Presentaron a Jesús a un endemoniado mudo. La palabra mudo implica también sordera. No era mudo por naturaleza, no se trata de un defecto físico sino que tiene su raíz en la acción diabólica. Diabólico es lo que se opone al designio salvífico de Dios. Diabólicas son las actuaciones negativas que podemos realizar los humanos desde nuestro mal uso de la libertad.
Podemos así considerar que sordo-mudo es aquel esta privado de la comunicación con Dios y con los demás. Aquel que no quiere o aquel al que le impiden escuchar la voz de Dios.
Jesús echa los demonios, enseña en las sinagogas, recorre ciudades y aldeas, anunciando el Reino de Dios, curando enfermedades y dolencias.
Y lo hace no con el poder del Jefe de los demonios sino movido por la compasión hacia las personas que están abandonadas y como ovejas sin pastor. La misión es una obra de "compasión", de misericordia para con los pobres, los enfermos y los pecadores, que viven como "ovejas sin pastor".
Pero Jesús no se queda solo en “quitar el mal” Él ve que hay mucho bien: la mies es mucha.
Jesús quiere vincularnos a su misión… y lo primero que nos pide; rogad: hablad con Dios, no seáis sordo-mudos ante su palabra; «rogad, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Dicho con otras palabras: mirad cuanto bien ha puesto Dios en el mundo. Vosotros orad al padre y recoged en nombre de Dios tanta bondad, tanta generosidad, tanta fraternidad, tanta mies que ofrecer al Padre…
Recordamos hoy los dominicos a: San Juan de Colonia y compañeros mártires.
Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)