26/12/23

EVANGELIO MIERCOLES 27-12-2023 SAN JUAN 20, 1a, 2-8 0CTAVA DE NAVIDAD

 





El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

                            Es palabra de Dios

REFLEXION

En el Evangelio de hoy se narra la Resurrección, el momento en que María Magdalena va al sepulcro donde han puesto el cuerpo de Jesús, y lo encuentra vacío. Imaginemos el momento tan impactante para María, ¿qué sentiría en su corazón? Una mezcla de sorpresa, miedo, angustia, esperanza…un millón de pensamientos se agolparían en su mente, la reacción más inmediata fue salir corriendo y anunciar a los apóstoles lo que había pasado. Recordemos que Jesús había anunciado previamente que tras su Pasión, resucitaría, sólo que sus discípulos no entendían qué quería decir con eso de “resucitar”, hasta que encuentran  el sepulcro vacío. Imaginemos a Pedro y a Juan mientras corrían, pensarían ¿será verdad aquello que nos dijo? ¿es posible? Seguramente recordarían todo lo que Jesús anunciaba sobre su muerte y Resurrección, y comenzaron a creer ya de camino al sepulcro. Por eso al llegar y encontrarlo vacío, finalmente creen: Jesús ha resucitado.

¿Cómo se manifiesta en ti la Resurrección de Cristo? ¿Has sentido el paso de la muerte a la vida en algún momento concreto? Todos, absolutamente todos, hemos tenido esa experiencia de estar sumidos en lo profundo del abismo, en el pecado que nos esclaviza, en una situación muy dolorosa en que no veíamos la luz, y justo ahí, hemos sentido que Cristo nos cogía de la mano y nos impulsaba hacia arriba, hacia la esperanza, hacia la luz verdadera que es Él mismo. Hoy, da gracias a Dios por el triunfo de la Resurrección en tu propia vida, porque el sepulcro donde se hallaban tus miedos, tus pecados, todo eso que te hiere y te mantiene atado al dolor, ese sepulcro, hoy está vacío, es Cristo quien vive en ti. Bendice y alaba por siempre al Señor por la Misericordia que ha tenido y tiene cada día contigo, ¡ánimo! No temas seguir en el combate de la fe, Cristo ya reina victorioso, ha resucitado y quiere que resucites con Él.  

Sor Mihaela María Rodríguez Vera O.P.
Monasterio de Santa Ana de Murcia

25/12/23

MARTES 26 DE DICIEMBRE : SAN ESTEBAN DIACONO Y PREDICADOR

 





Fue un diácono de la Iglesia primigenia de Jerusalén y de los primeros mártires del cristianismo. Se granjeó la enemistad de varias sinagogas por sus enseñanzas. Fue acusado de blasfemia. En su juicio, Esteban dio un largo discurso criticando a las autoridades judías que le juzgaban.

El nombre de Esteban significa «corona». El relato de su vida y de su muerte nos muestra hasta qué punto el nombre correspondía por esta vez a la grandeza heroica del personaje. Esteban pertenece a la primitiva comunidad cristiana de Jerusalén. Tal vez hubiera pasado inadvertido si no hubiera entrado en escena con motivo de un malestar que un día estalló en protestas.

Seguramente había transcurrido todavía muy poco tiempo desde la muerte de Jesús. De hecho, a pesar del mandato explícito del Maestro, todavía no se habían dispersado los doce. La comunidad no era muy grande, pero era ya lo suficientemente numerosa para generar algunos serios motivos de disgusto. El caso es que al multiplicarse los discípulos de Jesús, surgieron algunas quejas entre los grupos de cristianos procedentes del helenismo contra los cristianos de cultura hebrea. Aquéllos alegaban que sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana.

Elección y vocación

Así pues, los doce decidieron convocar la asamblea de los discípulos para ver la posibilidad de corregir los abusos. La primera medida adoptada consistió en una distribución de funciones que sin duda se hacía ya esperar. Así pues, los apóstoles dijeron:

«No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo; mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra, (Hch 6, 2-4).

Aquella propuesta pareció razonable a toda la asamblea y escogieron entre los miembros de la comunidad a siete varones de probada virtud. En primer lugar es mencionado Esteban, del que se dice que era «hombre lleno de fe y de Espíritu Santo». Junto a él aparecen Felipe, Prócoro y Nicanor, así como Timón, Pármenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Una antigua tradición ha vinculado a aquellos elegidos con los primeros 'diáconos» o servidores de la comunidad.

