La existencia de cada persona se realiza y se desarrolla (o se ve impedida y obstaculizada) en diferentes ámbitos: la sociedad, con sus distintos elementos: político, económico, educativo, de valores, legislativo, etc. con las instituciones civiles encargadas de gestionarlos, y la dimensión religiosa de vivir la propia fe en comunidad y en misión.
¿Cómo se relacionan entre sí estos ámbitos necesarios e ineludibles? ¿Hay alguno que domine u obscurezca al otro? ¿Cuál sería el criterio de verificación de que la relación entre ambos ámbitos es correcta y positiva, más aún, se ayudan recíprocamente?
Jesús nos da, en el evangelio de hoy, mucha luz sobre estas cuestiones tan vitales y decisivas.
Fr. Francisco José Rodríguez Fassio
Convento de Santo Domingo Ra’ykuéra – Asunción (Paraguay)