7/7/24

NOVENA DE LA VIRGEN DEL CARMEN 2024 EN NUESTRA PARROQUIA


  La novena de la Virgen del Carmen se comenzara a rezar en nuestro principal templo, los dias y horario que se indican, como también que servicio tendrá a cargo la celebración:

DOMINGO 07 A LAS  10,309HRS.  ASOC. MEDALLA MILAGROSA

LUNES 08 A LAS  19,00HRS. DIACONO MIGUEL ALARCON Y SEÑORA

MARTES 09 A LAS 19,00HRS. CATEQUISTAS

MIERCOLES 10 A LAS 19,00HRS. MOVIMIENTO DE CURSILLOS

JUEVES 11 A LAS 19,00HRS. GAP

VIERNES 12 A LAS 19,00HRS. SERVICIO DEL 1%

SABADO 13 A LAS 19,00HRS. SEVICIO DE LITURGIA

DOMINGO 14 A LAS 10,30HRS. SERVICIO DE ACCION SOCIAL

LUNES 15 A LAS 19,00HRS. DIACONO JOSE GARATE Y SEÑORA

MARTES 16 A LAS 11,00HRS. MISA SOLEMNE EN HONOR A LA VIRGEN DEL CARMEN


                 Todos invitados a participar activamente y saludar a nuestra Patrona la Virgen del Carmen. 

EVANGELIO LUNES 08-07-2024 SAN MATEO 9, 18-26 XIV SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:
«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».
Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y al verla le dijo:
«¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado».
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús Llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:
«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».
Se reían de él.
Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano y ella se levantó.
La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

                                 Es palabra del Señor

REFLEXION

El amor misericordioso de Dios, que hemos visto en la primera lectura de Oseas, se continúa de forma explícita en el amor de Jesús, concretado hoy hacia dos personas necesitadas. Él no excluye a nadie. Por eso, entendemos que ese jefe de la sinagoga, Jairo, se acerque con confianza a solicitar su ayuda. Se postra ante Él, seguro de su bondad ante su angustia por la muerte de su hija. Al mismo tiempo, mientras va de camino hacia la casa del jefe de la sinagoga, una mujer con hemorragias desde hace doce años, se atreve a tocar el borde del manto convencida de que eso le traerá la curación. En ambos casos el milagro se produce.

La fe en Jesús hace pasar de la muerte a la vida. Él no rechaza a nadie bajo ningún concepto. A la mujer, un tanto asustada por la reacción de Jesús (“¿Quién me ha tocado?”), siente su mirada comprensiva con esa frase tan consoladora: “Ánimo, hija. Tu fe te ha salvado”. A la hija de Jairo le devuelve la vida, tras proclamar que la “niña no está muerta, sino dormida”.

Jesucristo está siempre disponible para cualquier persona atribulada. Él siempre nos espera y nos acoge, pero nos pide que tengamos fe en su persona. Y ésta es la actitud con la que estos dos personajes del Evangelio se acercan al Señor para pedirle una gracia, para esperar un consuelo, a pesar de las condiciones tan adversas que se les presentaban: la muerte de una hija y una enfermedad de toda la vida. En ambos casos, como en todos los demás, son respuestas del poder de Jesús a la fe de los que a Él se acercan. La manifestación de su poder se corresponde con la intensidad de la fe de los que llegan hasta Él.

El punto clave de este pasaje no es otro que la vida. Tanto la mujer enferma de hemorragia, como la niña muerta, tienen necesidad de la vida. Jesús ha venido a traer vida y vida abundante (Jn 10,11). No es necesaria solo la vida material, sino la otra más profunda, que abarca a toda la realidad personal y que identificamos con la vida espiritual. Por eso, hemos de acercarnos a Jesús conscientes de que Él es “camino, verdad y vida”.

¿Cómo es tu relación con Dios? ¿Solo acudes a Él cuando estás pasando un mal momento o mantienes con Él una relación de amistad a diario? ¿Qué buscas en esa relación?

Fray Salustiano Mateos Gómara O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

6/7/24

DOMINGO 07 DE JULIO DECIMOCUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO





 Ser cristianos nos pide ser siempre testigos de la verdad, a pesar de nuestras debilidades y aunque parezca que no se obtiene ningún resultado. Nos puede tocar ser testigos ante un pueblo rebelde y obstinado que no nos escucha. Pero la verdad, sea o no escuchada, tiene valor por sí misma. No debemos dejar de proclamarla.

