Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra;
al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te
pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os
traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los
pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen
bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis
cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores,
con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced
el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis
hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso;
no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados;
perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida
generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se
os medirá a vosotros».
Es palabra del Señor
REFLEXION
“Dime con quién andas y te diré quién eres”. Dime
si andas con Jesús, si has dejado que él se apodere de tu corazón… y te diré no
solo quién eres, sino también cuál debe ser tu comportamiento en todos los
momentos y circunstancias de tu vida.
El cristiano es el que se ha dejado seducir por
Jesús y el principio de su actuar es hacer lo mismo que hizo Jesús, seguirle
las 24 horas del día. “El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo”. Tener
también las mismas actitudes que nuestro Padre Dios: “Sed compasivos como
vuestro Padre es compasivo”.
Jesús en el evangelio, nos indican cómo debe ser
nuestra misericordia, nuestra bondad, nuestra humildad, nuestra dulzura,
nuestra compasión, nuestro amor, nuestro perdón, nuestra actitud ante el nos
pegue en la mejilla, y ante el que nos pide… las mismas que las que tuvo Jesús.
Sabiendo también que la desmesura es la nota
predominante de la actuación de Jesús y que nos pide que esa misma desmesura
presida todos nuestros actos. Dos ejemplos de esta desmesura: Jesús nos pide
que amemos no solo a los amigos, sino incluso a los enemigos. Jesús nos pide
que perdonemos a los que nos ofenden no solo dos o tres veces, sino setenta
veces siete, es decir, siempre. Así es Jesús, así debemos ser sus seguidores.
Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)