De todos ellos se requería una honestidad reconocida públicamente por todos. Como se puede observar por sus nombres, todos ellos pertenecían al ámbito de la cultura helenista. Ya sólo con esta elección, la comunidad cristiana daba prueba de una cierta apertura a la universalidad. Así pues, los elegidos por la comunidad fueron presentados a los apóstoles y, éstos, habiendo hecho oración, les impusieron las manos. Ese gesto habría de permanecer en la Iglesia como signo de la transmisión de una misión, Aquellas primeras «vocaciones» habían sido suscitadas a la vista de necesidades muy concretas y pasaban por la mediación de la elección de la comunidad. Parece que de ellos se esperaba un correcto servicio para hacer frente a las necesidades de los menos favorecidos, pero también una cierta dedicación a la «palabra».

De pronto, el relato atrae nuestra atención sobre uno de aquellos varones elegidos: Esteban. A lo largo del texto se alude a cuatro tipos de plenitud que adornan su persona. Una de las condiciones que han de acompañar a los elegidos por la comunidad es que estén «llenos de Espíritu y de sabiduría» (Hch 6, 3). Entre ellos se nos presenta a Esteban como un varón «lleno de fe y de Espíritu Santo» (Hch 6, 5), un elogio que no se atribuye a ningún otro de los elegidos. Poco más adelante, se presenta a Esteban como «lleno de gracia y de poder, cualidades carismáticas que lo capacitan para realizar entre el pueblo grandes prodigios y señales (Hch 6, 8). Cuando Esteban termina su discurso, en el que ha realizado una lectura creyente de la historia de su pueblo, se nos presenta una vez más ante los ojos como «lleno del Espíritu Santo» (Hch 7, 55). Esa plenitud del Espíritu es la fuente y la razón de su fe, de su gracia y poder y de su sabiduría, cualidades todas que le harán un testigo válido y decidido del Evangelio ante los judíos de Jerusalén.

Misión y proceso

El texto del libro de los Hechos de los Apóstoles aprovecha ese momento para subrayar que «la Palabra de Dios iba creciendo; en Jerusalén se multiplicó considerablemente el número de los discípulos, y multitud de sacerdotes iban aceptando la fe» (Hch 6, 7).

Pero el panorama religioso de la ciudad era más complejo de lo que se pudiera sospechar. En Jerusalén existía por entonces una sinagoga llamada de los Libertos, en la que se reunían judíos procedentes de diversas partes del imperio y, en concreto de las tierras africanas de Cirene y de Alejandría, así como de las colonias de Cilicia -de donde procedía Saulo- y de Asia, que tenía su capital en Éfeso. Los judíos agrupados en esa sinagoga gozaban de un alto nivel de cultura, conocían bien las escrituras y manejaban con soltura la retórica. Seguros de sí mismos se pusieron a disputar con Esteban sobre la Ley de Moisés y su eficacia para la salvación.

Esteban conocía su lengua, pero su discurso brillaba sobre todo por su unción espiritual: efectivamente, a través de sus palabras se manifestaba la sabiduría que procede del Espíritu. Ante ella, los judíos helenistas tendrían que darse por vencidos, pero no estaban dispuestos a admitirlo. Prefirieron silenciarlo por la fuerza. Lo que no habían logrado con razones trataron de conseguirlo con el engaño. Como repitiendo la vieja estratagema que Jezabel había empleado contra Nabot (1R 21, 10-13), sobornaron a falsos testigos para que acusaran a Esteban de crímenes que se condenaban con la muerte. Habían de testificar diciendo: «Nosotros hemos oído a éste pronunciar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios» (Hch 6, 11).

Identificar los propios proyectos con la causa misma de Dios suele dar un resultado infalible. Con ello, los judíos helenistas lograron amotinar al pueblo, a los ancianos y a los escribas y, en medio del tumulto, prendieron a Esteban y le condujeron al Sanedrín. Curiosamente, las acusaciones que esgrimen contra él recuerdan las que poco antes habían sido presentadas para tratar de justificar la muerte de Jesús. En efecto, presentaron algunos testigos falsos que declararon abiertamente:

Este hombre no para de hablar en contra del Lugar Santo y de la Ley; pues le hemos oído decir que Jesús, ese Nazareno, destruiría este Lugar y cambiaría las costumbres que Moisés nos ha transmitido» (Hch 7, 13-14).

