“Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco” (Mc 6,31)
Así habla Jesucristo a los apóstoles al escuchar lo que éstos le contaban al concluir su misión. El Señor, después de escucharlos, invita a los apóstoles a ir con él a un lugar tranquilo para que puedan descansar. Todo parece muy normal. Sin embargo, está presente en mi mente lo que solemos decir a quien se acerca a nosotros después de una jornada intensa de trabajo: “Ve, descansa un poco y más tarde hablamos”. Con estas palabras, u otras parecidas, aconsejamos a la persona cansada el modo adecuado para poder continuar su jornada: primero, retírate y descansa; después hablamos.
Jesucristo no invita a sus apóstoles a que vayan a descansar, alejándose de él. Por el contrario, les dice: Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco. Estas palabras del Señor recuerdan aquellas otras que decía a todas las personas que le rodeaban y que se encuentran en el evangelio de Mateo: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré (Mt 11,28). Aunque en el evangelio de Marcos no aparece la misma expresión, su sentido es coherente con lo que en este domingo Marcos pone en boca de Jesús diciéndoles a los discípulos: Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco. El imperativo “venid” indica que el Señor ofrece a sus discípulos el descanso que necesitan, no alejándose de él, sino estando a su lado.
Certera indicación para nosotros que andamos atareados y faltos de descanso. Tal descanso lo encontraremos todos “a solas” con el Señor.