Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois
de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que
escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le
encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te
induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las
dos manos a la “gehenna”, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace pecar, córtatelo: más te vale
entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna.”
Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te
vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la
“gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».
Es palabra del Señor
REFLEXION
El evangelio de hoy nos cuenta una pequeña
historia, parecida a la que hemos encontrado en la vida de Moisés sobre el
espíritu que se da libremente a dos personajes que no pertenecían al grupo de
los ancianos. En este caso, Juan, ha encontrado a alguien que hace milagros o
exorcismos y quiere impedírselo como si eso fuera exclusivo de Jesús, el
profeta de Nazaret. Pero Jesús, en una respuesta que se asemeja a la de Moisés
exige que no se le impida, porque todo el que hace el bien (ese es el sentido
que puede tener el hacer milagros en nuestro texto) no puede estar contra Jesús
que vino a hacer el bien a los hombres. Es verdad que existe otra sentencia de
Jesús, de la fuente Q, que no estaría en esta línea (cf Mt 12,30; Lc 11,23):
“quien no está conmigo, está contra mí” y que expresaría la radicalidad de
algunos profetas itinerantes que defendieron un exclusivismo como el de Juan.
Es
verdad que el conjunto de dichos que se concentran en Mc 9,42-50 se presta a
muchas lecturas. Están expresados con los giros semíticos propios del lenguaje
de contraste. Nadie debe tirarse al mar atado a una piedra; como nadie puede
odiar a los suyos por amar a Jesús y su evangelio. El escándalo del que nos
habla el evangelio de hoy no está relacionado con un puritanismo moralizante
que lleva a excesos inhumanos. Es un escándalo de los “pequeños”, los que
pueden ser “exorcistas extraños”, pero que no son contrarios al evangelio, a la
bondad, a la sabiduría divina. Con sus obras, con sus actitudes y sus luchas
deben ser considerados en toda su dignidad, aunque no sean de los nuestros. Se
quiere poner de manifiesto, por parte de Jesús, que en ellos también hay algo
del reino que él ha venido a traer.
Esta
enseñanza del evangelio de hoy pone de manifiesto que la praxis cristiana no
puede defenderse como exclusivismo y como independencia absoluta. Todos los
hombres son capaces del bien, porque todos los hombres han recibido los dones
de Dios. Por lo mismo, allí donde se trabaja por los demás, donde se abren las
puertas a los hambrientos y los sedientos, aunque no conozcan al Dios de Jesús,
allí los cristianos pueden participar sin exigir garantías jurídicas que
justifiquen sus compromisos. La comunidad cristiana, la Iglesia, no debe
presentarse como el “gheto” de los salvados o redimidos con criterios de
puritanismo y legalismo, porque esta promesa es para todos los hombres.
Fray Miguel de
Burgos Núñez
(1944-2019)