche de Navidad: se trata de signos muy humanos que hacen posible hablar de una noche divino-humana, como ya hemos apuntado. Nadie reconocería a un personaje de tales títulos en un niño empañado, que es lo primero que hace una madre cuando da a luz a su hijo. Para unos ignorantes y pendencieros pastores era muy poco para reconocer al Salvador y Señor. Y sin embargo no se equivocaron; lo humano es verdaderamente reconocible. La historia que comenzó desde la tiranía de un decreto, la convierte Dios, por obra y gracia de su decisión salvífica, en una historia de liberación y de amor. Dios, pues, está entre nosotros porque quiere divinizarnos a todos, humanizándonos. ¿Cómo? El himno de los ángeles, como colofón, lo deja claro: con el don de la paz que Dios entrega a los que ama; los que son objeto de su benevolencia. Efectivamente, navidad se escribe con la mano del Dios vivo y verdadero que sale a nuestro encuentro.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

22/12/22

EVANGELIO VIERNES 23-12-2022 SAN LUCAS 1, 57-66 CUARTA SEMANA DE ADVIENTO

 





A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué será este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.

                                          Es palabra de Dios

REFLEXION

Lucas nos relata en este fragmento el nacimiento de Juan el bautista.

Zacarías, su padre, recibió el anuncio del arcángel Gabriel de que, a pesar de su edad, él y su esposa Isabel serían bendecidos con el nacimiento de un hijo, cosa que ya habían descartado al no haberlo conseguido en sus muchos años de matrimonio; ante sus dudas el arcángel le dice que enmudecerá como signo hasta que todo lo anunciado suceda.

Al nacer el niño, cuando iban a circuncidarlo, la familia intenta que, siguiendo la tradición, se llamara como su padre, pero Isabel dijo que se llamaría Juan, como había anunciado el ángel; pidieron la opinión del padre que, al no poder hablar, escribió en una tablilla el nombre que había dicho su mujer, superando así la antigua tradición tan arraigada entre ellos, y al momento recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.

Con este gesto parece que se empieza a germinar ya la nueva era, dejando un poco atrás lo antiguo y dando paso a lo nuevo, creando dudas en los otros, como siempre crea lo nuevo; por eso los familiares se sorprenden por no seguir la tradición que tanto significaba para su pueblo, lo mismo que por la sucesión de hechos extraordinarios que acompañaron este nacimiento, por lo que se preguntan “qué será de este niño pues la mano del Señor está con él”. Es por lo que los relatores posteriores identificaron a Juan como “el Precursor” que anunciaron los profetas para preparar la venida del Señor.

Todo esto fue el principio de la Nueva Era, dejando atrás lo antiguo, pero sin olvidar que éste había sido el germen sobre el que se apoya la Nueva Alianza.

No debemos caer en la tentación de desprestigiar lo pasado pues, aunque a veces se vea superado, ha sido la base sobre la que se sustenta lo nuevo, lo actual. La Historia de la Salvación va superando etapas y, no debemos olvidar, que su desarrollo no depende de nosotros, sino de Dios, pero eso sí, debemos estar atentos a lo que el Señor nos indica y acoplarlo con los signos de los tiempos, para poder trasmitirlo a los demás.

¿Estamos dispuestos a dejarnos refinar en nuestra vida de relación con Dios y recibirlo reflejado en el prójimo?

¿Somos iconoclastas que queremos romper con el pasado sin ser capaces de reconocer lo que de bueno hay en él?

D. José Vicente Vila Castellar, OP
Fraternidad Laical Dominicana Torrent (Valencia)

21/12/22

EVANGELIO JUEVES 22-12-2022 SAN LUCAS 1, 46-56 CUARTA SEMANA DE ADVIENTO

 





En aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
“se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
“su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
“derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia”
—como lo había prometido a “nuestros padres”—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

                            Es palabra de Dios

REFLEXION

Nos estamos preparando para la Navidad, debe ser el recuerdo agradecido a Dios, pues el Niño nacido en Belén, es el que nos ha enseñado la manera y la forma de ser personas dando un sentido concreto a nuestra vida. Haciéndose uno como nosotros nos está diciendo cómo se comporta Dios con nosotros y cómo quiere Dios que respondamos a ese comportamiento.