Como suele ocurrir en toda acusación, algo había de verdad en aquellas palabras, a pesar de que estaban sacadas de todo contexto. Jesús era ya venerado como el nuevo santuario de Dios y su vida y su doctrina se habían convertido en normativas para sus seguidores. La falsedad consistía en entender la primera afirmación como una invitación a destruir el Templo de Jerusalén y en explicar la segunda como si el mismo Jesús no hubiera venido a asumir y dar cumplimiento a la Ley de Moisés.

El redactor del texto no deja de incluir en este punto un inciso admirable: 'Fijando en él la mirada todos los que estaban sentados en el Sanedrín, vieron su rostro como el rostro de un ángel» (Hch 6, 15).

Discurso y testimonio

Los discursos que encontramos en el libro de los Hechos de los Apóstoles han de ser leídos e interpretados teniendo en cuenta ese género literario, tan común en la literatura de su tiempo. El discurso del héroe no refleja exactamente sus palabras, pero constituye una elaborada reflexión sobre el sentido de sus acciones y proyectos. Así ocurre con el discurso que se pone en boca de Esteban.

El proceso propiamente dicho es interesante por ese discurso. Bastó una pregunta del sumo sacerdote para que Esteban, sin detenerse a desmentir aquellas acusaciones que los falsos testigos lanzaban contra él, pasase a trazar a grandes rasgos la historia de Israel.

Ante los oídos del auditorio hace desfilar el recuerdo de los grandes patriarcas: Abrahán, Isaac y Jacob. La evocación de José, vendido por sus hermanos, introduce a los oyentes en el escenario de Egipto y en la memoria de la esclavitud. Después es el turno de Moisés, el libertador incomprendido por su propio pueblo. Tras la revelación de Dios en la zarza ardiente, Moisés es enviado por Dios como jefe y redentor.

Esteban introduce una digresión intencionada para recordar que el pueblo de Israel, peregrino por el desierto, contaba con la Tienda del Testimonio y que sólo Salomón logró construir el Templo, aunque el Altísimo no habita en casas hechas por mano de hombre», como habían dicho los profetas (Hch 7, 48). El mensaje que transmiten estas palabras es fácilmente comprensible. Si el pueblo de Dios había vivido tanto tiempo sin un templo, ¿por qué ahora se escandaliza el Sanedrín de que Dios haya decidido prescindir del Templo de Jerusalén?

De todas formas, el recuerdo de los profetas parece encender el corazón de Esteban y le sirve de puente para acercarse definitivamente a la figura del Mesías Jesús, a la que estaba orientado todo el discurso:

Duros de cerviz, incircuncisos de corazón y de oídos! ¡Vosotros siempre resistís al Espíritu Santo! ¡Como vuestros padres, así vosotros! ¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del Justo, de aquel a quien vosotros ahora habéis traicionado y asesinado; vosotros que recibisteis la Ley por mediación de ángeles y no la habéis guardado» (Hch 7, 51-53).

Así pues, dos fueron los temas tocados por Esteban que encendieron la ira de sus adversarios: el recuerdo de las continuas infidelidades de Israel a su vocación de Pueblo de la Alianza y el papel relativo que él parecía atribuir al Templo de Jerusalén. Todavía faltaba una tercera afirmación que muy pronto iban a escuchar de los labios de Esteban. Y entonces, su suerte estaría definitivamente echada.

Muerte y martirio

Lleno del Espíritu Santo que lo había guiado en su ministerio y había inspirado sus palabras, Esteban miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios. Se cumplía así la palabra que Jesús había pronunciado también ante el Sanedrín (Mt 26, 64) atribuyéndose la antigua profecía de Daniel sobre el «Hijo del hombre» (Dn 7, 13). Efectivamente, para Esteban se hacían ya realidad las promesas sobre los tiempos escatológicos. El Maestro al que había seguido y del que había dado testimonio se le hacía visible como Señor de la historia: «Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios» (Hch 7, 56).

Ninguna blasfemia era comparable a ésta para el Sanedrín. Ante sus mismos ojos, el hombre de Nazaret, al que habían condenado poco antes como un peligro para la unidad religiosa y para la seguridad social de su pueblo, era proclamado, sin temor a la muerte, como el Mesías prometido. Tal anuncio era una denuncia del antiguo régimen de Israel que ellos se empeñaban en mantener en pie.

