En
aquel tiempo, dijo Jesús:
«¡Ay
de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran
hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido,
vestidos de sayal y sentados en la ceniza.
Por
eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y
tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Quien a vosotros
escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me
rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».
Es palabra del Señor
REFLEXION
Corazaín
y Betsaida, dos ciudades en las que Jesús realizó muchos milagros. Sin embargo,
no fueron capaces de convertirse a su Palabra de amor.
Hay
corazones arrogantes que mantienen su dureza para no aceptar la liberación de
Dios.
Hay
personas que reciben mucho y son poco agradecidas con la gente, con Dios, con
sus hermanos. Mantienen la exigencia de recibir como si fueran dioses y sus
necesidades fueran únicas, y se proclaman como necesidades principales para ser
satisfechas con inmediatez.
La
propuesta de Jesús es la escucha a los enviados de Dios, porque así escucharán
a Jesucristo, y del mismo modo escucharan a Dios, que los ha enviado. Es una
escucha que fundamentalmente se acoge y se transmite.
Se
requiere un corazón dispuesto hacia Dios. Abierto a su palabra y a su amor. No
podemos esperar la conversión de nuestros hermanos si no es el amor el que los
anima a recorrer el camino hacia Dios.
Oremos
para que no sea la terquedad y la ingratitud la que mueva nuestros corazones.
Para que nuestra capacidad de escucha se acreciente cada día, y prepare un
camino de conversión y liberación.
Fray Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)