Somos testigos débiles. Las debilidades podríamos usarlas como excusa o podrían movernos al desánimo. Pero también podemos leerlas como un modo de evitar la tentación de soberbia y encontrar en ellas una forma de unir nuestra vocación cristiana y nuestras miserias. Es la gracia de Dios la que nos hace testigos y ella basta.

Cuando de alguien conocemos su procedencia, quién es, cuáles son su vida y sus errores, somos dados a pensar o hasta decir ¡¿quién cree este que es?! El mismo Jesús empezó a enseñar en su propia tierra, entre los suyos, y nadie creía en él. ¡Qué difícil se hace identificar el rostro de los profetas entre quienes convivimos a diario!

Fray José Antonio Fernández de Quevedo
Real Convento de Santo Domingo (Almería)

LECTURAS DEL DOMINGO 07-07-2024; DECIMOCUARTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 

Primera Lectura

Lectura del Profeta Ezequiel 2, 2-5

En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía:
«Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus padres me han ofendido hasta el día de hoy. También los hijos tienen dura la cerviz y el corazón obstinado; a ellos te envío para que les digas: "Esto dice el Señor." Te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, reconocerán que hubo un profeta en medio de ellos».

                                               Es palabra del Señor

Salmo

Sal. 122, 1-2a. 2bcd. 3-4 R. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R.

Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia. R.

Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos. R.



Segunda Lectura

Lectura de la segunda carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12, 7-10

Hermanos:
Para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un emisario de Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres veces le he pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido:
«Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad».
Así que muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo.
Por eso vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

                               Es palabra del Señor

REFLEXION

  • ª Lectura: Ezequiel (2,2-5): El profeta, el hombre sin miedo

 La primera lectura de este domingo la tomamos de Ezequiel, y viene a ser como una especie de relato de llamada profética; así es el caso de otros profetas de gran talante (Isaías 6 en el templo; Jeremías 1), porque se debe marcar una distinción bien marcada entre los verdaderos y falsos profetas. En la Biblia, el verdadero profeta es el que recibe el Espíritu del Señor. De esa manera, pues, el profeta no se vende a nadie, ni a los reyes ni a los poderosos, sino que su corazón, su alma y su palabra pertenecen el Señor que les ha llamado para esta misión. Por ello sabemos que los verdaderos profetas fueron todos perseguidos. Es probable que padezcan una “patología espiritual” que no es otra que vivir la verdad y de la verdad a la que están abiertos.

 El pueblo «rebelde» se acostumbra a los falsos profetas y vive engañado porque la verdad brilla por su ausencia. Por eso es tan dura la misión del verdadero profeta. Quizás, para entender todo lo que significa una llamada profética, que es una experiencia que parte en mil pedazos la vida de un hombre fiel a Dios, debemos poner atención en que a ellos se les exige más que a nadie. No hablan por hablar, ni a causa de sus ideas, sino que es la fuerza misteriosa del Espíritu que les impulsa más allá de lo que es la tradición y la costumbre de lo que debe hacerse. Por eso, pues, el profeta es el que aviva la Palabra del Señor.

  • IIª Lectura: 2ª Corintios (12,7-10): La fuerza de la debilidad

 La segunda lectura es probablemente una de las confesiones más humanas del gran Pablo de Tarso. Forma parte de lo que se conoce como la carta de las lágrimas (según lo que podemos inferir de 2Cor 2,1-4;7,8-12). Es una descripción retórica, pero real. Se habla del «aguijón (skolops, algo afilado y punzante) de su carne» es toda una expresión que ha confundido a unos y a otros; muchos piensan en una enfermedad. Es la tesis más común, de una enfermedad crónica que ya arrastraba desde lo primeros tiempos de la misión (cf Gal 4,13-15). Pero no habría que descartar un sentido simbólico, lo que apuntaría probablemente a los adversarios que ponen en entredicho su misión apostólica, ya que habla de un «agente de Satanás». Aunque bien es verdad que en la antigüedad el diablo escudaba los tópicos de todos los males, reales o imaginarios. ¿Es algo biológico o psicológico? En todo caso Pablo quiere decir que aparece “débil” ante los adversarios, que están cargados de razones. Quiere combatir, por el evangelio que anuncia y por él mismo, desde su experiencia de debilidad; las que los otros ven en él y la que él mismo siente.