La reacción de los oyentes era más que previsible. Al oír esto, sus corazones se consumían de rabia y rechinaban sus dientes contra Esteban. Gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre Esteban; le echaron fuera de la ciudad, como habían hecho con Jesús y empezaron a apedrearle (Hch 7, 57-58). También Esteban, como había ocurrido con Jesús, era asesinado a las afueras de la ciudad, al igual que fuera de la ciudad eran quemados los cuerpos de los animales sacrificados en la fiesta de la Expiación. Exiliado de su pueblo, Esteban se convertía en paradigma de los cristianos, que expulsados del campamento, viven como quien no tiene aquí ciudad permanente (cf. Hb 13, 12).

En este momento de la narración, el texto añade que los testigos de aquella ejecución pusieron sus vestidos a los pies del joven Saulo (Hch 7, 58), que aprobaba su muerte (Hch 8, 1).

Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu» (Hch 7, 59). Evidentemente, el texto subraya la similitud de la actitud y de la oración de Esteban con la de Jesús (cf. Lc 23, 46). Ambos culminan su vida con la oración del salmo 31. Pero Esteban dirige su oración al que era para él modelo de toda oración y era ya para los suyos el destinatario de la misma. Después de esto, dobló las rodillas y, repitiendo de nuevo el gesto magnánimo de su Maestro (cf. Lc 23, 24), dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado». Y diciendo esto, se durmió.
Después de aquel asesinato, unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él (Hch 8, 2). Debía de ser el año 36 de la era cristiana.

El lugar del martirio ha sido tradicionalmente localizado en el valle del Cedrón, cerca de las murallas orientales de Jerusalén, donde se alza una pequeña iglesia greco-ortodoxa. Una antigua tradición, que se refiere a una revelación recibida el año 415 por el presbítero Luciano, afirma que sus restos estuvieron sepultados en Gafar Gamala —a unos treinta km. de Jerusalén—. San Agustín se refiere a su reciente descubrimiento y alude a la enorme devoción popular que concitaban.

Posteriormente, sus restos habrían sido devueltos a la Ciudad Santa y colocados en la iglesia edificada en el siglo V por la emperatriz Eudoxia. Sobre el solar de aquella iglesia bizantina, construida al Norte de la ciudad, cerca de la puerta de Damasco, se levanta hoy la iglesia de San Esteban, abrigada por el recinto de la Escuela Bíblica, que fundó el sabio dominico José M.a Lagrange.

José-Román Flecha Andrés

Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),

EVANGELIO MARTES 26-12-2023 SAN MATEO 10, 17-22 : OCTAVA DE NAVIDAD

 





En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».

                        Es palabra de Dios

REFLEXION

En el discurso que nos relata San Mateo se predice una hostilidad injustificada a la que tendrán que enfrentarse los testigos del evangelio: desconfianzas, traiciones, infamias… son los únicos argumentos en boca de quienes no tienen razón.

Por otra parte Jesús instruye sobre las virtudes que han de caracterizar la conducta de los que quieren ser suyos: sencillez, prudencia, actuar con la sencillez de un niño y la valentía de un adulto. Así nadie podrá acusarnos en nada. Frente a la astucia, habilidad, política, que hacen triunfar a los expertos de este mundo, Jesús encomienda a los suyos la sencillez transparente de una conducta intachable.

“El Espíritu hablará por vosotros”. “El rico habla bien de sus riquezas y Dios habla bien de Dios”. Quien está poseído del espíritu de Dios necesariamente ha de hablar bien de Dios, porque a través de sus obras es el mismo Espíritu quien habla

Esteban hacía prodigios en el pueblo, estaba lleno del Espíritu Santo y nadie podía resistir a la sabiduría y espíritu con que hablaba. La causa del Evangelio necesita más testigos que abogados; y más santos que doctores en teología.

Fr. Carlos Oloriz Larragueta O.P.
Convento de la Virgen del Camino (León)

TRADICIONAL MISA DEL GALLO EN NUESTRO PRINCIPAL TEMPLO

 











Presidida por nuestro párroco, padre Luis Chávez, concelebrada por los diáconos Miguel Alarcón y Josë Gärate, se celebró en nuestro principal templo la tradicional Misa del Gallo en la cuál celebramos el nacimiento del niño Dios, salvador del Mundo...FELIZ NAVIDAD 

24/12/23

LUNES 25 DE DICIEMBRE : NATIVIDAD DEL SEÑOR





En la Navidad emergen con fuerza esos anhelos profundos del hombre deseoso de estrechar y ensanchar lazos de convivencia y de comunión. Los cánticos y villancicos de la algarabía popular responden a estos sentimientos e invitan a remover los rescoldos más íntimos del corazón humano.