Ese comportamiento de Dios con la humanidad nos lleva a alabar y, bendecir tanto a Dios como a todas las personas. Bendecir es hablar bien, ensalzar, glorificar. Solemos percibir como bendición la que el sacerdote hace al final de la Eucaristía, bendecir la mesa y otras bendiciones de objetos. Naturalmente que todos necesitamos el favor de Dios, su protección y reconocimiento y por eso queremos que Dos nos bendiga. Sin embargo, somos menos sensibles a la bendición que podemos dirigir a Dios, como María, para alabarlo y glorificarlo. Y debemos ser sensibles a bendecir a las personas, para reconocerlas en su dignidad y en bien hacer, como Isabel.

Ojalá aprendamos a estar atentos para la bendición, para el bien decir a Dios y de Dios, a las personas y a todo lo creado por Dios. Cuando miramos la realidad desde el querer y hacer de Dios, percibimos la bondad de todo lo que Dios ha hecho, y provoca en nosotros con fuerza y ternura la alabanza y la bendición.

Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.
Casa Ntra.Sra. de los Ángeles (Vitoria)

20/12/22

EVANGELIO MIERCOLES 21-12-2022 SAN LUCAS 1, 39-45 CUARTA SEMANA DE ADVIENTO

 





En aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
                                    Es palabra de Dios
REFLEXION
Tras el encuentro con el ángel Gabriel, María se pone en camino con prontitud a una ciudad de Judá y entra en casa de Zacarías.  Ella percibe la invitación a salir de sí misma, de su ciudad, de su paisaje conocido, para ser portadora de Gran Buena Noticia: Dios se ha hecho uno de nosotros.
Los anuncios de Dios siempre dinamizan encuentros e incitan a hacer saludos “pro-vocativos”. Al saludar María a Isabel, el niño salta de gozo en el seno de su madre como hiciera David durante el traslado del arca de la Alianza que “iba danzando delante del arca con gran entusiasmo” (2 Sm 6,5), e Isabel se llena de Espíritu Santo. Ambos, madre e hijo, quedan impactados por el encuentro. María es arca de la nueva Alianza y el salto de alegría del niño es expresión del gozo de los tiempos mesiánicos.
María es saludada por Isabel de acuerdo a su nueva condición: “Bendita entre las mujeres” con una frase que recuerda la bendición dirigida a grandes mujeres como Yael (Jc 5,24) o Judit (Jdt 13,18) en sendos cánticos por sus hazañas grandiosas en favor del pueblo.  Al llamarla “la madre de mi Señor” (v.43), Isabel afirma que María es la madre de aquel a quién Dios ha constituido Mesías y Señor.
María es invocada también como “bienaventurada”, dichosa por su fe, por haberse fiado de la palabra del mensajero del Señor, por confiar en que Dios siempre cumple su Palabra. Así aparece como icono de todo creyente, de todo discípulo, de todo aquel que se fía de la Palabra del Señor. Por eso, en ese momento, María estalla de alegría y proclama su Magníficat de acción de gracias al Señor. ¿Experimento yo el gozo al sentir cerca la presencia del Señor? ¿Se me podría también llamar “dichoso/dichosa” porque creo que la Palabra que Dios me dirige cada día se va a cumplir?

 Hna. Mariela Martínez Higueras O.P.
Congregación de Santo Domingo

19/12/22

EVANGELIO MARTES 20-12-2022 SAN LUCAS 1, 26-38 CUARTA SEMANA DE ADVIENTO

 





En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

                                    Es palabra de Dios

REFLEXION

El Señor es fiel a su Palabra y cumple sus promesas. Anunció por boca de Isaías que una virgen concebiría y daría a luz un hijo y le pondría por nombre Emmanuel, Dios con nosotros. En el evangelio de hoy, vemos cumplida esa palabra y a María que se fía plenamente de Dios.