 Para ello, el apóstol recurre, como medicina, a la gracia de Dios: “te es suficiente mi gracia (charis), porque la potencia (dynamis) se lleva a cabo en la debilidad (astheneia)” (v. 9); una de las expresiones más logradas y definitivas de las teología de Pablo. Esa gracia le hace fuerte en la debilidad; le hace autoafirmarse, no en la destrucción, ni en la vanagloria, sino en aceptarse como lo que es, quién es, y lo que Dios le pide. Pablo construye, en síntesis, una pequeña y hermosa teología de la cruz; es como si dijera que nuestro Dios es más Dios cuanto menos arrogantemente se revela. El Dios de la cruz, que es el Dios de la debilidad frente a los poderosos, es el único Dios al que merece la pena confiarse. Esa es la mística apostólica y cristiana que Pablo confiesa en este bello pasaje. Es como cuando Jesús dice: «quien guarda su vida para sí, la perderá» (cf Mc 8,35) . Es un desafía al poderío del mundo y de los que actúan de esa manera en el seno mismo de la comunidad.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

EVANGELIO DOMINGO 07-07-2024 SAN MARCOS 6, 1-6 XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».
Y se escandalizaban a cuenta de él.
Les decía:
«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.
Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

                                                 Es palabra del Señor

REFLEXION

 El texto del evangelio de Marcos es la versión primitiva de la presencia de Jesús en su pueblo, Nazaret, después de haber recorrido la Galilea predicando el evangelio. Allí es el hijo del carpintero, de María, se conocen a sus familiares más cercanos: ¿de dónde le viene lo que dice y lo que hace? Lucas, por su parte, ha hecho de esta escena en Nazaret el comienzo más determinante de la actividad de Jesús (cf Lc 4,14ss). Ya sabemos que el proverbio del profeta rechazado entre los suyos es propio de todas las culturas. Jesús, desde luego, no ha estudiado para rabino, no tiene autoridad (exousía) para ello, como ya se pone de manifiesto en Mc 2,21ss. Pero precisamente la autoridad de un profeta no se explica institucionalmente, sino que se reconoce en que tiene el Espíritu de Dios.

 El texto habla de «sabiduría», porque precisamente la sabiduría es una de las cosas más apreciadas en el mundo bíblico. La sabiduría no se aprende, no se enseña, se vive y se trasmite como experiencia de vida. A su vez, esta misma sabiduría le lleva a decir y a hacer lo que los poderosos no pueden prohibir. En el evangelio de San Marcos este es un momento que causa una crisis en la vida de Jesús con su pueblo, porque se pone de manifiesto «la falta de fe» (apistía). No hace milagros, dice el texto de Marcos, porque aunque los hiciera no lo creerían. Sin la fe, el reino que él predicaba no puede experimentarse. En la narrativa del evangelio este es uno de los momentos de crisis de Galilea. Por ello el evangelio de hoy no es simplemente un texto que narra el paso de Jesús por su pueblo, donde se había criado. Nazaret, como en Lucas también, no representa solamente el pueblo de su niñez: es todo el pueblo de Israel que hacía mucho tiempo, siglos, que no había escuchado a un profeta. Y ahora que esto sucede, su mensaje queda en el vacío.

 Sigue siendo el hijo del carpintero y de María, pero tiene el espíritu de los profetas. Efectivamente los profetas son llamados de entre el pueblo sencillo, están arrancados de sus casas, de sus oficios normales y de pronto ven que su vida debe llevar otro camino. Los suyos, los más cercanos, ni siquiera a veces los reconocen. Todo ha cambiado para ellos hasta el punto de que la misión para la que son elegidos es la más difícil que uno se pueda imaginar. Es verdad que el Jesús taumaturgo popular y exorcista es y seguirá siendo uno de los temas más debatidos sobre el Jesús histórico; probablemente ha habido excesos a la hora de presentar este aspecto de los evangelios, siendo como es una cuestión que exige atención. Pero en el caso que no ocupa del texto de Marcos no podemos negar que se quiere hacer una “crítica” (ya en aquél tiempo de las comunidades primitivas) a la corriente que considera a Jesús como un simple taumaturgo y exorcista. Es el profeta del reino de Dios que llega a la gente que lo anhelaba. En esto Jesús, como profeta, se estaba jugando su vida como los profetas del Antiguo Testamento.