En medio del alborozo de estos días, los creyentes  reconocemos por nuestra parte en el Niño del pesebre la presencia de la Bondad del mismo Dios. Por eso nos hemos preparado recorriendo el camino del Adviento para acercarnos al Portal, como los pastores, y  contemplar el misterio del Dios encarnado. Y es que la Navidad nos devuelve a lo esencial; nos  invita a rumiar interiormente el profundo misterio de la Encarnación, eje y centro sobre el que pivota y se asienta todo el edificio cristiano.

Fray Juan Huarte OsácarConvento de Santo Tomás (Sevilla)

 

LECTURAS LUNES 25 DE DICIEMBRE: NATIVIDAD DEL SEÑOR

 

Primera Lectura

Lectura del libro de Isaías 52, 7-10

¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que proclama la paz,
que anuncia la buena noticia,
que pregona la justicia,
que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara al Señor,
que vuelve a Sión.
Romped a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.
Ha descubierto el Señor su santo brazo
a los ojos de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la salvación de nuestro Dios.

                  Es palabra del Señor



Salmo

Salmo: Sal 97, 1bcde. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.



Segunda Lectura

Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mi un hijo»?
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».

                     Es palabra del Señor

REFLEXION

Iª Lectura: Isaías (52,7-10): Los pies del mensajero de paz

Este es un himno que el profeta, quien sea, porque estamos leyendo el Deuteroisaías, compone porque en su mente aparece un mensajero que trae los pies cansados. Pero son esos pies, benditos, los que traen la gran noticia, al pueblo, a la ciudad a Sión: paz, salvación. Más aún: Dios reina. Cuando Dios reina todo es distinto. Los reyes de este mundo no saben reinar, porque no son capaces de sellar la paz. Cuando lo han hecho ha sido una paz a medias, no dilatada en el tiempo y en la eternidad. Es eso lo que el profeta proclama ahora a Sión que ha pasado por lo peor. Jerusalén será liberada, el profeta es el vigía del mensajero que llega, un mensajero idílico de la victoria de Dios.

IIª Lectura: Hebreos (1,1-6): Dios nos habla en su Hijo

 El famoso “exordio” de la carta a los Hebreos, magníficamente construido, en una sola frase en griego (vv.1-4), en un buen griego, es la lectura de este día de Navidad. Es explicable, porque se trata de un texto cristológico de altos vuelos con que se comienza esta especie de “exhortación” que es la carta a los Hebreos, sea quien sea su autor. La densidad de esta frase no quita sentimiento a lo que aquí se expresa. Antes Dios había hablado por profetas. Si tenemos en cuenta el texto de la primera lectura todo cobrará más sentido. Los profetas son extraordinarios, poetas, creativos, renovadores, no conformistas con la situación. Pero ahora es distinto, es algo que va mucho más a lo esperado. Los profetas y sus visiones, sus ilusiones y sus deseos, se quedan en mantillas, porque ahora Dios tiene una forma de comunicarse con nosotros muchos más audaz: es su Hijo quien nos habla de El y quien nos hace hablar con Él.

 ¿Por qué todo es distinto? Porque el Hijo es heredero de todas las cosas. Y lo que él nos diga, eso es lo que nos dice el mismo Dios. Los profetas, incluso, podrían equivocarse y de hecho algunos no acertaron en sus juicios. Dios ha pensado que esto necesita una decisión más determinante. La humanidad debe sentir la misma voz de Dios, y la voz de Dios es la voz de su Hijo. Esta alta cristología del exordio de hebreos llena de sentido la liturgia de Navidad. es verdad que este texto de Hebreos está escrito desde la experiencia pascual de Cristo. Pero en la liturgia cristiana el misterio de la resurrección y de la pascua ilumina toda la vida de Jesús, su encarnación y el nacimiento. No puede ser de otra manera. Este no es un texto histórico, sino teológico. Como teológico ha de ser el evangelio del día.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)


EVANGELIO LUNES 25-12-2023 SAN JUAN 1, 1-18 NATIVIDAD DEL SEÑOR

 





En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio d él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