El pueblo de Israel esperaba un Mesías Salvador. Nosotros aguardamos también al Salvador que nos libre de todo mal; que dé respuesta a tanto sin sentido que hay en nuestra vida y en nuestro mundo. Un Príncipe de la paz que instaure la paz y la justicia tan ausentes en nuestra realidad. Pero tal vez el Dios que esperamos no es el Dios que viene y no sabemos reconocerlo.

Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y su reino no tendrá fin.Dentro de cinco días lo contemplaremos débil y pequeño, pobre entre los pobres… Nuestras categorías humanas no encajan con el designio de Dios, con sus pensamientos y sus planes. Su grandeza está en su humildad, en su abajamiento para ser y estar entre nosotros y poder ser asequible a todo el mundo: ricos y pobres, grandes y pequeños. Su trono es la Cruz, donde, dando su vida por amor a nosotros, venció al pecado y a la muerte e instauró su Reino en el que, servir es reinar. Tenemos que reconocer que nuestra falta de fe y de esperanza se debe a que, esperamos a un Dios tan distinto… ¿Qué Dios esperamos y qué esperamos de Dios?

Pero también Dios nos espera a nosotros y espera de nosotros. Nos muestra su plan de salvación y nos pide una respuesta, espera de nosotros nuestra colaboración. Viene a nuestro encuentro, llama a nuestra puerta y espera que abramos para entrar y cenar con nosotros (Ap 3,20).

En el oficio de lecturas de este día 20 de diciembre, leemos una bella homilía de San Bernardo sobre las excelencias de la Virgen María. Es una homilía al texto del evangelio de hoy y está titulada: Todo el mundo espera la respuesta de María.Sí, todo el mundo espera el SÍ de María, porque gracias a esa respuesta fue posible la Encarnación del Verbo. Pero, sobre todo, es el mismo Dios quien espera esa respuesta, y así lo muestra San Bernardo en esta homilía con estas palabras: Da pronto tu respuesta. Responde presto al ángel, o, por mejor decir, al Señor por medio del ángel; responde una palabra y recibe al que es la Palabra; pronuncia tu palabra y concibe la divina; emite una palabra fugaz y acoge en tu seno a la Palabra eterna. María se fió de esa Palabra, lo supo reconocer, lo aceptó y respondió: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra.

Hoy, como a María, el Señor viene a nosotros y nos pide que acojamos su Palabra, la hagamos vida en nosotros, para que siga naciendo entre nosotros y se manifieste a través de nuestras obras. ¿Cuál y cómo será tu respuesta?

Sor Mª Montserrat Román Sánchez, OP
Monasterio Santa María de Gracia - Córdoba

18/12/22

EVANGELIO LUNES 19-12-2022 SAN LUCAS 1, 5-25 CUARTA SEMANA DE ADVIENTO

 





En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacia los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel, le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo, volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor, cuando se ha fijado en mí para quitar mi oprobio ante la gente».

                                         Es palabra de Dios

REFLEXION

Estamos a las puertas de la fiesta del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios. Es un nacimiento especial. Su madre es María que lo concebirá sin concurso de varón, pero con la intervención del Espíritu. “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por esto el hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios”.

El relato evangélico de hoy nos relata los prolegómenos extraordinarios del nacimiento de Juan el Bautista. El ángel Gabriel comunica a Zacarías el nacimiento de un hijo. Algo de lo que Zacarías se atreve a dudar, y así se lo dice al ángel: “¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avanzada”. Como consecuencia de su duda, Zacarías quedará mudo hasta el nacimiento de su hijo Juan, que va a ser el precursor de Jesús, el que le anuncie como el Mesías, al que debemos hacer caso. 

Es verdad, la concepción de Jesús y de Juan tienen un carácter extraordinario, y el nacimiento de Jesús va seguir siendo extraordinario, al nacer en una cuadra y tener que ser recostado en un pesebre. Tenemos un Dios sorprendente, al que debemos escuchar siempre para captar la verdad que quiere comunicarnos.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)