El Evangelio, nos sitúa en la bondad de la vida. Insiste en que pidamos, busquemos, y llamemos a Dios. Dios es la misma Bondad. La bondad que nosotros tenemos y ofrecemos a nuestros prójimos de manera fraternal, sólo es una insignificante manera de expresar la bondad de Dios. Dios es la eterna Bondad, en él sólo encontraremos esa inmensa expresión de amor. Cuando somos capaces de mostrar bondad al prójimo, ya estamos reconociendo en nuestra vida la presencia de Dios que habita en nuestro corazón. Y somos capaces de mostrar bondad, a pesar de la maldad que vive en el hombre. Es un gran misterio en la vida del hombre. Dios siempre se abre camino en la humanidad para que su bondad sea reconocida.
Por eso, nos dice el Evangelio de Mateo, Pide y se te dará, busca y encontrarás, llama y se te abrirá. Tres verbos que necesitan de la voluntad y el coraje personal.