                                           Es palabra de Dios


REFLEXION

 El evangelio es el prólogo del evangelio de Juan (1,1-18), una de las páginas más gloriosas, profundas y teológicas que se hayan escrito para decir algo de lo que es Dios, de lo que es Jesucristo, y de lo que es el hecho de la encarnación, en esa expresión inaudita de el “Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”. La encarnación se expresa mediante lo más profundo que Dios tiene: su Palabra; con ella crea todas las cosas, como se pone de manifiesto en el relato de la creación de Génesis 1; con ella llama, como le sucede a Abrahán, el padre de los creyentes; con ella libera al pueblo de la esclavitud de Egipto; con ella anuncia los tiempos nuevos, como ocurre en las palabras de los profetas auténticos de Israel; con ella salva, como acontece con Jesucristo que nos revela el amor de este Dios. El evangelio de Juan, pues, no dispone de una tradición como la de Lucas para hablarnos de la anunciación y del nacimiento de Jesús, pero ha podido introducirse teológicamente en esos misterios mediante su teología de la Palabra. También, en nosotros, es muy importante la palabra, como en Dios. Con ella podemos crear situaciones nuevas de fraternidad; con nuestra palabra podemos dar vida a quien esté en la muerte del abandono y la ignominia, o muerte a quien esté buscando algo nuevo mediante compromisos de amor y justicia. Jesús, pues, también se ha encarnado para hacer nuestra palabra (que expresa nuestros sentimientos y pensamientos, nuestro yo más profundo, lo que sale del corazón) una palabra de luz y de misericordia; de perdón y de acogida. El ha puesto su tienda entre nosotros... para ser nuestro confidente de Dios.

 Un prólogo se escribe normalmente cuando la obra ya está completa; de esta manera, en el prólogo se expresan las ideas fundamentales de la obra que viene a continuación. Supongamos esto para el prólogo del cuarto evangelio. Puede parecer que tiene una cierta unidad, pero suprimid los vv. 6. 7. 8 y 15 que tratan de Juan Bautista y que fueron añadidos posteriormente. La razón es que hubo algunos discípulos que se mantuvieron fieles a Juan el Bautista y le otorgaban cierta preponderancia sobre Jesús. Era una secta baptista que tuvo cierta fuerza, sobre todo en el s. II (d.C.). De esta manera tendremos un prólogo lleno de fuerza y de lógica.

A) DIOS Y EL VERBO (vv. 1-5): Es la primera enseñanza de este himno. Quizás el prólogo nació en la celebración del culto. Sería como una especie de credo de la comunidad en la que vive Juan. Dios y su Palabra. Verbo = PALABRA. Esta expresión de Logos no tiene sus raíces en la filosofía griega, sino que es eminentemente bíblica. En la Biblia, en el AT, se dice que las divinidades paganas no hablan: *tienen boca, pero no hablan” (Salmo 115, 5). El Dios de la Biblia es el único que habla, que se expresa en el mundos. No está todavía personificada esta Palabra, pero se nota que Dios da vida al mundo por su PALABRA. Posteriormente, en una imagen semejante, casi se personifica esta fuerza de Dios bajo el nombre de SABIDURÍA. La Sabiduría es la que ha creado *con” Dios todas las cosas (Cf. Prov 3,19ss; 8, 22-31; 14,31;17,5). De todas formas, ni la Palabra, ni la SABIDURÍA se identifican plenamente con Dios en el AT. ¿Cuál es la novedad de Juan? Pues que la identifica con Dios, “estaba en Dios”. La personaliza. No es solamente una comparación, sino que la PALABRA (El Verbo o el Logos) es Dios mismo. Hay una relación entre Dios y la Palabra. Dios no está cerrado en Él mismo, sino que se pluraliza. Es una riqueza de Dios. Y, además, esta Palabra es creadora, como en el AT. Vemos que la fuente de inspiración de Juan es el AT y no la filosofía griega (v.3). La Palabra es la riqueza de Dios y del mundo (vv. 4 y 5). Es la vida y la vida es la luz de los hombres. Luego la Palabra de Dios es la fuente del mundo, toda la vida procede de Él y esa vida es la luz que los hombres han perdido. En este primer asomo al misterio de Dios en el himno de Juan, se revela una cosa fundamental. Es una idea revolucionaria para los judíos, que solamente eran monoteístas. Dios es más rico todavía. Dios es una pluralidad en la unidad. La Palabra es ALGUIEN esencial es Dios y para el mundo.

