Los padres y madres quieren que sus hijos e hijas estudien una carrera, tengan un buen trabajo, ganen dinero, alcancen sus metas y sean felices, lo triste de todo esto es que el orden de estas respuestas es así, lo último que se pone es la felicidad, porque están completamente convencidos y así lo transmiten que todo lo anterior es lo que da la felicidad y no ven que la felicidad los llevará más fácilmente a cualquier otra cosa.
Todos tenemos una misión, tarea, objetivo (demos el título que queramos) en esta vida, para algunos es muy fácil realizarla, otros pasan por diferentes caminos antes de encontrarla, otros andan perdidos toda la vida y no llegan nunca a desarrollar eso que era su verdadero sentido, quizá porque no buscan donde van a encontrar o porque se rodean de muchas cosas que les impide ver lo que es Verdad.
Hay muchas sorderas, muchas cegueras, nos escondemos detrás de mucho elemento opaco que creemos que da la felicidad y no buscamos el silencio y la sencillez para poder observar la claridad. Nos parece que el mundo materialista y ruidoso en el que vivimos nos descubrirá el camino a seguir y encontramos en él excusas para no afrontar los retos que nos llevan a nuestro objetivo real.
Quizá necesitemos silencio, en medio de este mundo, no alejándonos de él, sino sabiendo encontrarlo en la realidad que nos rodea y así descubrir cuál es nuestro camino y cómo realizarlo.
¿Cuáles son los ruidos que te aíslan de Dios? ¿Buscas a Dios en tu soledad? ¿Eres capaz de pararte y contemplar el mundo que te rodea y encontrar en él el camino que te toca hacer?