En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
Posiblemente la primera vez que oímos las palabras de Jesús en el evangelio de hoy, nos chocaron. Parece que se alejan de tantas palabras que salen de su boca donde lo que predomina es la bondad.
Podemos decir que van en la línea de la verdad y él es la Verdad. Y la verdad es que esa generación no hizo caso a las palabras de Jesús y a su persona ante el gran regalo que les ofrecía. Jesús no acaba de comprender cómo esta generación no acepta sus palabras, ni los caminos que les propone… los mejores para conseguir la felicidad, porque todas las palabras de Jesús, todos sus gestos, toda lo que hizo en la vida… fue para ayudar a los hombres, para llenarle de luz ante los interrogantes más fuertes de los hombres… y le rechazan. No es extraño que ante este panorama, subiendo a Jerusalén, a Jesús se le salten las lágrimas porque queriendo reunir a su pueblo como una gallina a sus polluelos le han rechazado.
La reina del Sur y los habitantes de Nínive se levantarán contra esa generación porque hicieron caso a algunos menores que el Hijo del Hombre, como Salomón y Jonás. Bien sabemos que no todos los contemporáneos de Jesús pertenecen a esa “generación perversa”. Muchos le hicieron caso, muchos le siguieron hasta el final, muchos no encontraron a nadie mejor a que a Él: “¿A quién iríamos?, tú solo tienes palabras de vida eterna”. También nosotros queremos ser de estos últimos.