Fray Miguel de Burgos Núñez
(1944-2019)

5/7/24

EVANGELIO SABADO 06-07-2024 SAN MATEO 9, 14-17 XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, los discípulos de Juan se acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque revientan los odres: se derrama el vino y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan».

                                  Es palabra del Señor

REFLEXION

Los discípulos de Juan el Bautista, que habían aprendido de él la importancia de la ascesis en la vida, preguntan a Jesús por qué sus discípulos no van en esta misma línea ascética, en concreto no ayunando.

La respuesta de Jesús va en dos direcciones. En primer lugar, les habla de los amigos del novio. Que mientras esté con ellos no pueden pensar en ascesis, en ayunos, en luto, sino en la alegría de disfrutar de su amistad. Sabiendo además que Jesús nos dice  “yo estaré siempre con vosotros hasta la consumación de los siglos”

En segundo lugar, hace referencia al paño nuevo y al vino nuevo. No se pueden mezclar con el paño viejo y el vino viejo, porque todo se estropearía. Evidentemente lo de Jesús tiene mucho de nuevo, respecto a lo antiguo. Empezando por su persona, con un tinte muy distinto, con muchas novedades respecto a lo antiguo. Y siguiendo por el Dios que nos presenta. De un Dios juez y castigador nos habla de un Dios Padre que rebosa amor y perdón, capaz de amar y de perdonar a todo hombre haya cometido los pecados y desviaciones que haya cometido. Y como tono general de nuestro comportamiento nos presenta su modo de vivir siendo nuestro “camino, verdad y vida”. Todo ello supera con mucho los moldes antiguos. Nosotros hemos de  quedarnos con el paño nuevo y el vino nuevo. Hemos de quedarnos siempre con Jesús.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

4/7/24

EVANGELIO VIERNES 05-07-2024 SAN MATEO 9, 9-13 XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él se levantó y lo siguió.
Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a justos sino a pecadores».

                                    Es Palabra del Señor

REFLEXION

La lectura del evangelio de hoy nos presenta dos escenas relacionadas entre sí. La primera de ellas es la llamada a Mateo (v.9) y la otra, una comida de Jesús con los publicanos y pecadores que provoca una controversia con los fariseos (vv 10-13).

La primera escena sigue el esquema de una vocación o llamada ya utilizado con los primeros discípulos. Jesús “ve”, “dice”, para señalar que la iniciativa de la llamada parte de él. Del llamado a su seguimiento se nos indica su nombre (que en Marcos y Lucas es Leví), y su actividad o profesión: recaudador de impuestos. Los publicanos eran los encargados de recaudar impuestos para Roma obteniendo el mayor beneficio posible a costa de una gestión en muchos casos fraudulenta, de ahí que no fueran aceptados por la gente. La llamada de Jesús a un publicano resultaba provocadora. El imperativo: Sígueme, en presente está indicando una acción continuada, no de ese momento específico, sino que Jesús lo está invitando a un discipulado más duradero, para toda la vida. Igualmente llama la atención, la respuesta de Mateo que, dejando su trabajo habitual, se levantó, y se dispuso a recorrer el camino de seguimiento del Maestro.

La segunda escena sitúa a Jesús entorno a la mesa con publicanos y pecadores. La narración nos acerca a un espacio de comensalidad, dónde todas las personas son incluidas. Los fariseos van a comenzar esta controversia con una pregunta a los discípulos acerca de con quienes come su Maestro. En el judaísmo había personas con las que no se podía compartir la mesa, bien por su forma de actuar (publicanos y pecadores), por su condición social (ciegos, cojos, etc); o por su raza. Todo ello los excluía de la comunión con los miembros del pueblo elegido.

Aunque la pregunta estaba dirigida a sus discípulos, es el mismo Jesús quien responde a los fariseos a quienes ha escuchado murmurar sobre él. Y lo hace en tres tiempos: el primero de ellos con una especie de refrán: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos”, a continuación, con una cita de la Escritura del profeta Oseas 6,6: “Misericordia quiero y no sacrificios”, y por último con una consecuencia sobre su misión: “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores”. Jesús no ha venido a separar a nadie sino a curar y sanar las heridas de la humanidad.  Sentarse a la mesa habla mucho de identidad, de proyectos comunes, de comunión de vida con todo ser humano. Podríamos preguntarnos alguna vez ¿con quienes nos sentamos a la mesa?  ¿a qué somos llamados/as?