B) SOBRE LA ENCARNACIÓN (vv. 9.10.11.14 y 18): En estos versos se encierra todo el evangelio de Juan: la teología de la Encarnación. ¿Qué es esto? Es la reflexión que Juan ha hecho sobre Cristo. Se parte de un principio: Cristo-Jesús es la Palabra de Dios. Dios no se ha quedado en el cielo, sino que se ha hecho hombre y ha venido al mundo. Nosotros creemos en el Dios más humano que se ha podido imaginar en toda la historia de la religiones. La Palabra ha venido a “lo suyo”, a lo que había creado. Pero lo suyo no la ha recibido. Este es el drama de la Encarnación: la lucha entre la luz y las tinieblas que recorre todo el cuarto evangelio. El v. 14 tiene una enseñanza que puede rezar así: La palabra no solamente se ha hecho carne, “sarx”, debilidad, sino que se ha introducido en el misterio del pecado del mundo. Este es el sentido exacto y radicalmente fuerte. Se ha encarnado y ha tomado nuestros pecados. Es la idea más bella y original de nuestro misterio cristiano. Para un griego era impensable, ya que despreciaban el cuerpo. Lo mismo que para un judío, que no concebía que Dios se pudiera llegar a la impureza de los hombres. (Qué misterio y qué fuerza!. Y lo curioso es que, en la carne, los hombres que lo han acogido han podido ver la gloria de Dios. La gloria (kabod) era para los judíos como el poder de Dios. En el AT los judíos tenían que taparse la cara para no ver el resplandor de la gloria de Dios (v.g. en el Sinaí; o el profeta Isaías en el momento de su vocación). El v. 18 nos explica más: Dios se ha revelado por el Hijo y el Hijo es la Palabra, porque a Dios nadie lo ha visto jamás. Aunque esto es judío, se da un paso, porque nosotros lo podemos conocer por Jesús, que es el Hijo. Nosotros sólo podemos conocer a Dios por Jesús que nos lo ha revelado, ya que Jesús es el Hijo y el Hijo es la Palabra y la Palabra estaba desde el principio en Dios y Él mismo es Dios. Desde ahora, los cristianos hemos de saber que, para conocer a Dios, primero hemos de conocer a Jesús: cómo vive y cómo actúa. Ser cristiano es reconocer, en el acontecimiento histórico de Jesús, en este hombre de nuestra carne, tan próximo, tan fraternal, el rostro, la Palabra y la gloria de Dios: *quien me ha visto a mi ha visto al Padre”

C) SOBRE LA FE: (vv. 12.13.16.17): Todo esto que hemos expuesto no puede ser entendido sino por la fe. Deberíamos dejar el prólogo para el final del año litúrgico, porque después de conocer a Jesús y haber escuchado su palabra, nosotros nos decidimos por Él y creemos en Dios. Pero se ha de asumir el riesgo de la fe y aceptar así a Jesús y a Dios, de primeras. También porque, a pesar de todo, la fe es un don de Dios y debemos pedirle a Él que nos la dé y nos la fortalezca. Pero la fe en estos versos no se nos presenta en forma de creencia en verdades, sino en forma de vida: porque nos hace hijos de Dios. Es un tema que recorre todo el Evangelio de Juan.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

23/12/23

DOMINGO 24 DE DICIEMBRE : CUARTO DOMIGO DE ADVIENTO

 




En la puerta misma de la Navidad, se nos ofrece un domingo para, personal y como comunidad cristiana, no nos dejemos robar la navidad. Si nos roban el motivo de la Navidad que es Jesús mismo y su protagonismo en nuestra vida, nos dejamos despojar de un tesoro fecundo que ninguna campaña comercial, ni ninguna costumbre social podrá sustituir. Las fiestas navideñas tienen múltiples y valiosos valores: la familia, los niños, la alegría, el desearnos la paz y un buen año nuevo. Pero sin el valor central: Cristo con nosotros, todo puede quedarse en meros deseos que no alimentan ni esperanza, ni cambios a mejor.

Fr. Francisco José Rodríguez Fassio
Convento de Santo Domingo Ra’ykuéra – Asunción (Paraguay).

