Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».
Es palabra de Dios
REFLEXION
Una vez más asistimos a un debate entre Jesús y los judíos que intentan “pillarle” y rebatirle sus enseñanzas y sus obras. En esta ocasión se enfrentan a Él por la sanación de un poseído.
En el transcurso de la discusión, y tratando el tema de quién da el poder a Cristo contra los malos espíritus, Jesús lanzará la conocida frase de... “el que no está conmigo está contra mi” en el contexto de que quien no se guarda del mal y abandona su casa y sus bienes ante el enemigo que acecha mucho tiene que perder.
Nuestra fuerza, nuestras armas contra los enemigos del alma, es el mismo Cristo Resucitado. Si estamos de su lado, junto a Él, nada debemos temer. A través del Espíritu Santo recibimos la Gracia que cuida y protege.
Con Jesús estamos a salvo del mal que acecha, porque no debemos olvidar que el maligno no descansa y nosotros debemos estar alerta. Lo he dicho muchas veces: oración, lectura de las Escrituras, práctica de la piedad y Eucaristía son las claves de nuestra vida, los pilares de nuestra casa, el sustento del alma del cristiano. Y estar con Jesús y no contra Él nos lleva por la senda de la Salvación.
La elección es muy sencilla: o recoger con Cristo o desparramar sin Él. No valen las medias tintas, en esto debemos ser radicales, como Cristo lo fue con nosotros hasta la muerte, hasta el supremo sacrificio por amor al mundo en el madero de la Cruz.