Hna. Carmen Román Martínez O.P.
Congregación de Santo Domingo

3/7/24

EVANGELIO JUEVES 04-07-2024 SAN MATEO 9, 1-8 XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO





En aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. En esto le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico:
«¡Ánimo, hijo!, tus pecados te son perdonados».
Algunos de los escribas se dijeron:
«Este blasfema».
Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo:
«¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados —entonces dice al paralítico—: “Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa”».
Se puso en pie y se fue a su casa.
Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

                           Es palabra del Señor

REFLEXION

Esta frase del Señor al paralítico nos dice el Evangelio que escandalizó a muchos de los presentes… Lo que no nos dice es qué efecto causó al paralítico y, sin embargo, estoy convencido que fue ya determinante para él que le llamara “hijo” y que le perdonara sus pecados… Y es que Jesús interviene con la fuerza del Padre en la historia de esta persona y lo llama, desde la oscuridad del mal y el sinsentido, a la luz de la Bienaventuranza.

Esta Revelación de Dios en la historia de una persona y de una comunidad que la presenta precede al milagro físico. Con Jesús Dios entra en nuestra historia paralizada por el mal y el pecado y nos anima a convertirnos. Y es que el mal, las “estructuras de pecado” que diría San Juan Pablo II, nos atenazan y no nos dejan vivir ni caminar. Jesús ha venido para dar de nuevo vigor a nuestras piernas, a nuestros corazones, en la Misión del Reino.

La Iglesia es quien nos presenta al Señor que viene por el camino de nuestra vida y prepara, mediante los sacramentos, nuestro corazón para el encuentro y la palabra de ánimo de Jesús que, de seguro, ya resuena entre otros tantos sonidos que nos rodean y dispersan. La clave está en reconocerle y que nuestras piernas experimenten la fuerza para levantarnos, seguirle en la Misión que nos encomiende.

«La pereza es un pecado feo, puede afectar a cada hombre: es vivir porque es gratis el oxígeno, el aire, es vivir siempre mirando a los otros que son más felices que yo, vivir en la tristeza, olvidar la alegría. Es un pecado que paraliza, nos hace paralíticos. No nos deja caminar. A nosotros Jesús hoy nos dice: Levántate, toma tu vida como es, bonita, fea, como sea, tómala y ve adelante. No tengas miedo, ve adelante con tu camilla — “Pero, Señor, no es el último modelo…” — ¡Pero ve adelante! ¡Con esa camilla fea, quizá, pero ve adelante! Es tu vida, es tu alegría».

(Homilía de S.S. Francisco, 28 de marzo de 2017, en santa Marta)

D. Carlos José Romero Mensaque, O.P.
Fraternidad “Amigos de Dios” de Bormujos (Sevilla)

 

2/7/24

EVANGELIO MIERCOLES 03-07-2024 SAN JUAN 20, 24-29 XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».

                              Es palabra del Señor

REFLEXION

Hoy la Iglesia celebra la Festividad del Apóstol Tomás, apodado Dídimo o el mellizo.

Como bien nos indica la carta a los Efesios 2, 19-22 que hoy leemos, “estamos edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas”, y por eso nos vamos a detener en la figura del apóstol Tomás, sin olvidar nunca que “la piedra angular es el mismo Cristo Jesús”.

Varias son las intervenciones de Tomás en el Evangelio, pero nos fijaremos en la que se nos relata en Juan 20 la escena de su incredulidad, que tuvo lugar ocho días después de la Pascua. Sus palabras lo delatan, a la vez que en el fondo ponen de manifiesto la convicción de que a Jesús ya no se le debe reconocer por el rostro, sino más bien por las llagas «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré» (Jn 20, 25). Tomás considera que los signos distintivos de la identidad de Jesús son ahora sobre todo las llagas, en las que se revela hasta qué punto nos ha amado.

A la interpelación de Jesús: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente» (Jn 20, 27). Tomás reacciona con la profesión de fe más espléndida del Nuevo Testamento: «Señor mío y Dios mío» (Jn 20, 28).