LECTURAS DOMINGO 24 DE DICIEMBRE : CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

 

Primera Lectura

Lectura del segundo libro de Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16

Cuando el rey David se asentó en su casa y el Señor le hubo dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo al profeta Natán:
«Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios habita en una tienda».
Natán dijo al rey:
«Ve y haz lo que desea tu corazón, pues el Señor está contigo».
Aquella noche vino esta palabra del Señor a Natán:
«Ve y habla a mi siervo David: “Así dice el Señor: ¿Tú me vas a construir una casa para morada mía?
Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra. Dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel. A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa.
En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre”».

                                   Es palabra de Dios

Salmo

Sal 88, 2-3. 4-5. 27 y 29 R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dijiste: «Tu misericordia es un edificio eterno»,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.

«Sellé una alianza con mí elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R/.

«Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”.
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R/.



Segunda Lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 16, 25-27

Hermanos:
Al que puede consolidaros según mi Evangelio y el mensaje de Jesucristo que proclamo, conforme a la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora mediante las Escrituras proféticas, dado a conocer según disposición del Dios eterno para que todas las gentes llegaran a la obediencia de la fe; a Dios, único Sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

                                Es palabra de Dios

REFLEXION

  • Iª Lectura: IIº Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16 ): Dios no quiere ser "encerrado"

 Se toma hoy la primera lectura del IIº Samuel, que está centrada en la profecía de Natán, el profeta que aconsejó al rey David durante gran parte de su vida; el que le prometió una casa, una dinastía, pero el que también se opone a él cuando sus acciones no eran justas y no las consideraba en el plan de Dios. David había trasladado el Arca de la Alianza hasta Jerusalén, pero quería rematar esta acción religioso-política con la construcción de una «casa» (bayit) para Yahvé. Pero Dios no se lo habría de permitir, según el profeta, quizás porque su proceder no fue digno, como en el caso de Betsabé y de censo del pueblo. No obstante, Dios le promete una dinastía (bayit), que habría de servir, con el tiempo, como resorte ideológico para la teología mesiánica que los profetas elevarían a la categoría más alta, en cuanto el Mesías que habría de venir traería la justicia, la paz y la concordia. Lo que David quería, pero sus caminos eran distintos de lo que Dios quería.

 Sabemos, pues, que este texto de hoy es uno de los hitos de esa teología mesiánica que recorre todo el AT. Una teología que no tiene que ver nada con los planteamientos socio-políticos de la monarquía sagrada y su descendencia, ya que Dios no elige, ni se compromete, con un sistema de gobierno, sino que los profetas se valieron de ello como símbolo del «Reino de Dios», acontecimiento de justicia y de paz. En el texto, a pesar de todo, hay una crítica de Dios a estar “encerrado” en una “casa” construida por intereses político-religiosos. Dios quiere y desea algo más humano y más digno. La respuesta, para nosotros los cristianos, la tenemos en el texto del evangelio: Dios se construye una morada en el seno materno de María.

  • IIª Lectura: Romanos (16,25-27): El evangelio, misterio de salvación de Dios

 La segunda lectura es de Romanos, concretamente la “doxología” final, un himno en definitiva, que presenta varias dificultades textuales: algunos manuscritos la sitúan en otro momento (v.g. Rom 14, 23; o Rom 15,33). Incluso, hay autores que piensan que es un remate extraño a la carta a los Romanos, propio de la tradición paulina. Se recurre al «evangelio que proclama», que es el punto focal de toda la carta. Pero el evangelio no es de Pablo, no se lo ha inventado él, sino que se le ha manifestado para darlo a conocer. El evangelio es Jesucristo que revela el misterio de Dios para que todos los pueblos, no solamente el pueblo judío o la Iglesia, sean beneficiarios de los dones divinos. El evangelio debe ser la buena noticia que impregne todos los corazones de los hombres.

 En realidad, para entender la densidad de lo que se quiere decir aquí, habría que considerar toda la carta a los Romanos, que es el escrito paulino más consistente de su pensamiento teológico y de su predicación de la gracia salvadora de Dios. En Cristo se revela el misterio de Dios ¿Qué misterio? el de la salvación de todos los hombres, judíos o paganos. Este es el tema fundamental de la carta a los Romanos, y por eso esta doxología o himno final tiene en cuenta toda la teología de la carta a los Romanos, expresada ya desde 1,16-17. En este sentido, pues, el evangelio, que es Jesucristo, nos revela el misterio de la salvación de Dios. Y este evangelio comienza desde que es “hijo de David” (Rom 1,3), es decir, desde la Encarnación y nacimiento de Jesús para lo que nos preparamos en Adviento.

Fray Miguel de Burgos Núñez(1944-2019)