Es palabra del Señor
REFLEXION
El
texto es la confinación de lo indicado antes, expresado por la misma boca de
Jesús. Jesús promete a Natanael pasar de la fe a la visión. De la
incertidumbre de la fe, a la certeza de la visión. Alcanzará la visión porque
previamente tuvo fe. Una fe que se basa en un hecho, que diríamos banal, del
conocimiento que Jesús tiene de Natanael, cuando está bajo un árbol. Cuando
la mente y con ella el corazón están abiertos a reconocer la bondad, la
verdad de alguien como Jesús, que se hace presente en su vida, se llegará a
experimentar la relevancia de ese Jesús: los ángeles le sirven. En
las dos lecturas, pues, lo que se afirma es la centralidad de Jesús. Su preeminencia.
Preeminencia en su condición humana. Es decir, en un grado más bajo en su
naturaleza que los ángeles: “poco inferior a los ángeles”, dice el salmo 8
que es el hombre. Pero que asciende a estar por encima de ellos, por su
fidelidad al proyecto del Padre sobre cómo llevar a cabo su misión como
hombre. Los
ángeles son para nosotros los mensajeros que nos acercan a Jesús, que cuidan
de nuestros pasos, para experimentar la presencia de Jesús en nuestra propio
ser, en nuestra historia, en nuestra esperanza de realización suprema y feliz
como seres humanos. Están puestos por Dios para servir a los seres humanos, a
los que tienen la misma naturaleza del Hijo del hombre. Celebrar
la fiesta de estos arcángeles es ocasión para preguntarnos si nosotros como
seres humanos nos valoramos, y valoramos a los demás, por tener la misma
naturaleza, pisar la misma tierra, vivir en la misma sociedad, que quien es
honrado, exaltado por los mismos ángeles, como dice el texto evangélico. |
Fray Juan José
de León Lastra O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)