San Agustín comenta: Tomás «veía y tocaba al hombre, pero confesaba su fe en Dios, a quien ni veía ni tocaba. Pero lo que veía y tocaba lo llevaba a creer en lo que hasta entonces había dudado» (In Iohann. 121, 5). El evangelista prosigue con una última frase de Jesús dirigida a Tomás: «Porque me has visto has creído. Bienaventurados los que crean sin haber visto» (Jn 20, 29).

Muy acertadamente escribió el Papa Benedicto XVI: “esta frase puede ponerse también en presente: «Bienaventurados los que no ven y creen». En todo caso, Jesús enuncia aquí un principio fundamental para los cristianos que vendrán después de Tomás, es decir, para todos nosotros. Es interesante observar cómo otro Tomás, el gran teólogo medieval de Aquino, une esta bienaventuranza con otra referida por san Lucas que parece opuesta: «Bienaventurados los ojos que ven lo que veis» (Lc 10, 23). Pero el Aquinate comenta: «Tiene mucho más mérito quien cree sin ver que quien cree viendo» (In Johann. XX, lectio VI, § 2566)”.

Y nosotros ¿somos de los que necesitan ver, sentir, experimentar algo para creer o nos basta con la Palabra de Jesús?

Pues que santo Tomás nos alcance de Dios esta fe fuerte, recia que no necesita de ver para creer y eso nos haga felices y nos lleve a proclamar esa Buena Nueva al mundo entero (cf. Salmo 116).

None Monasterio Sancti Spiritus - MM. Dominicas

1/7/24

EVANGELIO MARTES 02-07-2024 SAN MATEO 8, 23-27 XIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 





En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.
En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron y lo despertaron gritándole:
«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».
Él les dice:
«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».
Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados:
«¿Quién es este, que hasta el viento y el mar lo obedecen?».

                             Es palabra del Señor

REFLEXION

Todos sabemos, aunque algunos no tengamos experiencia, la dificultad de los pequeños barcos, de las lanchas, cuando en el mar se suscita una tormenta. Es lógico el miedo, la preocupación y la angustia. Todos sabemos cómo el Mediterráneo se está convirtiendo en un gran cementerio de personas, que, en condiciones infrahumanas, quieren tener una vida mejor y no llegan al destino.

En el Evangelio de hoy vemos cómo los discípulos se sienten angustiados, con miedo, por doble motivo: uno, la tormenta que les inquieta y les preocupa, otro, porque Jesús duerme y da la impresión de que no quiere enterarse. ¿Cuál de las dos será la que el Evangelista querrá resaltar? Por la respuesta que da Jesús, yo me inclino, por el segundo. Para vencer la tempestad sabían ellos más que Jesús.

Yo, he desarrollado mi ministerio pastoral en una parroquia cuyo templo tenía forma de barco. El arquitecto, en pleno Concilio, la ideó  así, como una barca que tenía que navegar  a través de las calles de la ciudad. Tiene mucha luz, que como en el mar, entra de arriba y por abajo.

En mi actividad pastoral y, a la hora de explicar la estructura del templo, les explicaba el sentido de Iglesia como una barca, donde Jesús no duerme, sino que está presente. Y les decía que, cuando falla su presencia en la comunidad parroquial, ésta sucumbe ante las dificultades. No hay que olvidar que Jesús está con la comunidad y en medio de ella. Nos acompaña, y esa compañía provoca confianza, amor, sentido comunitario, ánimo, ilusión, esperanza y, sobre todo, sostiene a la comunidad.

La barca de la Iglesia hoy, da la sensación, que algunas veces olvida a Jesús. Se mira mucho a sí misma y deja de lado a Jesús. Parece no ser Él el centro de la comunidad, el importante, el guía y maestro, aquel que quita los miedos y nos ayuda ante las dificultades, pues las tenemos.

Pidamos hoy a Jesús que nos acompañe, nos siga instruyendo con su Palabra y que los seguidores de Él no recibamos la reprimenda ¿Qué os pasa? ¿Es que no tenéis fe? ¿Es que no confiáis en mí?. No os preocupéis, yo estoy siempre con vosotros, pero dejaros instruir. Aurrera- Adelante. Con Jesús hacemos Iglesia de Jesús.

Fr. Mitxel Gutiérrez Sánchez O.P.
Convento de S. Valentín de Berrio Ochoa (Villava)